Habían pasado más de tres semanas desde que la vio por última vez.
Se encargó de investigar, de preguntar por ella, de buscarla, pero nadie la tomaba en serio y sus intentos terminaban en respuestas sin verdades y sarcasmo sin gracia.
Lo único que le quedaba por pensar es que, en realidad, ya se había ido, que Billie encontró la forma de solucionar sus problemas y decidió que prefería una vida simple, sin cargar con la enfermedad de alguien más, que no deseaba una vida en la que estaba enamorada de una chica que siempre requeriría de ayuda extra para poder vivir normalmente.
Seguramente se dio cuenta de que ella no era más que un peso en su vida.
Si ese era el caso, Ariana estaría completamente perdida, sola, y arrebatada del único sueño que había tenido desde que fue instalada allí.
Ya no podrían escapar juntas y ya no podrían arreglarse la una a la otra.
Era devastador, realmente creyó haber encontrado su "siempre" definitivo.
Le esperaba una vida sin sentido, una en la que no buscaba recuperarse de su enfermedad, pero que su enfermedad la consumiera el máximo tiempo posible.
Quería enloquecer, quería imaginar, quería alejarse de la realidad en la que estaba viviendo en el momento.
Odiaba que sus pensamientos la atacaran tan vilmente cuando se encontraba lúcida.
Sonrió tristemente pensando en la vida que nunca tendría.
Padres y suegros amorosos, una familia con ella y mascotas que podrían correr por el inmenso patio que tendrían.
Eso no sería, nunca podría ser, puesto que lo que pasaba por sus mentes era incontrolable, eran tan solo victimas de su propio cerebro.
Frustrante e infinitamente doloroso.
Sus padres nunca la volverían a amar.
Sus suegros nunca la conocerían, estaban muertos de todas formas.
Billie acababa de desaparecer de su vida y se llevó consigo todas sus ilusiones de un futuro feliz.
Nunca sería lo mismo.
"Nunca" tenía que ser la palabra que más odiaba, sin embargo, era la que más se repetía en su mente.
Nunca, nunca, nunca.
Ariana no sabía si era un aspecto positivo o negativo de sí misma, pero su corazón siempre ha sido enemigo de su mente.
Mientras su mente gritaba que se rindiera, que se dejara ir, que parara de luchar, su corazón se oponía firmemente a todo ello; la llenaba de ilusiones esperanzadas.
Si es que pudiera estabilizarse a sí misma, ¿Billie consideraría volver a su lado?
Creía que pelear por ella sería lo correcto.
Valía tanto la pena.
Curarse, como creía que Billie lo había hecho, podría llegar a ser la solución a todo.
Controlaría su enfermedad, saldría de allí y la encontraría de nuevo.
Era improbable, lo reconocía, pero aferrarse a una improbabilidad era mejor que aferrarse a un nunca.
Si las dos se curaban todo volvería a ser lo que era.
Recuperarían su siempre.
Sólo tenía que encontrar la forma.
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algo más que un grammy.
FanfictionLa locura de la industria musical trasciende mucho más allá de nuestro concepto de realidad e imaginación.