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" Ella era la razón por la que los hombres preferían sacarse los ojos y el corazón. Un pecado que enloquecia con solo verla y una maldita cuando le entregabas tu corazón. "

Narra Max.

— ¿Qué? — veo la figura esbelta del cuerpo de Alexandra, yo simplemente arregló mi corbata luego de ser todo jaloneado por su enojó.

— Así como lo escuchas... Ya no te necesito, puedes dejar el anillo y desaparecer de mi vista para siempre.— me colocó perfume mientras ella me pelea.

Pero que mujer más molesta.

— El anillo.— estiro mi mano, ella me lo entrega de mala manera.

— Mataré a esa chica, ¿entendiste?— yo me burlo.

— Ve a la fila de personas que quieren acabar con ella y no pueden. No solo por que es la mejor asesina,si no por que mató y mataré a cualquiera que intente matarla. — me mira de mala manera, sale de la habitación cerrando con fuerza la puerta.

Yo simplemente miro el anillo, blanqueo mis ojos para entrar al baño y arrojarlo al cesto de basura. Me miró en el espejo para tomar la caja de terciopelo negra que se encontraba al lado de mi pistola, guardo ambas cosas para suspirar.

A la mierda... es solo una chica.

No debo ponerme nervioso solo por que la veré después de una semana.

Salgo de mi habitación escuchando un ruido, salgo de la mansión viendo a Alexandra golpear la camioneta en la que iba a salir. Alzo una ceja mientras me coloco mis gafas, me acercó a un guardia.

— Trae uno de mis autos de colección.— pido, corre una vez lo digo.

Coloco una mano en mi frente cuando empieza a escupirlo y llenarlo de maquillaje.

— ¿Terminaste? — preguntó, el guardia llega con mi auto haciendo su motor rugir. Sale dejando la puerta abierta, me acercó a este viendo a Alexandra de arriba a bajo.

— Eres una mujer hermosa, pero tu interior está demasiado podrido. Vete de la cuidad, ten una vida nueva y consiguete un poco de amor propio.— digo, me hace frente.

— ¿Qué si no quiero?— pregunta seria.

Esta gente me retaba como si no fuera el mafioso más buscado por torturar. Estas mujeres son locas o qué?

— Si no quieres, no esperes que la próxima vez te reciba con los brazos abiertos. Te veo otra vez y será la última vez que respires.— sonrió, entro al auto para cerrar la puerta y quitarle el parking al auto. Arranco el auto aprovechando que el portón estaba abierto, las ruedas hacen un ruido cuando freno y tomo bien la curva.

Amaba mis autos de colección.

▪︎    ▪︎   ▪︎

— Esposa mía.— ella llega hasta enfrente de mi de mala manera.

— Creí que después de una semana ya no me molestarías. — dice, yo simplemente sonrió.

Madame #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora