-3- (E)

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" Dejarte ir es como dejar de respirar... si lo hago me muero. "


- ¿Dónde está mi mochila? ¿La corbata? ¿Me veo bien? Crees que deba ir en la moto?- le doy un sorbo a mi café mientras veo a Mía caminar de lado a lado.

- Tienes tu mochila en tu propia cara, tengo la corbata, luces hermosa y si, debes irte en moto por que usaré el auto. - sonrío, Mía se acerca a mi haciendo que le coloque la corbata y ella termine de acomodar su falda.

Le entrego las llaves de la moto y el casco, ella sale volando tan rápido hacia la moto. Cuando escucho el ruido de esta, me relajo en mi asiento. Trueno mi cuello y estiro mis manos, cuando terminó limpio todo lo sucio tomo mi chaqueta y las llaves de mi auto.

Dejo la chaqueta aún lado del auto para encender el auto y manejar hasta la casa de la señora,en cuanto llegó estacionó el auto y bajo.

- Hola?- veo como la señora sale de la casa con una manta, al verme me da una sonrisa que hace sus ojos se cierren. - Soy Nayla, la chica de ayer. Quede en ayudarla a arreglar su casa.- ella asiente energéticamente, veo como camina hasta su pórtico dejando ver las cosas necesarias.

- Iré a prepararte algo de comer mi niña.- le doy una sonrisa mientras coloco mi cabello en una coleta medio alta dejando que unos mechones cortos salgan de este.

Voy por las cosas y las saco, tomo un galón de gasolina de mi auto poniéndole a la podadora. Mientras hago eso puedo ver unos zapatos blancos a mi lado, subo la mirada encontrando a un chico ( posiblemente de mi edad) con cabello negro verme.

- ¿Qué haces en casa de la abuela Lu?-me levanto limpiando mis manos de mi pantalón gastado.

- La ayudó limpiando su casa y tu qué haces aparte de estorbar? - miro a mis espaldas la cara de unos hombres volverse pálida.

- Vine a visitarla, no sabía que la casa estaba en este estado.- sus cejas negras y perfectamente depiladas hacen juego con sus ojos verdes. Incluso puedo ver unas pecas en su rostro, explotó la goma de mascar que tengo para ver su ropa demasiado limpia.

- Héctor? Hijo... eres tú? - la señora baja las escaleras para venir hasta el chico, el va igual de rápido hacia ella dándole un abrazó.

- Soy Víctor... Papá ya no está, abuela Lu.- la mujer pone su mano en la mejilla del chico.

- Héctor hijo... por qué dejaste a tu madre sola?- justo cuando dice eso aparto mi vista,siento mis ojos picar por lo que simplemente miro al cielo y limpio rápido la lágrima.

Estúpida... no llores.

- Si no es mucha molestia, podrían llevar su conversación adentro? Voy a hacer ruido.- el me da una mirada agradecida, una que de cierta forma me derrite el corazón.

Tiene la misma mirada dulce que ella.

Ambos entran, los hombres se ofrecen a ayudarme pero niego. Enciendo la podadora como puedo y empiezo a pasarla, tardo bastante en cortar todo el césped pero cuando lo hago.

- Nayla cariño... toma un poco de agua, llevas todo el día en el sol.- dejo la podadora en su lugar para tomar el rastrillo.

- No se preocupe señora Lu... me falta poco para terminar.- limpio mi frente, el chico no para de mirarme desde que se sentó con Lu a comer galletas y beber té.

Termino de barrer el césped y de ponerlo en bolsa para llevarlo al basurero con ayuda de los hombres. Miro la pintura de la casa con algo de incomodidad.

- Mandare a alguien a pintar y redecorar la casa, no hay nada de lo que debas preocuparte.- tiró un poco de saliva aún lado viendo al chico hacer una mueca.

- Eres demasiado débil para ser mafioso, no soportas ver una injusticia y tienes un gran apego a tu abuela y los mafiosos no tienen apego a nada . Así que, quién eres?- el sonríe.

- Eres rápido, Madame Nayla.- sonrió, camino para dejar el rastrillo aún lado.

- Tu hombre no dejo de verme en ningún momento y el otro no paraba de recibir llamadas, me mandaste a investigar así que dejaré de lado la presentación. - lo miro retante y el me mira igual.

- Soy Víctor, hijo del jefe de toda esta zona. Lamento ser brusco pero, eres una Madame y estas demasiado involucrada con mi abuela. Si planeas hacerle daño, te aseguro que te mataré sin dudarlo. - me burlo.

- ¿Por qué debería hacerle daño a tu abuela? Me agrada, además de que deje ese mundo atrás.- digo viendo el tatuaje en su cuello, el signo de su pandilla por lo que veo.

Una serpiente... Me gusta.

- No sabes quién es mi abuela?- junta sus cejas, niego mientras meto una galleta en mi boca. - Ella es la fundadora de Madam's Angels, la enemiga de la Madame por la que fuiste entrenada.- me atragantó, el alza una ceja para darme sutilmente unos golpes en la espalda.

Me remuevo incomoda al sentir su mano quemar mi espalda, bestia.

- Nayla... Héctor. Ya es tarde, vamos a comer a un lugar?- me volteo viendo a Madame Lu.

El tatuaje de serpiente estaba en su dedo mientras que tenía unas pequeñas alas tatuadas en su cuello.

Ella se enamoró de un Mafioso...

- Debo ir a casa, estoy toda sucia. - ella hace una mueca negando.

- Estas perfecta... vamos a un restaurante. - hago una mueca pidiéndole ayuda a Víctor. El sonríe dejando ver un hoyuelo en su mejilla.

▪︎ ▪︎ ▪︎

En cuanto llegó puedo sentir la mirada de todos en mi, llego a la mesa de Madame Lu con lentitud pero seguridad. En cuanto llegó Víctor aparta la vista de su teléfono y me mira, se levanta para sacar la silla y pegarme a la mesa en cuanto me siento en ella.

— Nayla cariño... luces hermosa.— le doy una sonrisa a la mujer con una cabellera recogida y blanca. Su rostro igual que el mío estaba limpio de cualquier maquillaje menos de los labios, tenía un tono de labial color rojo carmesí.

Uno con el que me familiarizaba bastante.

Sigo analizando a Madame Lu, sus ojos eran igual de claros que los de Víctor igual que el color de su piel y las pequeñas pecas.

Definitivamente parientes.

— Tienes alguna duda, cariño?— ella me mira dándome una mirada cálida, diferentes a todas las Madams.

— Si es una Madame, por qué no se defendió de aquellos chicos?— pregunto, Víctor deja su teléfono otra vez pendiente. Puedo leer su mirada confundida, no tenía idea.

— La vida siempre le es más fácil a la persona que calla y deja que todo pase, no se trata de cobardía si no de saber quien merece tu tiempo y quien no. — me sonríe, yo simplemente asiento.

Su verdad tiene.

La comida fue perfecto incluso al final, el chiste que hizo tensarme y a Víctor ahogarse con su vino.

— Nayla cariño... tienes pareja?— yo niego poniéndole un ritmo a mi cabeza con la canción. Ella nos da una mirada a su nieto y a mí.  — Entonces... ambos harían linda pareja.— al instante que escuché su tono, se que es una broma. Víctor aún así se ahoga y yo le doy palmaditas divertida en la espalda.

El la regaña y ella le dice que quiere nietos, el vuelve y le repite que el es su nieto.

Yo mientras miro todo el restaurante, mi mirada se detiene en un hombre en sacó. Subo mi mirada sintiendo mi respiración ser cortada al instante, el hombre sube su mano mientras que con su mano sostiene un teléfono que brilla ante mi.

Un hombre de Max...

Madame #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora