C A P Í T U L O 27

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C A P Í T U L O  27 

I V Á N
  Cerré la puerta detrás de mí y estuve a punto derrumbarme, pero me obligué a ser fuerte. Me esforcé al máximo por dar los cortos pasos que me alejaban de Gretta y me acercaban a mi final. 
  Mientras me iba, todos los recuerdos invadieron mi mente. Ya no podría tener los consejos de mi madre, una charla con mi mejor amigo, un abrazo de mis sobrinas. Nunca más volvería a hacer el amor con Gretta y nunca conocería a mi hijo.
  Caminé unas pocas cuadras hasta el cementerio. El portón estaba abierto, así que el Cazador sabía que yo iría. Seguramente nunca lo había dudado. Miré el reloj en mi muñeca y este marcaba las 21:58, aún tenía tiempo para dar media vuelta y salir corriendo para no volver jamás. Pero no lo hice. Con un último paso ya estaba dentro.
  Fui directamente a la tumba de mi padre ya que quería perder tiempo, pero me sorprendí cuando llegué allí. Un hombre con capucha estaba parado frente a ella, y a sus pies había una bolsa de basura. Él me estaba dando la espalda, pero cuando se giró el alivio me embargó. A pesar de estar algo lejos lo reconocí al instante.
  Josh me sonrió y le devolví la sonrisa.
-¡Josh! No sabía que también habías recibido una carta del... -dije, pero noté algo extraño en él.
  Sus ojos, sus característicos ojos azules, muy expresivos y siempre alegres, habían cambiado. Ya no tenían ese profundo color, ahora estaban completamente oscuros. La pupila, el iris y la esclerótica eran de color negro.
-Josh no está aquí -la voz, susurrante y fría, sonó como si fueran varias a la vez.
  De pronto, la realidad me golpeó fuertemente en el rostro. La noche en la casi muero fue 31 de octubre, el único día en el que esa clase de espíritu tenían permitido poseer un cuerpo. Josh estaba poseído por el Cazador y nunca lo supo. Todo este tiempo había sido él. El Anfitrión era mi mejor amigo, una de las personas que más amaba en el mundo. Pero la peor parte era que él debía morir para destruir al Cazador.
  En mi corazón se apagó el único atisbo de esperanza que tenía. El Asesino había estado al tanto de cada paso que dábamos en la investigación y había tenido acceso, no sólo al At Medium, sino a cada aspecto de nuestras vidas. Nos cuidábamos las espaldas para evitar que nos descubriera, pero él siempre había estado adentro. ¿En qué momentos habría sido en Cazador y en qué momentos Josh? ¿Habría hablado con mi mejor amigo o él nunca más pudo tomar el control desde entonces?
-¿Por qué él? -pregunté con la voz entrecortada. Sin embargo, el Cazador no pudo responderme.
  Un ruido de pisadas sonó a mi espalda y la única voz que no quería escuchar se hizo presente en mis oídos.
-¡Iván! -gritó Gretta a la vez que corría hacia mí.
-¡Vete, Gretta! ¡Corre! -intenté detenerla, hacer que se largara, pero ya era demasiado tarde.
  El Cazador me rodeó con sus brazos y sostuvo su daga en mi cuello.
-Bien, que empiece el ritual -dijeron las voces -. Acércate, Gretta.
  Ella hizo lo que le pidió y caminó hasta nosotros. El terror me recorrió el cuerpo con cientos de sacudidas que se prolongaron en temblores. La recorrí con los ojos y una pizca de alivio apareció en mi, tenía la pistola que le di en la cintura de su pantalón.
  Gretta me miró a los ojos y me asustó lo que vi. Ella estaba dispuesta a hacer cualquier cosa con tal de salvarme. Y nada me daba más miedo que eso.

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G R E T T A
  Jamás lo habría imaginado. Josh era el Anfitrión del Cazador. Su cuerpo había sido poseído por el peor espíritu y nunca lo supimos, probablemente él tampoco lo supo.
  El Cazador tenía sujeto a Iván y estaba amenazándolo con una daga, la misma que había usado para asesinar a cientos de personas. Con cada latido el corazón me dolía más y más.
  Hice lo que me pidió y me acerqué a ellos. Los ojos de mi querido amigo ya no eran los mismos, eran negros como la tinta y se esparcían por sus párpados en cientos de venas, similares a la raíz de un árbol, del mismo color.
  Lo único que nos separaba era una bolsa. El Cazador me sonrió cínicamente y un escalofrío me recorrió todo el cuerpo. Iván me suplicaba con la mirada que me fuera, pero no lo haría. No volvería a alejarme de él.
-¿Por qué haces esto? -aventuré, pero mi voz no sonó fuerte como yo esperaba, sonó débil y temblorosa.
-"¿Por qué él? ¿Por qué haces esto?" -imitó con su siniestra voz -. Porque quiero libertad, para mí y para mis hermanos.
  La profecía se me vino a la mente. Él no podría lograrlo sin mi ayuda.
-No lo conseguirás nunca y lo sabes -la rabia se apoderó de mi garganta y apreté los puños tan fuerte que me hice daño con las uñas en las palmas -. No voy a dejar que lo hagas.
  Su sonrisa se ensanchó y presionó aún más la daga contra el cuello de Iván provocando que un hilo de sangre escapara de él.
-Quiero que abras esa bolsa que tienes a tus pies y que saques lo que hay dentro -ordenó ignorando mi amenaza.
  Me quedé quieta donde estaba, enfrentándolo con la mirada. Su rostro se mantuvo sereno e inexpresivo cuando me golpeó en el rostro. La fuerza del impacto me tiró al suelo y provocó que mi labio se partiera. Me asustó lo que podría hacerme a mi o a mi bebé, así que no pude segur resistiéndome.
-No lo hagas, Gretta -suplicó Iván para impedir que lo haga, pero no le hice caso.
  Sentí como el lugar del golpe comenzaba a calentarse y a hincharse provocándome mas dolor, pero debía continuar si quería evitar que algo peor sucediera.
  Apoyé las rodillas en el suelo y abrí la bolsa. Metí las manos dentro de esta y contuve la respiración cuando tomé un objeto. Habían muchas cosas dentro, eran duros y hacían ruido como palos. Sin embargo, había algo que era un poco más grande y redondeado que los demás. Lo saqué de la bolsa y me tomó unos cuantos segundos procesar lo que era.
  Un cráneo humano, sin ningún atisbo de piel o carne. Horrorizada y asustada, lo dejé caer como si me quemara.
-¿De quién es? -cuestioné entre susurros. Estaba petrificada en esa posición, con la mirada aun puesta en el cráneo.
-Ya lo sabrás -respondió.
  El asesino escondió su mano detrás de su espalda y sacó su daga. Una afilada cuchilla, con algunas manchas de sangre y con el mando dorado brillando ante la luz de la luna. Con un movimiento brusco y repentino, el Cazador levantó a Iván del suelo y la clavó en su espalda. En el lugar exacto donde lo había hecho antes.
-¡No! -grité cuando Iván cayó al suelo.
  Sin embargo, lo que sucedió a continuación me heló cada parte del cuerpo.
  De su herida no salió ni una sola gota de sangre. En cambio, una luz comenzó a derramarse de ella y se fue extendiendo por todo su cuerpo hasta posicionarse a su alrededor. No podía creerlo, me negaba a hacerlo.
  La luz no era simplemente eso, era su aura. Iván, el amor de mi vida, estaba muerto, pero lo había estado durante mucho tiempo. Él había muerto un año antes de que lo conociera. Durante todo ese tiempo, todos esos meses, cada momento juntos, él había sido un espíritu.
  Iván era un Renacido. 
  Me llevé las manos a mi vientre a modo de instinto a la vez que las lágrimas me recorrían el rostro. ¿Cómo era posible?
  Iván me devolvió una mirada completamente horrorizada. Él ahora tenía un aura de luz que le recorría todo su contorno. Sentía un frío en todo mi cuerpo y también en mi corazón que latía rápidamente. Había sido una médium toda mi vida, pero no estaba preparada para ver a este  fantasma.
  Intenté tocarlo pero mi mano pasó a través de él, como si estuviera hecho de aire. Unos sollozos desesperados salieron de mi garganta sin pedirme permiso.
-Algo que no estaba en ese maldito libro -comenzó el Cazador -, y que tampoco sabían tu suegro y tu querido abuelo. El alma que necesito poseer es una especial.
-Necesitas el alma de un Renacido -completé.
-Exactamente, querida Gretta -aplaudió con las manos de Josh de una manera que logró darme asco -. Y tú vas a ayudarme.
  Aun no podía apartar la mirada de los ojos de Iván, no podía procesar lo que acababa de ocurrir. Pero eso solo provocó la furia del asesino, que me tomó del cabello y me obligó a mirarlo.
-¡Crees que sabes algo sobre los fantasmas! -gritó con su rostro pegado al mío -¡Tú no sabes nada sobre nosotros!
  Se quedó en silencio unos segundos a la espera de mi respuesta, pero no le di ninguna. Volví a centrarme en ese marrón que tanto me gustaba, pero que ahora lucía tan opaco y apagado.
-Quiero hablar con Josh -dije sin moverme de mi lugar. Me obligué apartar los ojos de Iván y los centré en el Cazador  -. Quiero hablar con mi amigo.
- No se va a poder, Josh ya no está aquí -respondió -. Pero, si me ayudas a obtener mi libertad, entonces podrás volver a verlo.
-¿Cómo lo hago? -cuestioné. Iván quiso silenciarme, pero lo ignoré nuevamente.
-Tú sabes cómo -habló con veneno en sus voces.
  Entonces lo supe. El Cazador no tenia idea de cómo obtener su libertad. Estuve tentada a reírme por la ironía de la situación, pero me contuve. De pronto, un plan se abrió paso en mi mente.
  Me levanté del suelo y lo observé fijamente. Mi respiración se volvió pesada a la vez que Iván se acercaba a mí e intentaba, inútilmente, protegerme con su cuerpo. Caminé a través de él y me paré frente al Cazador, sólo unos pocos centímetros nos separaban ahora.
-Yo sé que aun está ahí - dije refiriéndome a mi amigo. Coloqué ambas manos a los costados de su cabeza e intenté usar todo el poder mi mente -. ¡Josh Gardner, necesito hablar contigo!
  Si esto funcionaba, sería la invocación mas rápida que hubiera hecho. Mis ojos se voltearon completamente hacia atrás, pero aún podía ver todo a la perfección. El Cazador intentó resistirse pero yo era demasiado fuerte, mucho más que él. Todos los médium éramos más poderosos que cualquier espíritu.
-¡Josh Gardner, necesito hablar contigo!
  El Cazador comenzó a gritar con sus múltiples voces, pero estas se fueron apagando hasta que sólo quedó la voz de nuestro amigo. Sus ojos volvieron a la normalidad, aunque las venas oscuras aún continuaban allí.
  Él me miró asustado y confundido, pero abrió bien grande los ojos cuando recordó en dónde se encontraba y lo que estaba ocurriendo.
-¡Gretta! ¡Soy yo, soy yo! -exclamó a la vez que me tomaba de los hombros y me zarandeaba. Hice un esfuerzo para no sacar las manos de su cabeza -. ¡Soy el Anfitrión! ¡Tienes que acabar conmigo!
-Lo sé, Josh -mis ojos, a pesar de que aún continuaban en blanco, se llenaron de lágrimas -. Pero no puedo hacerlo.
-¿Dónde está Iván? Él podrá hacerlo -dijo mirando hacia todos lados en busca de su amigo.
-Él murió, Josh -admití con un sollozo desesperado -. Siempre estuvo muerto, Iván era un Renacido.
-¡Oh, Dios! -susurró a la vez que colocaba sus manos sobre las mías. Esperó unos instantes antes de volver a hablar con enojo -. Tengo que morir para que este bastardo también lo haga.
  A pesar de que sentía como mi nariz sangraba, separé las manos de su cabeza y me alejé unos cuantos pasos. La presión había aumentado y tuve que esforzarme aun mas para no perder la conexión. Saqué el arma de mi cintura, la cargué de la manera en la que Iván me había enseñado y le apunté a Josh.
  La sostuve durante unos segundos con las manos temblándome del miedo y de la impotencia. No quería matar a mi amigo, no quería que nadie más muriera. Ninguno de ellos se merecía este sufrimiento.
  La presión que sentía en la cabeza aumentó de tal manera que provocó que la nariz me chorreara con más fuerza y que de mis ojos cayeran lágrimas de sangre. El Cazador luchaba por volver a tomar el control y yo no podría detenerlo por mucho más tiempo.
-Perdón -susurré a la vez que bajaba el arma y suspiraba exhausta -. No puedo hacerlo, no puedo...
-Entonces yo lo haré.
  Josh me arrebató el arma de la mano y apoyó la punta sobre su sien. Respiró nerviosamente unas cuantas veces, como si estuviera tomando el valor para matarse.
-Tranquila, sólo resiste un poco más - dijo e intentó tranquilizarme, aunque sin mucho éxito. Sentía como si la cabeza me fuera a estallar, pero sabía que sólo serían unos pocos segundos más -. Cuídate mucho... Y consiente mucho a mi sobrino.
  El disparo me dejó sorda durante unos instantes. La bala que le atravesó la cabeza a Josh provocó que la sangre saliera disparada hacia un costado, tiñendo todo el césped de color rojo. El cuerpo de mi amigo se desplomó en el suelo con un ruido sordo.
  Caí de rodillas a su lado mientras las lágrimas se deslizaban furiosamente sobre mis mejillas. Abracé su cuerpo con las pocas fuerzas que me quedaban.
  Ya no tenía nada, lo había perdido todo y a todos. Sin embargo, las náuseas, provocadas por la tensión del momento, hicieron su aparición y me recordaron que mi bebé había pasado por todo eso, él también había estado expuesto a esa fuerza. Me hice a un lado y vomité todo el contenido de mi estómago.
  Iván apareció a mi lado. Él estaba llorando y me obligó a prestarle atención.
-¡Gretta! Tienes que pedir ayuda.
  Moví la cabeza de un lado a otro rápidamente, como si fuera un tic nervioso. El calor que antes emanaba de su cuerpo había desaparecido por completo y sólo quedaba un frío capaz de helarme hasta los huesos.
-¡Debes hacerlo! -gritó nuevamente -. Toma tu celular y marca al 911.
  Lo miré confundida, apenas podía comprender lo que me decía. Sin embargo, hice lo que me pidió y llamé a la policía. Iván no se apartó de mi lado mientras esperaba a que vinieran las autoridades.
  No tardaron mucho en llegar. Las luces rojas y azules iluminaban el oscuro lugar. Me hicieron muchas preguntas pero no pude responder a ninguna de ellas. Estaba bloqueada, completamente en blanco y perdida.
  Me subieron a una ambulancia y me revisaron. Sin embargo, mis ojos estaban pegados en la camilla que transportaba el cuerpo inerte de Josh y en la bolsa en la que hacían los huesos de Iván.
  Antes de desmayarme pude ver sus hermosos ojos marrones. En mi último pensamiento dije que quería que mi hijo tuviera los ojos de su padre. Pero no estaba segura de si habría sobrevivido a toda esa presión.

El Legado De Los Muertos {COMPLETA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora