C A P Í T U L O 26
G R E T T A
Con la noticia de mi embarazo comencé a cuidarme mucho más. Intenté controlar mis nervios lo más que pude, pero las pesadillas seguían acechando mis noches.
Ahora comprendía la advertencia de mi abuelo, pero seguía sin entender cómo lo supo. Él se refería a mi bebé, y yo haría todo lo posible para protegerlo del Cazador. De todos modos, debía hacerlo como un favor por la invocación al Vengativo
Silvia estaba todo el tiempo detrás de mí. Me preguntaba constantemente si quería o necesitaba algo, y también insistía en que debía estar casi todo el tiempo sentada. Si hubiese podido, ella me habría pegado a una silla de ruedas o me habría internado en una clínica para que cuidaran de mí. Estaba completamente decidido que ella sería la madrina.
Iván insistió en que debíamos centrarnos en el ahora e intentar disfrutar el presente. También intentó convencerme de que debíamos contárselo a su madre, pero me negué debido a que todavía era muy pronto.
Quería asegurarme de que todo estuviera en orden antes de informarle a todos, así que fui con un obstetra. Para mi gran alivio, todo estaba en perfectas condiciones, aunque el doctor me sugirió que evite las tensiones debido al paro cardíaco que había sufrido hacía algunos meses.
No había tenido secuelas luego del encuentro con el Poltergeist, pero me asustaba que eso pudiera afectar al bebé. El doctor me explicó que si seguía sus consejos no tendría que preocuparme.
Una vez que estuve segura y de que todas mis dudas habían sido disipadas, ya estaba lista para contárselo a las personas que nos importaban.
El primero en enterarse fue Josh. Al principio no quería creernos, pero cuando se dio cuenta de que hablábamos en serio no pudo contener un grito.
-¡Voy a ser a tío! -exclamó para luego tirarse sobre el sillón fingiendo un desmayo. Al cabo de unos instantes se incorporó nuevamente y abrazar a su mejor amigo. Luego se acercó a mí. Colocó ambas manos sobre mi estómago y le habló dulcemente -. Hola, pequeñín, soy el tío Joshy. No sabes cuánto voy a consentirte.
No tardó en comenzar a regalarle peluches y juguetes al bebé. Creo que él estaba más emocionado que nosotros.
Luego seguía Ethel. Esa era la parte más difícil. La había visto una sola vez, cuando todavía no era la novia de su hijo, y ahora le diría que sería abuela. No era lo que me había imaginado de una relación con mi suegra y me asustaba la reacción que podría tener.
Llegamos a la casa de Ethel y ella ya estaba esperándonos en la puerta. Bajé de la camioneta con las piernas tan temblorosas que tuve que apoyarme en Iván para mantener el equilibrio. Ella me abrazó fuertemente y luego nos invitó a entrar.
Sentados en los sillones, Iván y yo compartimos una mirada y dejé que él hablara.
-Mamá, Gretta y yo queremos decirte algo -comenzó él. Mi suegra se hizo la señal de la cruz a modo de broma y escuchó atentamente -. Vamos a tener un bebé.
Ethel se levantó de un salto y gritó alegremente. Nos abrazó a ambos y cuando se separó pude notar lágrimas en su rostro. Sin siquiera notarlo, yo también estaba llorando; el embarazo me tenía muy sensible.
-Debo ser la abuela más feliz del mundo -sollozó ella a la vez que sonreía ampliamente -. No sé por qué pero tengo la sensación de que es el pequeño Enzo.
-Dijiste lo mismo de los tres embarazos de Maggie -rio Iván.
-Cállate, esta vez es distinto -lo silenció ella.
Luego de eso, Ethel me llevó hasta la cocina donde hablamos de todo tipo de cosas me dio de comer. Desde dulces hasta postres, incluso me preparó la cena, era tanta comida que creí que saldría rodando. Iván había desaparecido por unos cuantos minutos, pero volvió y ayudó a su madre a cocinar. Me preguntaba a dónde había ido, pero no lo mencioné.
Las semanas continuaron pasando hasta que llegó el día. El temido 18 de julio ya estaba aquí. Sin embargo, no había ningún cambio notable. Josh y yo estábamos muy preocupados, pero Iván estaba sospechosamente tranquilo.
Él se había recostado sobre mi, apoyando su cabeza en mi pecho a la vez que me acariciaba el vientre. Enredé mis dedos entre su cabello y tomé una gran bocanada de aire.
-Estoy asustada -confesé.
-Lo sé, pero no tienes de que preocuparte -afirmó girándose hacia mí y mirándome a los ojos.
-¿Cómo estás tan seguro? No puedo pensar en nada más que en eso.
Se quedó en silencio durante unos instantes, como si estuviese meditando el decirme algo.
-Porque mientras estemos juntos no puede pasar nada malo.
No me quedé muy convencida de todas maneras. Nada de lo que dijera podía tranquilizarme en aquel momento.
Aproveché el momento en el que entró a bañarse para acomodar mi departamento. Luego de que Benjamín les devolvió el caso, Iván y Josh trajeron los expedientes nuevamente. Las cajas volvieron a estar desparramadas por todos lados y no me gustaba nada.
Comencé a ordenar las cosas y encontré una chaqueta de mi novio. La tomé pero al hacerlo tiré un papel y un pequeño rectángulo de plástico al suelo. Eran una carta y cassette, uno igual a los que Drake había dejado.
Me pareció sospechoso que no me haya contado nada sobre eso. Me arriesgué y comencé a leer. Cada palabra que había escrito en aquel pedazo de papel logró horrorizarme más y más.
En aquel momento, Iván salió del baño así que corrí a enfrentarlo.
-¡¿Qué significa esto, Iván?¡ -le grité sin poder contener mi furia -. El Cazador te envió una carta y tú no pensabas decírmelo.
-Cálmate...
-¡No me pidas que me calme! ¿Cómo podría hacerlo cuando me ocultaste algo así? -había comenzado a llorar debido a la impotencia.
- No quería ponerte en peligro, mucho menos ahora que estas embarazada -respondió. En sus ojos sólo había desesperación y temor, dolor y miedo. Probablemente yo debía reflejar lo mismo -. No puedo dejar que me acompañes.
-¡No puedo creer que estés pensando en ir! -otra vez estaba gritando.
Se acercó a mí y me rodeó el rostro con sus manos. Pegó su frente a la mía, pero mantuvo los ojos cerrados, como si evitando abrirlos pudiera contener el dolor.
-Escúchame bien porque vas a hacer todo lo que te pida -intenté resistirme pero me sostuvo con fuerza -. Te vas a quedar aquí, lejos de cualquier peligro para ti y para el bebé. Yo iré a encontrarme con el Cazador y, cuando vuelva, te juro que me casaré contigo.
-¿Me prometes que volverás? -cuestioné entre susurros.
-Claro que sí -afirmó. Y le creí, le creí con todo mi corazón. Sin embargo, su expresión cambió rápidamente al alejarse de mí. Escondió una mano detrás de su espalda y sacó un arma.
-¡Por Dios! -exclamé sorprendida. Él colocó el arma entre mis manos y me enseñó en dónde poner los dedos y de que manera debía disparar.
-Quiero que tengas mucho cuidado, esto no es un juguete y está cargada -explicó. Realmente estaba desesperado para entregarme un arma -. No sabes usarla, pero te la doy para que tengas algo con lo que protegerte en caso de que lo necesites.
- No quiero que te vayas...
-Pero debo hacerlo - dijo para luego besarme. Se separó de mí y recogió el cassette que estaba en el suelo -. Cuídalo, lo necesitarán si algo me sucede.
Me besó una vez más y me acarició el vientre antes de irse. Cuando cerró la puerta me desplomé en el piso y lloré desconsoladamente. En ese instante recordé que el reproductor de Iván aún continuaba allí. Desde que escuchamos las últimas palabras de mi suegro no lo habíamos movido, y lo agradecí tanto.
Coloqué la cinta dentro del reproductor y escuché atentamente. Cada palabra estaba cargada con dolor y tristeza. Era desgarrador el mensaje de aquella cinta.
Entonces caí en la cuenta de lo que acababa de hacer. Había dejado que Iván, el hombre al que amaba y el padre de mi hijo, fuera directamente a su muerte. Afortunadamente, el cementerio no quedaba muy lejos de mi edificio así que comencé a correr.
No podía permitir que algo le sucediera. Yo era la persona de la cual hablaba esa profecía y debía cumplir con mi obligación. Iba a acabar con esa pesadilla, iba a destruir a ese Cazador y no permitiría que ninguno de ellos volviera a lastimar a alguien.
Mientras corría, llamé a Josh para pedirle ayuda. Sin embargo, él no contestó a ninguno de mis llamados y eso sólo logró preocuparme.
Llegué al cementerio y me sorprendí de ver al portón completamente abierto. Corrí entre las tumbas y panteones hasta que al fin lo encontré.
Tomé una gran bocanada de aire y me preparé para el final.
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I V Á N
Mi madre lloró de la felicidad al enterarse de que sería abuela nuevamente y, como ya lo había dicho, no tardó en llamarlo Enzo. Demás estaba decir que, si era un niño, ese sería su nombre.
Aproveché la visita a mi antigua casa para tomar prestada la grabadora de mi padre. Ahora entendía la necesidad de dejar unas últimas palabras.
Decidí seguir el ejemplo de mi padre y empecé a grabar mi voz para que mi hijo pudiera escucharla. Grabé muchas, pero no me quedaba conforme con ninguna de ellas.
Abrí mi corazón y dejé que hablará por mí.
"-Mi hijo, mi querido hijo. O tal vez, hija... pero siento que serás un niño.
》Lamento tanto no haberte conocido, pero no puedo cambiar eso. Sólo puedo dejarte esta grabación para que tengas una parte de mí. Quiero que sepas que te amo, desde el primer momento en que supe que existías y te seguiré amando aún después de que yo haya muerto.
》¿Sabes? Mi padre también me dejó una de estas cintas como su legado. Y ahora este es mi legado para ti. Eres fuerte, No lo olvides. Siempre tendrás a tu madre y me tendrás a mi en muchas maneras que todavía no imaginas.
》Quiero que sepas que, cada vez que escuches mi voz en esta cinta, yo estaré contigo. Una mitad de mí vida siempre estará con tu madre, y la otra mitad estará contigo.
》Espero que nunca sientas un vacío debido a mi ausencia o que pase mucho tiempo hasta que lo hagas.
》Te amo, y la muerte no impedirá que siga haciéndolo".
Odiaba con toda mi alma la manera en iban a terminar las cosas, pero no podía cambiarlo. Disfruté de cada segundo al lado de Gretta, de Josh y del resto de mi familia. Intenté parecer relajado, pero no engañé a nadie.
Leí una vez más la carta del Cazador antes de guardarla en mi bolsillo. Los momentos junto a las personas que quería me parecieron tan cortos, como si se trataran de un hermoso sueño del que no quieres despertar.
Finalmente, el 18 de julio llegó tan rápido que apenas me había dado cuenta. A pesar de que no era algo seguro, sentía que moriría frente a la tumba de mi padre a manos del Cazador.
Sin embargo, morir para salvar a las personas que amaba sería un verdadero honor. Aún si no volviera a verlos, moriría protegiéndolos.
En esos pocos meses había aprendido que los ojos son las ventanas del alma, pero la muerte es la puerta.
Sus ojos, los de Gretta, dejaban ver amor hacia mí, cautela por las cosas que perdió y dolor por todo lo que pudo haber sido.
Sin embargo, su puerta permanecía cerrada. Y haría cualquier cosa, incluso sacrificar mi alma, con tal de que siguiera de esa manera.
Terminé de grabar la última cinta y la guardé en la pequeña caja. Esperaba que pasasen años antes de que la necesitara. Tenía fe de que estarían bien si mí, era lo único que podía esperar.
Dentro de ese pequeño cassete se encontraban mis últimas palabras, las únicas verdaderamente importantes que le podía dejar a mi hijo.
Serían mi legado. Mi legado para él.
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El Legado De Los Muertos {COMPLETA}
Misterio / SuspensoLOS OJOS SON LAS VENTANAS DEL ALMA, LA MUERTE ES LA PUERTA Las cintas tenían las primeras pistas, pero ella era la clave para resolverlo. "Y recuerda, el Cazador está cerca"