Capítulo XV

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Fecha desconocida

9:37 a.m.

- Billie, hoy es un día importante. - La joven no se inmutó, su vida fue convertida en un experimento por culpa del egoísmo de Jake, no existían palabras en este mundo que pudieran interesarle si salían de su boca.

Después de un largo tiempo entendió que él había sido la persona que la había traído aquí, era difícil no preguntarse si de verdad ella tenía problemas mentales, al final, las versiones que Jake le contaba acerca de su vida, diferían demasiado de lo que ella estaba segura de que había pasado. 

Todo había surgido de manera muy distinta, aún así, no podía mentirse a sí misma, tenía numerosas lagunas mentales, ¿si es que la última vez que vio a Jake fue hace seis meses, por qué tenía tantos recuerdos después de aquello? Habían pasado tantas cosas, había ganado un grammy, conoció a Ariana, a nuevos amigos, compuso una canción y reveló su sexualidad a sus padres. ¿Cómo podrían haber pasado tantas cosas en tan poco tiempo? Era imposible, Billie ya no podía confiar en sí misma, ni en las memorias que se convirtieron en simples garabatos atemporales, pero tampoco podía confiar en Jake, todo era su culpa y gracias a él nunca podría discernir lo que realmente había pasado. 

Los ojos azules de Bille no habían abandonado la gran cortina que decoraba su ventana desde que Jake había empezado a hablar. » El doctor Miller vendrá a observarte mientras  los enfermeros hacen tu terapia y hará preguntas.

No hubo respuesta de parte de la chica.

Jake suspiró. -  Sé que no lo entiendes, pero estás aquí por tu propio bien.

Billie seguía concentrada en la cortina. Era azul, con pequeñas flores de boca de dragón, hortensias y peonias, escuchó al enfermero decirle algo, pero se perdió por completo al ver las largas telas ondearse con fuerza, bailando con el viento, un violento viento; le gustaba pensar que gritaba por ella, gritaba todo lo que sus cuerdas vocales no le permitían.

Hablar le causaba dolor, desde que había despertado en ese cuarto lleno de personas pérfidas, que prometían curarla, cuando lo único que hacían es dañarla, todo lo que podía hacer es gritar. Gritar con fuerza, esperando que algún tipo de entidad divina pudiera percatarse del sufrimiento por el que estaba pasando, que la ayudara, que apaciguara sus ideas y su dolor.

Desde que estuvo amarrada a aquella cama, pasaba sus noches rogando por alguien que la sacara de allí.

Tantos gritos en tan poco tiempo.

La mezcla de todas sus incomodidades la habían hecho perderse profundamente en sus pensamientos, sólo que en vez de aclararse , mientras más pensaba, más se oscurecían, se cruzaban y chocaban.

Todo perdía su sentido.

Que alguien tan joven perdiera lo único que guía al ser humano en un camino tan pernicioso y enloquecido, era miseria pura.

Para bien o para mal, algo se había mantenido hirviendo en su ser, como una espuma que iba expandiéndose con el tiempo. Era un odio inconfundible hacia sí misma, sabía que había sido culpable de abandonar a lo único que no buscaba hacerle daño.

Abandonó a la persona que más apreciaba.

Su mente logró confundirse aún más cuando se percató de que tenía dos recuerdos diferentes de la última vez que habló con Ariana. En uno de ellos la podía ver con un vestido suelto, blanco, casi puro. Creyó haberla escuchado decir algo, pero no recordaba qué era.

El otro recuerdo que había logrado recuperar, era vil, limitante, cerca de volverse cruel. Era en el estudio, cuando ella había negado que sentía todo lo que sentía por Ariana, por miedo, por simple miedo.

algo más que un grammy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora