" Jugamos a las escondidas... tu te escondes en mi mente y yo en tu corazón."
— ¿ La policía llegó justo después de que me lleve el maletín?— pregunto mientras Linda me venda el pie, cuando termino simplemente me levanto para buscar algo de tomar.
— Parece que alguien le informó a los policías, lo bueno es que nadie salió herido. Todos menos tú.— Víctor mira mi pie mientras que yo tomo la bolsa de papas de Simone y su agua. Ella me mira desde su lugar con una mala mirada, le sonrió pequeño.
— El nombre del oficial es Adam... ¿lo conoces?— meto otra papa a mi boca mientras Simone me quita la bolsa.
Adam...
Adam...
Oh.
Ese Adam.
— Lo conocí en la universidad, era el policía encargado del caso de Maximiliano pero termino más involucrado de lo normal y después no sube nada. — me encojo de hombros, Víctor suspira hondo.
Cuando terminamos yo salgo,ya estaba bastante oscuro. Lo único bueno de todo esto es que Mía se había quedado con una nueva amiga, amiga que obviamente investigue.
Esa niña tenía talento para hacer amigos más rápidos de lo que yo hago enemigos.
— Debes tener cuidado, tienes al detective a Adam detrás de ti y ahora a Maximiliano. - Víctor me acompaña hasta mi moto, Mía decidió quedarse con el auto luego de casi matarse esta mañana.
— Puedo cuidarme sola, pero gracias por el aviso de todas formas.— digo, el asiente y yo subo a la moto. Me coloco el casco para encenderla, el se despide y entra a la librería de nuevo.
Arranco suave para luego acelerar, mis planes para hoy eran darme una ducha larga, tomar un buen tequila y ver series como una adolescente que no tiene amigos.
Clásico.
Cuando llegó a mi casa me detengo adentrando la moto en el estacionamiento de esta, la tapo y dejo el casco en la mesita al lado de donde dejo las llaves.
Subo las escaleras cansada, mi tobillo aún dolía pero intentaba no ponerle mucha fuerza.
En cuanto pasó la puerta me quitó la ropa, miro mi tobillo vendado.
Me tenso al escuchar su voz, ronca y llena de diversión.
Enciendo la luz viéndolo sentado en la silla que está al lado de mi cama, estaba vestido de forma casual. Algo que realmente era sorprendente hermoso, su camisa se ajustaba perfectamente a su cuerpo dejando ver sus hombros tatuados, su pantalón era ajustado y sus zapatos blancos.
— Que... qué haces aquí?— preguntó volteandome, dejo la ropa en el lugar de ropa sucia. Dejo la pulsera en su lugar siendo seguida por su mirada.
— Me dijiste que te encontrara... eso hice.— alza sus manos inocente, entrecierro los ojos.
— ¿Buscas el maletín,no?— preguntó, abro mi gaveta sacando un camisón. El abre su boca listo para defenderse pero lo mando a callar. — ¿Viniste solo?— pregunto, el asiente.
Otro ruido se vuelve a escuchar en la planta baja seguido de otro mucho más fuerte, el se levanta curioso.
Yo me acerco a mi cajón pero el me toma del hombro pegandome a la pared.
— Le saqué las balas...— lo miro mal. — No me mires así, no puedo confiar en ti. No dejaré que me mates.— lo miro mientras tomo la camisa y me la colocó.
— Si hubiera querido matarte, lo hubiera hecho en el instante en el que te conocí.— gruño, abro la puerta con silencio. Me acercó un poco a las escaleras viendo a unos chicos, cuando hago un esfuerzo reconozco a los hombres del callejón y al líder.
— Debe estar durmiendo, esa perra no se salva.— empiezan a subir las escaleras así que camino de nuevo a la habitación justo cuando lo hago veo a Max tirarse por la ventana. Me acerco a esta y veo como cae bien.
— Salta... te atrapare. — alza sus manos, de mala manera salgo por la ventana. Justo cuando me tiro la puerta de mi habitación es abierta. Max me atrapa justo como prometió, mi camisón se sube por sus manos y la velocidad en la que caí.
— SE ESTA ESCAPANDO.— gritan, Max jala mi mano corriendo así que le sigo el paso a como puedo con mi tobillo lastimado.
El camina hasta un auto deportivo, yo me aguanto la risa al ver como las gomas están vacías y sus cristales están rotos.
— La casa de la abuela de Víctor está a unas cuadras, podemos llegar.— me volteo caminando hasta la casa, cuando noto que no me sigue lo miro.
— No puedo ir ahí, soy su enemigo. Me matarán en cuanto cruce la calle.— miro la calle llena de luces y donde esta el que no hay ni una luz, que linda referencia.
De mala manera camino hasta donde el, sus labios se curvan en una sonrisa pequeña. Yo simplemente le saco el dedo del medio y camino hasta un lugar en donde Max no tenga enemigos.
Y eso si que fue mucho.
— ¿Dónde está tu hermana?— pregunta yo bajo más el camisón al notar la mirada de varios hombres en mi, el los mira de una manera que hace rápido dejen de mirarme.
— Esta con una amiga, estará bien una vez me quite a esos tipos de encima. — el me da una sonrisa pequeña.
Yo simplemente bufo, odiaba tener que estarlo viendo a cada momento.
— Oye hombre... cuánto por un momento con ella a solas?— antes de que el tipo logre tocarme tomo su mano, la aprieto con fuerza para soltarle un puñetazo en su nariz.
— Quién te dijo que puedes tocarme?— antes de poder soltarle otro golpe el tipo sale corriendo, Max se queda en una esquina viéndome divertido.
— Eres realmente sorprendente, deberías ir a una pelea pagan bien y eres buena.— blanqueo los ojos, el me toma de la cintura jalandome hasta su pecho. Sus manos viajan hasta mi cintura ayudándome a bajar la camisa un poco más, puedo sentir su perfume.
— ¿Cambiaste de perfume?— olfateo un poco más quedando embriagada por el olor y su calidez.
— ¿Cuantas veces intentaste matarme?— sonrió ante su pregunta, subo mi cabeza quedando a una distancia de la suya.
— Tres veces... la primera estabas de espaldas a mí y yo tenía un cuchillo, la segunda estábamos en la ducha y tu estabas recargado de la pared. La última fue en el antro, romperme el labio? Eso sí fue un juego sucio.— su rostro se acerca al mío.
— Entonces déjame darte un juego limpió. — sus labios tocan los míos, me pongo en puntas pegando sus labios a los míos. Escucho el ruido de unas llantas y luego el grito chillón de alguien.
Me separo mordiendo su labio, puedo ver su mano rápido ir a su labio y tocarlo llevandose un pequeño rastro de sangre.
— Maximiliano.— la voz de Alexandra es de puro odio, ambos se miran. Ella con odio y el con diversión.
Yo simplemente limpio mis labios con mi dedo del medio, de pasó aprovecho para sacarle el dedo. Ella intenta venir hasta donde mi pero Max se pone en el medio defendiendome.
— No me hagas una escena aquí. Sube tu trasero a la camioneta y vámonos.— le doy una sonrisa mientras muevo mis dedos en despedida. — Lo mismo contigo.— me jala de la muñeca subiéndome de mala gana al auto, yo simplemente miro mis pies descalzos. Ansío llegar a casa y darme una ducha realmente refrescante.
La mirada de Alexandra me mata en todo el camino, yo simplemente muevo mi cabello aún lado para guiñarle un ojo. Gruñe enojada moviendo su mirada a la ventana.
Eso te pasa por meterte con la perra mayor.

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Madame #2
RomansaEl es un rey dolido. Ella es una asesina que no cambiaría nada de lo que haría. El tiene un pasado que no quiere contar. Ella tiene uno y el la rechazó. ¿En qué lo convierte eso? Segundo libro de: El rey de la mafia (obligado leer el primero) His...