Quirkless. [Bakugo Katsuki x Male Reader]

Capítulo 42

Se despertó tarde, ahí ya todo va mal.

Corre siendo regañado por su pareja que está solo aquel día en el edificio, pero le devuelve el regaño pregúntale porque no lo despertó. Bakugo solo comenta que le divierte verlo en desesperación a veces.

Regalándole un cariñoso dedo del medio sigue corriendo hasta la academia enterándose que todos están en un gimnasio, se puso las ropas llegando a tiempo.

—¿Por qué llegas tarde?—la mirada asesina de Eraserhead asusta al menor que tiembla en su sitio.

—Perdón.—se disculpa cien veces hasta que lo deja entrar al entrenamiento.

Togata Mirio, un rubio de ojos azules explica nuevamente porque está ahí para posteriormente ordenar que lo ataquen. Los primeros en saltar son Midoriya y Toshinori.

Pero la víctima aquí es ____ que termina viendo el miembro de su sempai, sus ojos se abren como sorprendidos sintiendo sus propios tropezar hasta caer de cara al suelo detrás del rubio.

Alza la mirada sobando su frente, bastante conmocionado por lo que ha pasado. Ignorando que este abandonando a sus amigos se encamina hasta la pared donde estaba pegado aquel mismo pelinegro con quien se había chocado el día anterior.

—Yo...acabo de ver, otra...Dios.—su cara esta completamente roja de la vergüenza, le ha bastado con ver a Bakugo desnudo pero a un mayor desnudo ya es bastante para sus ojos.—Trágame tierra.—

Al final todos los de la clase fueron golpeados y ____ quedó traumado completamente.

[***]

—¿A cuál agencia planeas ir, ____-kun?—pregunta curioso su amigo pecoso.

Se lo piensa unos momentos.

—Sir Nighteye, mi tío por así decirlo.—

—¡Genial!, ¿lo conoces?—el menor asiente, claro cómo es su tío lo conoce desde hace mucho.—Yo quisiera ir también pero All Might no quiere hablar con él.—

—Tengo una idea, papá no debe de ser obligatoriamente quien hable con él, después de todo uno de los tres grandes es su pasante.—recuerda al rubio de ojos azulados.

—Ohh, ¡gran idea, ___-kun!—dice feliz.—Será tan genial que veamos pasantías juntos.—

—Estaríamos trabajando como unos casi héroes.—dice también emocionado.—Lo malo es que Todoroki y Bakugo se quedaron atascados por no haber conseguido sus licencias.—

De reojo miran al medio albino que disfruta de su plato favorito, volvieron a mirarse entre ellos.

—Lograrán alcanzarnos, de eso estoy seguro.—dice con una sonrisa.

—Claro.—la campana suena dando el fin del período a lo cual ambos se encargan de dejar sus bandejas en el sitio correspondiente.—Sabes...tengo un mal presentimiento.—

Los ojos verdes se agradaron mirando asustado a su mejor amigo que ha dicho tales palabras con mucha calma.

—¿Eso no fue lo dijiste antes de ir al campamento?—sus dedos se mueven nerviosos de aquí para allá mientras están yendo de vuelta a su aula.

—Supongo pero ahora es un presentimiento más pesado.—suspira pesadamente estirando sus brazos hacía arriba.—Espero se vaya pronto, eso me logra poner muy nervioso si dura mucho tiempo.—

—Y mucho más cuando la última vez acertaste en tu mal presentimiento.—dice—¿Me pregunto cómo le estará yendo a Kacchan?—

—Lo mismo pensé hace unos segundos.—

[***]

El de hebras rubias ceniza estornuda, aleja su brazo de su rostro moviendo la nariz al sentir picazón en la misma frunciendo el ceño.

—Dos mierdas están hablando de mi.—comenta al aire chasqueando la lengua.

[***]

Se apoya a un más en su asiento viendo los ejercicios que Present Mic les ha dejado para resolver durante los próximos minutos.

Muerde el borrador de su portaminas tratando de recordar cómo debe completar aquellas palabras, ¿por qué el inglés es tan molesto de entender?

Levanta su mano siendo señalado por el maestro rubio animadamente.

—La respuesta de la primera es: My life is good.—

—¡Correcto!—chilla el de ojos verdes anotando la respuesta en el espacio en blanco del problema.

Se deja caer en su asiento dejando la espalda recta, mira de nuevo a su cuaderno escuchando cómo la siguiente en hablar resolviendo la pregunta es Yaoyuruzu como toda una prodigio.

Quisiera tener notas como las suyas, apenas y llega a tener 98 puntos a duras penas.

—¡Recuerden que para la próxima clase deben haber resuelto todos estos ejercicios, fácil!—señala mostrando casi que veinte ejercicios en la pizarra.

Muchos bufan y se quejaron por todo aquel nivel de tarea que les puede dejar aquel maestro gritón. Terminando de anotar todo cuelga su bolso de su hombro comenzando a caminar fuera de las instalaciones siendo el primero de todos en llegar a los dormitorios.

¿Por qué siente que aquel día ha sido más pesado de lo normal?

¿Fue por haberle visto la salchicha a su sempai?

¿Tal vez fue eso?

El rubio de ojos rojizos está con una bolsa amarilla abierta parecía listo para recibir basura pero también parece cansado. Sonriendo se acercó al mismo poniéndose de puntillas tomando una de las mejillas del mayor para poder juntar sus labios.

Como si de una batería se tratase los labios del ojirojo se mueven bruscos como siempre para después separarse, pareciendo ahora alguien con más energía que antes.

—Si sigues mirándome así me harás perder el control, pelo quemado.—sonríe arrogante logrando derretir el corazón del azabache.

—Calma, velocista.—besa sus labios por última vez manteniendo su sonrisa.—Que parece que las hormonas se te han alborotado.—

Alejando su mano del rostro ajeno se encaminó hasta su habitación subiendo por escaleras para buscar su ropa y darse un buen baño antes de los entrenamientos con su maestro y amigo ojeroso.

Cuando salió de la ducha ya todos están en los dormitorios dejándole la basura de sus habitaciones al rubio explosivo, pasando de ellos va directamente hasta donde estaba su maestro para ambos irse a uno de los gimnasios de la academia.

—Desde hoy entrenaremos aquí.—la mirada curiosa de los menores se pasea por el gimnasio que está estructurado por dentro con grandes columnas de cemento.—Aquí compraremos cuál es su nivel de movilidad con las cintas.—

Ambos asienten caminando hasta el borde cerca de las grandes columnas.

—Preparen.—los dos muchachos se posicionaron preparados.—Listos.—asienten haciendo un sonido con la garganta.—¡Ya!—

Así pasan el resto de la noche hasta que es hora de volver a los dormitorios.