Día 23 (Pt.2)

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Continuamos el camino y llegamos con éxito a nuestro lugar de alojamiento.

El lugar era pequeño, pero muy acogedor.
Una pequeña casa con 3 habitaciones, una cocina de esquina y un área común.

El lugar se iluminaba perfectamente con la luz del sol, había sólo unas ligeras cortinas azules esmeralda.  Parecía un lugar dónde cualquiera puede vivir perfectamente feliz.

- Ok chicos- Habló Yunho - acabamos de llegar, por lo que ésta tarde la ocuparemos para nuestro acomodo. Son 3 habitaciones, podemos dormir de a 2 en cada una y los 2 sobrantes pueden dormir en el área común.

Fue un buen rato en lo que cada uno decidía dónde dormir. Al final Seonghwa consiguió una habitación para los dos.
Los gritos de los chicos no se hicieron esperar en cuanto Seonghwa cerró la puerta del cuarto.

- ¿Estás bien con ésto? Si quieres les puedo pedir la habitación de 2 camas.

- Estoy bien, creo que después de lo de hoy, te necesito más a mi lado, Compartir cama contigo, no es ninguna molestia.- Ambos nos sonreímos.

Pasamos unos minutos desempacando y acomodando nuestras pertenencias. La casa estaba en silencio, seguro algunos de los chicos se habían dormido; el sonido del mar llegaba claramente, no era de extrañar que se hubiesen arrullado tan fácilmente.

Salí por un momento de la habitación, necesitaba confirmar el estado de los chicos y resultó ser, que tenía razón. De alguna manera, todos se habían dormido en el mismo cuarto.

En silencio, decidí regresar al mío.

- Joongie, ven aquí- Seonghwa me esperaba recargado en el ventanal, con sus brazos abiertos - ¿No tienes sueño? Tal parece que todos necesitaban éste descanso - Negué al tiempo que me acurrucaba contra él - Bien, si es así, ¿Qué te gustaría hacer? - Buena pregunta, nunca había estado en una situación cómo ésta, por lo que no estaba seguro de las actividades que podía realizar, así que pensé algo mejor.

De una, junté nuestros labios, era un beso un tanto más agresivo de lo que había planeado, pero realmente lo estaba disfrutando.

Las manos de Seonghwa comenzaron a bajar hasta que pudo encontrar mis muslos, de un momento a otro, me encontraba rodeando su cintura con mis piernas, mientras nuestros labios seguían en movimiento.

Mis manos se movían desde sus hombros, hasta su suave y fino cabello, Seonghwa comenzó a caminar, hasta que llegamos a la orilla de la cama, al sentarse quedé en su regazo, el beso se fue suavizando, pero ésta vez no lo dejaría pasar tan pronto.

Lo necesitaba.

sólo un mesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora