Capítulo 18- El niño interior nunca muere

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-Bien, ahora sientate. Nadie te mirará o dirá algo, yo y Sky siempre lo hacemos, aqui es normal que niños de nuestra edad vengan al parque para divertirse.

-Yo...

-Vamos, no seas aburrido-. Angel se sentó en el columpio mientras se balanceaba lentamente con una pequeña sonrisa de calma, lo que llamó la atencion de Max, pocas veces veia reir a el menor, por lo que cada vez que lo hacia, se concentraba en disfrutar cada faccion de este. Finalmente él tambien sonrió para subirse al columpio, miró a los lados en caso de que alguien le estuviera mirando, pero al darse cuenta que tanto los padres como los niños estaban en su propio mundo, comenzó a balancarse.

Angel y Max se quedaron un momento en los columpios, reían mientras veian quien resistía estando tan alto, cuando se bajaron de este decidieron ir al sube y baja, las risas por quien podia aguantar más tiempo aguantando al otro arriba fueron alegres, impresionantemente Angel duro 3 segundos más que Max, finalmente, a eso de las 5 de la tarde, terminaron caminando rumbo a uno de los pocos locales para comer y se pidieron unos churros con manjar.

-Fue genial ¿cierto? Te dije que sería divertido.

-Sí, tenias razon, fue divertido.

-¿Hace cuanto que no te subias a un columpio?

-Hm... unos 10 años.

-¿¡Qué?! ¿ A los 9 dejaste de jugar en los columpios?

-Sí, fue por unos niños que se burlaron y me terminaron sacando del parque a fuerzas.

-Oh ¿ Y Henry no te llevo a ninguno?

-Sí, varias veces intento que volviera a jugar en el parque, pero supongo que mi miedo a que volvieran hacerme eso fue peor.

-Ya veo... Entonces ¿Cómo te sientes ahora?- preguntó Angel mirando al mayor, quien le devolvio la mirada para sonreir y responderle.

-Bien, es genial poder sentirme como un niño nuevamente.

-Tienes 19, Max. Ni que fueras un viejo que trabaja-. Max rió por el comentario para asentir y aprobar lo dicho por el menor. Ambos pasaron lo ultimo de la tarde cominedo churros, tomando jugo y viendo como el sol se escondia detras de las casas para dar paso a la noche.

-Debes tener frio, ten, vayamos a casa-. Dijo Max sacandose su poleron para pasarselo al chico, quien quedo anodado por las palabras del mayor. "a casa" ¿Queria decir a la casa de él o de Max? ¿ O se refería a que... tenian un lugar para ambos?

-Angel ¿ Ocurre algo?

-¿Hm? Ah no, no, solo pensaba, no es..¿Max?-el nombrado se habia acercado al menor para mirarle a los ojos, haciendole sentir nervioso.-Max ¿ Q...qué haces?

-Estas mintiendo.

-¿Qué?

-Estas mintiendo, tienes algo en mente. ¿Olvidas que soy psicologo? hmm... esa mirada me dice que acabas de pensar en algo que te gusta ¿ quizas... una amiguita?-. Max le sonrió tratando de disimular la pena en su corazón al decir esas palabras, mas su acompañante le vio sorprendido.

-N...no, pensaba en... pensaba en todo lo que me has dicho, sigo sin creer que tengas confianza como para decirme cosas tan tuyas, son cosas de tu infancia y aun asi me las has dicho como si llevaramos años siendo amigos.

Max dio un susprio, más de alivio que de otra cosa, para luego sonreir, pararse y mirar al cielo.

-Supongo que me gustas lo suficiente como para decirte cosas de mi vida.

-Gus...¿gustarte?- el menor dejo de comer para ver al suelo con un sonrojo notable, agradeció el hecho de que Max estuviera viendo al cielo y no a él o estaba seguro que moriria de verguenza.

-Sí, me gustas como persona, eres serio y a veces frio, pero tienes un buen corazon, eres amable, tienes tu lado tierno y cordial, siempre tratas de ayudar a otros de la forma más agradable, la que sea mejor opcion para todos, eres.. eres genial. Me gusta eso de tí.

-Ah, comprendo-. Angel no pudo evitar sentirse decepcionado, claro que sería un gusto de amigos y no de atraccion, ¿en que estaba pensando? al menos eso se dijo el menor internamente antes de escuchar las nuevas palabras de Max, aquellas que revolvieron su estomago y le hicieron sentir mariposas flotando, aunque parecian más bien pollitos saltando por todo su vientre.

-Pero tambien me gustas de la otra manera-. Le habia dicho. Angel esta vez le miró para juntar su mirada con la de Max, ambos se quedaron un momento disfrutando de la compañia del otro, hasta que una voz les llamó la atencion.

-¡Max!¡Angel!-. Ambos chicos miraron hacia la voz encontrandose con la chica más querida del grupo, la hermana gemela del menor, SKy. Por detras se acercaba Henry, quien venia con varias bolsas de comida y una de compras, tanto Angel como Max sonrieron para recibir un abrazo de la chica.

-Pensamos que aun estaban en casa, ¿ Qué hacen aqui?

-Venimos al parque, estuvimos un rato en los juegos y luego hemos venido a comprar unos churros ¿quieres? -. Le ofreció Angel a su hermana, quien acepto gustosa.

-Asi que fueron al parque ¿te subiste a los columpios?

-Hm... sí-. Henry le sonrio a su hermano para darle un pequeño golpe en el hombro, recibiendo una queja del menor.

-Me alegra que Angel pueda mostrarte que la vejez esta en lo físico y que por dentro siempre tendremos un niño, es bueno que hayas superado un miedo.

-¿Lo sabias?

-Te conozco desde que naciste, Max, sabia que algo te incomodaba, pero nunca quise preguntarte más de eso, siempre traté de que volvieras a divertirte como un niño, es bueno que Angel lo haya logrado. Realmente debes estar enamorado para hacer eso-. Rió Henry, recibiendo él un golpe por parte de Max.

-Creo que ya es momento de separarnos, mañana tienen clases temprano y no quiero que Max vuelva a llegar media hora atrasado, esto podriamos comerlo en la hora del almuerzo ¿ les parece?-. Los gemelos asintieron para tomar algunas de las bolsas y comenzar a caminar hasta su casa, mientras los otros dos hermanos vieron un momento en que estos doblaran la calle para luego ir a casa, se quedaron un momento leyendo y con notable cansancio se furon a dormir.

Eres mi religión- LG[B]TDonde viven las historias. Descúbrelo ahora