28. 𝔏𝔦𝔫𝔞𝔧𝔢 𝔪𝔞𝔩𝔡𝔦𝔱𝔬.

114 31 1
                                    

—¿Por qué no quitas esto para arreglar las cosas como hombres? —escupió Draco, aporreando la prisión con los puños.

El mortífago sonrió. —Me encantaría, pero no lo he puesto yo.

—¡Edrielle!

Los tres chicos gritaron mi nombre al unísono. Sólo atiné a levantar los hombros en evidente señal de indefensión, ¿Acaso no veían que no poseía varita alguna? De cualquier manera, esta pelea era mía.

—Permítanme contarles una historia —arrastró una silla, colocándola frente al trío de jóvenes—. Empecemos por el matrimonio de Jordiel y Kathalina Urquart, ¿Les parece?

Neville buscó mi atención; su expresión suplicante me partía el corazón, sin embargo, no podía revelarle el hechizo. Yo lidiaría con Rookwood de la mejor manera.

Draco y Harry se miraron entre ellos, sin saber cómo actuar; pronto quedaría expuesta ante todos.

El mortífago suspiró teatralmente y comenzó con una narración de hechos que yo ya conocía. Tardé una vida en armar el rompecabezas completo, pero eso no cambiaba nada.

El apellido Urquart fue relacionado con una de las familias de sangre pura más antiguas de Escocia por siglos. Su relación con los muggles no fue cortés hasta un par de generaciones antes de que naciera Edrielle.

Fue un verdadero escándalo cuando el tío-abuelo de la joven se casó con una bruja de origen muggle, cuyos padres eran campesinos sin prestigio ni dinero. El enojo de su propio padre fue tal, que maldijo a todo aquel que llevase su apellido y deshonrase su posición relacionándose con sangres sucias o traidores a la sangre.

El abuelo de Edrielle mantuvo los principios de la pureza de la sangre siempre presentes y los inculcó a sus hijos, no obstante, ambos se casaron con un par de brujas que el hombre desaprobó por completo, siendo Elphinstone el que recibió la peor muestra de desprecio al contraer nupcias con Minerva McGonagall; una bruja sangre sucia. Se cree que debido a la maldición fue que no pudieron concebir descendencia, aunque, conociendo a Minerva, probablemente fuera por cuestiones distintas.

Asimismo, Henry y Leonie Urquart se vieron frustrados al no poder concebir; no era sorpresa, pues Leonie Longbottom no abrazaba los principios de la pureza de la sangre.

Desesperados, tristes y frustrados de tantos fallidos intentos, recurrieron a una caprichosa y altamente temperamental poción, poco conocida, elaborada con un ingrediente único: plumas, escamas o un cabello de veela. Por supuesto que dio resultado. En junio de 1979 recibieron la noticia de que se convertirían en padres por primera vez.

Lo que el matrimonio desconocía en aquel entonces era que su primogénito no era un milagro sin precedentes, sino un guardián designado a dar su vida por un descendiente de la veela.

—Y es así como terminamos en estas circunstancias —culminó Rookwood, levantándose de la silla y apartándola de una patada.

Los espectadores parecían estar en un profundo trance; Neville palideció rotundamente, Harry tenía el entrecejo fruncido y Draco no podía apartar su plateada mirada de Augustus.

—No tiene sentido.

El hombre se giró hacia el chico, una escalofriante sonrisa se formó en sus labios. Augustus era la representación andante de locura.

—Te enamoraste de alguien que moriría por ti —se burló el mortífago—, hablando en serio. Tardé un tiempo en descubrir cuál de todos los Malfoy sería. Incluso, ¡Llegué a pensar que se trataba de tu padre! ¡Ja!

Draco tragó con dificultad. —No tiene sentido. No tenemos veelas en mi familia.

Una estruendosa carcajada resonó en nuestro aprisionamiento; Harry y Neville contemplaron asombrados al pelirrubio junto a ellos con una expresión incrédula plasmada en sus rostros.

—¡Pequeño ingenuo! ¿De dónde crees que viene esa inusitada belleza tuya? ¿De tu madre? —satirizó Augustus—. No, claro que no. ¿Es que no conoces a tu familia...?

—¡Draco!

Narcissa entró a tropezones, tomando al aludido por el brazo con rudeza. Cuando su atención se centró en Augustus, su rostro palideció, pero recobró un poco de color al notar que se encontraba impedido para llegar a ellos gracias al encantamiento que, cortésmente, había enseñado a la joven.

—¿Por qué no le explicas a tu hijo un poco la historia familiar, Cissy?

Las mejillas de la mujer enrojecieron de furia. —¡No te atrevas a llamarme así!

—Bellatrix estaba loca —señaló el mortífago con diversión—, pero al menos sabía elegir el lado correcto. ¡Traidores! ¡El señor Tenebroso se enterará de esto!

La puerta volvió a abrirse con violencia, dando el paso a Hermione, Ron y mi madre. Leonie cayó de rodillas apenas presenció la escena frente a ella.

—¿Cómo está tu hermano, Longbottom?

Invadida por la furia, conseguí asestar una patada al hombre y recuperar, con gran esfuerzo, mi varita.

—¡Harry! —chilló Hermione—. Hay dementores afuera, demasiados para nosotros.

—¿De qué estás hablando?

—Debes elegir, Edrielle —farfulló Augustus, recuperándose de mi asalto—. Ambos sabemos que tú podrías repeler a cuantos dementores se cruzaran en tu camino, ¿No es cierto?

—¡Nadie podría con hordas!

El tiempo pareció congelarse. Los Malfoy no deberían estar en el lugar, pero lo estaban. No debía haber dementores, pero los había. Mi trabajo era contener la amenaza, pero no lo estaba haciendo. ¿En qué momento se salió todo de control?

—Una decisión y ya, Edrielle.

Mi cabeza daba vueltas, me sentía mareada y si perdía la concentración por un momento, el campo desaparecería. Augustus escaparía, seguramente iría por Lucius y yo moriría de igual forma, sin cumplir con mi misión.

—Tik tok, tik tok —enunció el hombre, empleando un irritante tono cantarín—. El tiempo se acaba.

Y, como un rayo de luz en medio de un obscuro camino, la respuesta llegó tan abruptamente que casi caigo de espaldas. Me planté con firmeza sobre el suelo y reté a Augustus. Un duelo dentro de la gigantesca burbuja era una pésima idea, mas, si salía como debía, no sería peligroso para nadie.

—Jamás creí que un linaje maldito resultase tan útil —murmuré, empuñando la varita con firmeza.

Augustus analizó mis movimientos, expectante. —Esos dementores harán lo que sea por traer de vuelta a nuestro señor, sin importar que yo muera. ¿Lo sabes, no?

—Si quieres el giratiempo, deberás hallarlo primero —señalé nuestro alrededor—. Sólo se revelará ante el fuego.

𝔗𝔯𝔞𝔦𝔡𝔬𝔯 𝔞 𝔩𝔞 𝔰𝔞𝔫𝔤𝔯𝔢 | 𝔇𝔯𝔞𝔠𝔬 𝔐𝔞𝔩𝔣𝔬𝔶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora