C A P Í T U L O 3
G R E T T A
-¿Cómo mierda es que puedes verla? -pregunté horrorizada.
-¿Se supone que no debería verla? -preguntó Iván sin entender la situación que estábamos viviendo.
-¡No! -grité exasperada -No deberías verla porque ¡está muerta! ¡Ella es un fantasma!
Iván no se movió de debajo de mí. Se quedó estático y no pronunció ninguna palabra durante unos segundos que me parecieron eternos.
-Eso explica porque hace tanto frío aquí -habló al fin.
-¿Frío? ¿Acaso tu también los sientes? -pregunté determinada a obtener respuestas. Me quité de encima suyo y me senté a su lado a la vez que él hacía lo mismo. Al parecer aquella noche no iba a terminar como yo creía.
-Sí, pero no puedo verlos a todos, sólo a los Comunicadores, o eso creo.
Bueno, eso explicaba el hecho de por qué si podía ver a Silvia y no al Vengativo.
-Y no sentí la presencia de ese fantasma hasta que abrió la puerta porque estaba pensando en otra cosa -dijo señalando su entrepierna mientras reía. Sí, a mí me había sucedido lo mismo.
Nos quedamos en un silencio un tanto incómodo debido a que estábamos casi desnudos. Me levanté de la cama, fui directo a mi ropero y seleccioné una larga remera que solía usar de camisón.
-Bueno, parece que yo también debería vestirme -dijo a la vez que observaba en suelo en busca de su ropa.
-Es una lástima, esos abdominales no deberían estar cubiertos por más de diez minutos.
Iván sólo rio y se cubrió el torso cuando encontró su remera. Luego, fuimos a la cocina para preparar el café que le había prometido en el club.
Silvia estaba sentada en el sillón y desde allí me hacía señas que, al parecer, decían algo así como perdón y que Iván era muy sexy.
-Silvia, no me hagas gestos, él también puede verte -gruñí enojada mientras sacaba dos tazas de un mueble.
-Hola, soy Iván - dijo él para presentarse.
-Oh, que educado -cada vez que Silvia hablaba con ternura quería decir que le agradabas, es por eso que supe al instante que Iván le caía bien -. Mi nombre es Silvia y ya me voy.
-Al fin -resoplé lo suficientemente alto para que mi muerta amiga pudiera entender que estaba enfadada con ella.
Acto seguido, Silvia saludó a Iván con una tierna sonrisa de abuelita y atravesó la pared para perderse de nuestras vistas.
-Aún no me acostumbro a lo fácil que les resulta desaparecer -confesó sin apartar sus ojos de la pared.
-Toda la vida es tiempo suficiente para acostumbrarse -dije. Terminé de servir el café en las tazas y las llevé a la mesa junto a un tarro de azúcar.
-¿Acaso tu naciste así? -preguntó mientras se sentaba en la mesa frente a mí. Luego le puso tanta azúcar a su café que creí que eso podría causarle diabetes.
-Sí, ¿tú no?
-No, de hecho, creí que te había pasado lo mismo que a mí -arrugué las cejas y no respondí para que pudiera contarme de qué se trataba. Sin embargo, se tomó su tiempo, como si estuviera buscando las palabras adecuadas -. Hoy, hace un año exactamente, casi me asesinan.
Lo soltó tan repentinamente que me atraganté con el café.
-¡Mierda! ¿Estás bien? -pregunté casi a los gritos debido a la sorpresa. Saben, cuando invitas a alguien a tu casa para tener sexo no esperas a que él también vea gente muerta debido a que algún loco casi lo mata.
-Sí, no te preocupes, fue hace mucho -dijo para restarle importancia, aunque por su mirada pude detectar que no era algo para tomarse a la ligera-. Ese bastardo no pudo conmigo. Mira.
Se incorporó del asiento y luego se levantó la remera para enseñarme una gruesa cicatriz de unos pocos centímetros. Esta le atravesaba la espalda de manera vertical entre las costillas y la cadera. Luego, volvió a sentarse y bebió de la taza como si nada hubiera pasado.
-No se qué decir con respecto a eso -dije anonadada.
-¿Qué? Creí que quizá tu podrías ayudarme a encontrar una explicación para esto.
-Lo siento, hasta hace diez minutos creí que podía hablar con los muertos por una superstición de viejas locas; pero ahora resulta que, si estás apunto de morir pero no lo haces, también puedes hablar con los muertos.
-¡Eso es! -exclamó entusiasmado y dando un golpe sobre la mesa haciéndome sobresaltar -¡Esa es la respuesta!
Sólo lo miré confundida y sin entender a qué a se debía su reacción.
-El hecho de estar a punto de morir me acercó al Más Allá, y ahora estoy en el medio -intentó
-Creo que no te estoy entendiendo -afirmé a la vez que negaba con la cabeza.
-¿Tienes algo para escribir?
Me levanté rápidamente para entregarle una libreta y un bolígrafo que usaba para tomar los pedidos en la cafetería. Iván comenzó a garabatear algo en el papel y luego me lo entregó. Había dibujado una línea casi en el centro de la hoja, sacó una flecha en la parte de arriba y escribió "Más Aquí", luego otra en la parte de abajo que decía "Más Allá", y en la línea central escribió "Nosotros".
-Aquí están los vivos -explicó señalando la parte de arriba, luego señaló la parte de abajo y continuó -, aquí están los muertos y aquí estamos nosotros, justo en el medio -finalizó mientras señalaba la línea central.
- Creo que ahora entiendo por qué la gente nos dice Médium -dije a la vez que observaba su esquema -¿Y qué pasó con tu asesino?
-Todavía lo estoy buscando. Yo lidero la investigación -respondió.
-¿Eso quiere decir que no eres un policía común y corriente? -pregunté después de pensar en todos los rangos policiales y darme cuenta de que sólo alguien importante podría dirigir una investigación.
-Exacto, soy Detective de homicidios -habló a la vez que inflaba el pecho en señal de orgullo.
Otra vez nos quedamos en silencio. Mis pensamientos me llevaban nuevamente al hecho de que a Iván casi lo asesinaron. Sabía perfectamente lo que quería preguntarle, pero no sabía si era adecuado. Sin embargo, después de deliberarlo durante un tiempo en mi mente, decidí preguntar.
-¿Tienes alguna idea de por qué quisieron asesinarte? - no tenía idea de por qué me importaba, pero quería saber la razón. Mi lado morboso, ese al que le gustaba ver películas y documentales sobre esas cosas, salió a la luz. O al menos eso es lo que me dije a mi misma para compensar el hecho de que Iván me gustaba, independientemente del poco tiempo que lo conocía.
- No lo sé, creo que por eso lo estoy siguiendo -negó a la vez que se llevaba la taza a la boca para darse cuenta de que estaba vacía. Luego, su expresión se volvió completamente seria -. Llega un momento en la vida de todo policía en el que se debe enfrentar con su más grande caso, creo que este es el mío. Casualmente, yo también fui una víctima.
- Creo que esta charla amerita otra ronda de café, ¿quieres? -me molestaban las charlas profundas y personales debido a que nunca me abría hacia las personas completamente, no podía contarles a la gente lo que era capaz de ver; es por eso que intentaba evitarlas a toda costa, de otra manera, me sentía culpable por no hablar.
Iván no me respondió porque atendió una llamada telefónica. Su rostro y cuerpo adquirieron una expresión fría y sólo habló con monosílabos. Cuando finalizó, se levantó de la mesa y buscó sus llaves en los bolsillos de su chaqueta.
-Me encantaría, pero tendrá que ser en otra ocasión -dijo acercándose a mí para saludarme, pero como no supimos cómo hacerlo sólo me dio un beso en la mejilla -. Enserio, me gustaría tomar ese otro café.
Luego se acercó a la puerta y la abrió. Pero, cuando estaba a punto de irse, lo detuve.
-Espera, no tienes mi número -hablé rápidamente.
-Descuida, se dónde vives -afirmó a la vez que me guiñaba un ojo.
Después de eso, desapareció al cerrar la puerta y me dejó sola en la cocina con una sonrisa que tardó en disiparse de mi rostro. Después de todo, la noche no había terminado tan mal y me fui a la cama con los primeros rayos del sol.
●●●
Dormí toda la mañana y me desperté recién después del mediodía. Me levanté y fui directo a la cocina en busca de algo para comer porque estaba hambrienta.
Saqué un plato de fideos de la nevera y lo llevé al microondas. Mientras esperaba a que se calentaran, mi mirada se dirigió a la mesa y observé las tazas que habían quedado allí. Sonreí como una tonta mientras las lavaba. Jamás me había cruzado con otra persona que pudiera hacer lo mismo que yo.
Una vez que terminé de acomodar todo me senté en la mesa a comer y a revisar los mensajes en mi celular. La mayoría eran de Christina pidiendo que le contara como me había ido con el "sexy fantasma". Lo dejé de lado y encendí la televisión.
En el canal de noticias, un periodista comenzó a hablar sobre un nuevo asesinato muy cerca de la ciudad en la que vivía. Al parecer, había sido asesinado aquella misma noche con un cuchillo y era la víctima número doce de una serie de brutales asesinatos.
Estaba a punto de cambiar de canal cuando el rostro de Iván hizo su aparición junto al periodista en la escena del crimen. Llevaba puesto un traje negro y habló rápido y claro sin revelar demasiados detalles a la vez que evitaba las curiosas preguntas del reportero.
Él estaba serio y se le notaba cansado, de hecho, todavía tenía algo de verde en su cabello dorado. Por eso se había ido tan rápidamente. Una vez que él reportero lo dejó ir cambié de canales hasta encontrar una película que ya había visto.
Continué comiendo hasta que Silvia entró en el departamento atravesando la pared.
-Gretta, discúlpame, por favor -comenzó a decir mientras hacía un gesto de imploración con sus manos -. Debí hacerte caso y mantenerme alejada.
-Sí, debiste hacerlo -afirmé con la voz dura, pero la suavicé rápidamente -. Pero no te preocupes, todo resultó bien
-¡Me alegro! Él parece ser un buen muchacho -dijo al sentarse a mi lado -. Dime que volverás a verlo.
-De hecho, sí. Él quiere que nos veamos otra vez.
-¡Sí! -Silvia dio palmadas de felicidad y aprobación -. No lo alejes, me gustaría verte casada con él algún día.
-¡Wow, tranquila! -exclamé horrorizada -. Apenas lo conocí hace algunas horas y ya estás hablando de matrimonio. Silvia, por favor.
-Bueno, bueno. Sólo estoy tratando de que no cometas los mismos errores que yo.
-Lo sé -me levanté de la mesa y dejé el plato allí para lavarlo más tarde -. Ahora, tomaré un baño y volveré a la cama porque estoy agotada.
-Yo también lo estaría después de una noche con ese bombón -suspiró con un noto pícaro.
-¡Silvia! -la reprendí mientras reía -. No hicimos nada de eso.
-Sí, sí, y yo no estoy muerta -sólo la observé sin poder creer su ataque de atrevimiento -. Debo irme, tengo una partida de cartas con mis amigas muertas, así que no creo que llegue esta noche.
-De acuerdo.
Luego de tomar una ducha de agua súper caliente y relajante, me deslicé entre las mantas de mi cama y dormí otro buen rato. Habría dormido mucho más de no ser por el timbre del portero automático.
-¿Sí? -pregunté al micrófono del portero.
-¿Gretta? Soy Iván - estaba sorprendida, no creí que volvería a hablar con él tan rápidamente -¿Puedo subir?
No le respondí pero lo dejé entrar al edificio. Esperé ansiosa a que llamara a la puerta y, cuando al fin lo hizo, corrí a abrirle.
Tenía un aspecto terrible. Se lo notaba más cansado que cuando lo vi en televisión. Se había bañado y vestido con ropa común, y ya no había ningún rastro del disfraz en su cabello.
Me hice a un lado en la puerta para que pudiera pasar y el olor a su jabón inundó mis fosas nasales. Él se detuvo frente al sillón y habló mirándome directo a los ojos.
-Quiero que me ayudes, Gretta.
-¿Con qué? -pregunté confundida.
-Quiero que me ayudes con mi caso, creo que se cómo puedo resolverlo.
***Otro sábado y, nuevamente, ¡gracias por darle una oportunidad a esta nueva historia!
(Aclaración: Beetlejuice, es una película de 1988 sobre fantasmas)
Nos leemos el sábado que viene con un nuevo capítulo y no te olvides de votar si te gusta lo que lees ♥️♥️
Ig: legado_de_muertos
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El Legado De Los Muertos {COMPLETA}
Misterio / SuspensoLOS OJOS SON LAS VENTANAS DEL ALMA, LA MUERTE ES LA PUERTA Las cintas tenían las primeras pistas, pero ella era la clave para resolverlo. "Y recuerda, el Cazador está cerca"