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El reloj siguió corriendo sobre la vivienda de los Choi y tambien el tenso silencio, a excepción del sonido amortiguado de la música en la recámara de JungKook, fuera de ahí todo era silencio.
SooBin había quedado exhausto emocionalmente por lo dramático que había sido su día, mientras que su madre de igual manera se había encerrado en su habitación analizando las confesiones de su hijo menor. Se sentía una pésima madre y Soo sabía muy bien que la mujer se recriminaría por todo, él no quería eso, simplemente tenía muchas cosas en la cabeza y lo dijo de la peor manera que pudo. Ciertamente no estaba enojado con su madre, algo cansado con tantas actividades si pero no era para gritarle todo en la cara.

O eso pensaba ahora que tenía tiempo para recapitular lo dicho en la tarde.

Suspiró cansino volteando a ver a su ventana, era alrededor de media noche y una lluvia azotaba la ciudad, nuevamente pensó que era perfecto escenario para su melancólica realidad.

Se encontraba acostado en su cama pensando en todo y en nada, se sentía tan vacío y a la vez con ganas de hacer todo. Podía dormir por horas o no hacerlo y carcomerse la cabeza como siempre lo hacía.
Ese era tal vez el mayor defecto que el pelinegro odiaba de sí mismo, pensaba demasiado las cosas.

Si tan solo no fuera así las cosas con hyung estarían mejor; se reclamó suspirando nuevamente con pesar.

Dispuesto a ponerse sus pijamas y que el tranquilo sonido de la lluvia le arrullara, se levantó de su cama sin embargo el timbre le hizo preguntarse quien sería a tales horas.
No pensaba abrir pero aquel pequeño botón no dejaba de sonar y parecía que los otros dos habian quedado dormidos.

Bufando salió de su habitación y caminó por el pasillo a checar si su hipótesis era correcta. En la habitación de su madre no se escuchaba ningun ruido mientras que en la de su hermano seguía con un poco de música y al entrar pudo notar que el mayor en realidad estaba dormido con una manzana a medio comer a su lado. Puso los ojos en blanco bajando finalmente.

Prendió las luces necesarias para no caer y llegó a la puerta principal sin esperar lo que vería del otro lado.

—Hyung.

Sorprendiendose del castaño le llamó, esté rápidamente le volteó a ver pues por un segundo había mantenido la vista perdida debatiendose si era lo correcto estar a esas horas en casa del menor.

Aunque realmente no sabía a dónde ir.

Ambos se vieron pero no se dijeron nada, YeonJun no sabía que decirle o como pedirle pasar por unos minutos, estaba completamente empapado de la lluvia que le atacó todo el camino en su corrida desde su propia casa. Sus ropas ya pesaban gracias el exceso de agua, su cabello goteaba y se pegaba a su frente mientras que su cuerpo temblaba ligeramente ante el frío de la madrugada.
SooBin por su parte no podía dejar de ver los moretones en el rostro del mayor, en preguntarse que había pasado para que su labio se encontrara rojo e inchado, su pómulo casi en tonos morados y que su ceja izquierda se encontrara con una ligera abertura y restos de sangre.

El ruido de la lluvia envolvía su incomoda burbuja, aquella que esperaba pacientemente en ser rota. Y al notar que tal vez no se dirían nada, YeonJun bufó soltando una vacía y pequeña risa, sus ojos volteandose hacia el suelo y su cabeza moviéndose en una negativa. Debía imaginar que algo así pasaría.

¿En qué pensé al venir aquí? ;Se reía de sí mismo, su cuerpo dolía y sentía que se desmayaria del cansancio mientras que SooBin estaba ahí, simplemente viéndolo.

El menor no comprendía porqué las pequeñas risas del otro y eso le dejó aún más confundido hasta que ese levantar de hombros en YeonJun dejaron de ser motivos de risa ha ser pruebas del llanto que poco a poco salía de su sistema.
De un momento a otro esa gracia vacia en el mayor comenzaron a ser tímidos lamentos que le llevaron a ocultarlos con la mano derecha en su boca.

Roller Coaster |SooJun|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora