¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
— Cada día te sientes peor, no vale pagar por ti —Gruñó el alfa encima de su cuerpo, MinHo tenía la mirada perdida con su cabeza a un lado, no le importó que aún así el alfa volviera a embestirlo.
Sintió dolor, pero ya no sabia como expresarlo.
Cuando el hombre se vino en su abdomen se vistió y cerró la puerta de un portazo, MinHo sabía que su padre le golpearía por no satisfacer a los clientes, pero él ya no podía con eso, llevaba dos años haciendo lo que padre quería, no podía más.
Se levantó y se duchó, se colocó una ropa que le abrigará pues el clima estaba frío y él era sensible a ese tipo de climas, como supuso MinHo, su padre entró, lo tiró a la cama y comenzó a golpearle insultándole de todas las maneras posibles.
Pero después de tantos insultos cada día de su vida MinHo simplemente ya le daba igual.
Cuando le dejó todo su rostro lleno de sangre y su cuerpo con moretones y rasguños salió de la casa, probablemente tomaría hasta perder el conocimiento, MinHo se sentó en la cama e inmediatamente la sangre bajó por su barbilla ensuciando su blanco suéter.
Entre quejidos se levantó y se fue a duchar nuevamente, cuando se colocó su ropa en su habitación notó como estaba oscureciendo, cuando se apoyó en su rota ventana recordó las palabras de su padre, las palabras que lo tenían encadenado a ese lugar.
«—Si algún día llegas a escapar, pequeña escoria. Me aseguraré de encontrarte y hacerte la vida imposible.—»
Y MinHo como el omega miedoso se había quedado allí, permitiendo que otras personas tocasen su cuerpo, pegó su frente suavemente contra el vidrio y suspiro indeciso, tenía la oportunidad perfecta de salir de esa casa, pero ¿A dónde iría? ¿Qué haría?
Un omega como él no tenía la oportunidad de conseguir trabajo pues, no tenía la edad suficiente y ni siquiera había terminado sus estudios, además de eso el trabajo a los omegas era tan escaso que lo único que podían hacer era venderse.
MinHo se agachó y de debajo de su cama sacó una caja con sus ahorros, le alcanzaría por lo menos para comer una semana pero, ¿Dónde se supone quedormiría? Eso después lo pensaría, debía correr de ese lugar.
Se puso sus zapatillas y cuando iba a salir la puerta se abrió haciéndolo quedarse quieto en su lugar, lentamente levantó su cabeza encontrándose con el rostro de su padre mirándolo con asco, su naríz podía oler el fétido pero reconocible olor a alcohol que emanaba el hombre.
— ¿A dónde se supone que vas, zorra? —Habló entre hipidos el hombre, MinHo rápidamente retrocedió.
— ¡Te he hecho una pregunta! —Y levantó su mano, el omega se agachó y pasó por el lado del hombre corriendo, su cuello fue tomado y en segundos su cuerpo se estampó contra la pared, MinHo se removió asustado, las imágenes de su madre muerta le invadieron haciéndole sentir pánico.