Capítulo 2

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Tras haber escoltado a los niños de primer año a sus habitaciones, Atenea y Draco salieron a patrullar los corredores que estaban cerca de la Sala Común de Slytherin.

Ninguno de ellos se dirigía palabra alguna, pero el silencio que había no era incómodo.

– ¡Estos Weasley! – comentó Draco, tras ver un letrero colgado en la tabla de anuncios.

– ¿"Galones de galeones"? – musitó la castaña tras leer el título del pergamino.

– Ahora sí se han pasado... tenemos que entregarle esto a algún profesor – comentó Draco en un tono molesto, y descolgó el letrero que Fred y George habían clavado encima de un poster que informaba sobre la futura excursión a Hogsmeade.

– ¿Por qué?

– ¿Por qué crees, Atenea? ¡Porque somos prefectos! ¡Es tarea nuestra impedir este tipo de cosas! A veces me cuestiono mucho lo de tu inteligencia...

– ¡Oh vamos, Malfoy! Deja que algo interesante pase por Hogwarts. De hecho, tenemos suerte de que los gemelos alegren nuestros días.

– No entiendo cuál es tu simpatía con los Weasley, sólo son un par de pelirrojos molestos que no hacen otra cosa más que hacer bromas.

– Y tú no haces otra cosa menos que burlarte de todo aquel que pasa cerca de ti.

El par de prefectos se pasaron toda la noche discutiendo entre ellos, hasta que llegó el momento de regresar a sus habitaciones.

Al día siguiente, todos los alumnos se dirigieron hacia el Gran Comedor para desayunar y saber finalmente sobre las clases que les tocará durante el resto del año.

En ese momento, el profesor Snape pasó por la mesa, repartiendo los horarios.

– ¡Miren lo que tenemos hoy! – gruñó Blaise – Historia de la Magia, clase doble de Pociones, Adivinación y otra sesión doble de Defensa Contra las Artes Oscuras... ¡Binns, Snape, Trelawney y Umbridge todos en un solo día!

– Ugh. Espero que Fred y George se den prisa y se pongan a fabricar alguna poción, para que evitemos ir a clases...

– ¿Hemos oído bien? – dijo Fred, que justo pasaba en ese instante con George por la mesa de las serpientes. Los gemelos se sentaron uno a cada lado de Atenea – ¡No es posible que la prefecta de Slytherin intente saltarse clases!

– ¡Pero miren las clases que nos tocaron hoy! Es probablemente el peor día de la semana – respondió Atenea, mostrándole el horario a los gemelos.

– Es verdad. Si tanto deseas saltearte las clases, podemos ofrecerte un... turrón sangranarices. Te lo vendo con descuento – le dijo Fred leyendo la lista y sacando una envoltura de su bolsillo.

– ¿Por qué con descuento? Soy amiga de ambos, yo creo que me lo podrían regalar.

– Porque si lo compras, es que asumes tu responsabilidad ante los efectos que produzca en ti, ya que con esto sangrarás hasta probablemente morir. Todavía no hemos conseguido el antídoto. Entonces, se lo podríamos regalar a Draco – respondió George riendo.

– Por cierto, no pueden poner anuncios en el tablón para contratar personas – dijo Malfoy mirando a Fred y a George, molesto por el comentario del anterior.

– ¿Ah, ¿no? – exclamó George con sorpresa – ¿Quién ha dicho eso?

– Lo decimos Atenea y yo – contestó Draco.

– ¿Yo? ¡Nunca dije eso! – saltó Atenea.

El chico le lanzó una mirada fulminante y los gemelos rieron por lo bajo.

– No tardarás en cambiar de actitud, Malfoy. Vas a empezar quinto, y dentro de poco vendrás a suplicar que te vendamos todo lo que tenemos – dijo Fred.

– ¿Y qué tiene que ver que empiece quinto con que quiera comprar sus productos? – preguntó Draco.

– Quinto es el año de los TIMOS – dijo George con un tono de obviedad.

– ¿Y?

– Que llegarán los exámenes, ¿no? Van a sufrir bastante – dijo Fred con satisfacción.

– La mitad de los de nuestro curso sufrieron pequeñas crisis cuando se acercaban los exámenes del TIMO... En fin... quinto es un curso de pesadilla – concluyó George.

– Oh sí, es verdad. Chicos, ustedes están hablando con el gran Draco Malfoy, el alumno perfecto y preferido de los profesores – dijo Atenea mientras revoloteaba los ojos.

– Tienes razón. Lo habíamos olvidado – le contestó Fred, siguiéndole la broma.

– Ya. Váyanse Weasleys. Nadie los quiere acá – se defendió Draco ante la burla de su compañera de casa y del pelirrojo.

– Nos vamos sólo porque queremos, y porque tenemos hambre. Hasta luego Atenea – se despidieron los gemelos antes de retirarse hacia su respectiva mesa.

– ¿Creen que es cierto que los exámenes de este año serán muy duros? – preguntó Zabini.

– ¡Por supuesto! Los TIMOS son demasiado importantes, dependiendo obviamente si quieren tener un puesto de trabajo de alto rango – contestó Atenea.

– ¿Ustedes ya saben lo que les gustaría hacer cuando salgan de Hogwarts? – preguntó Blaise a sus tres amigos mientras salían del Gran Comedor y se dirigían hacia el aula de Defensa Contra las Artes Oscuras.

– Yo voy a ir a donde sea que vaya Draco ¿estás de acuerdo? – pregunto Atenea sarcásticamente con una sonrisa burlona.

– Se que no puedes vivir sin mí, Avramidis – Draco le guiñó un ojo, siguiéndole el juego, y haciendo que el cuarteto de amigos se riera.

Feel Something |Draco Malfoy| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora