-Señorita lo siento mucho, estábamos cambiando la puerta principal por una más moderna y se han roto los cristales de la antigua. -Creo que se me va a salir el corazón del pecho. Siento como que me falta el aire. -¿Está usted bien? -Como ve que no puedo hablar enseguida viene a la cama y me ayuda a reincorporarme. Me abanica, su cara de susto es un poema.
Poco a poco voy encontrándome mejor, hasta que Izan empieza a moverse como un loco. Enzo se sobresalta al notar que mi tripa se mueve bajo el pijama.
-Perdona Enzo no quería asustarte. -Él sigue mirando mi tripa boquiabierto. Con cuidado me subo un poco la camiseta y agarro su mano. La poso justo en el lugar de las pataditas del pequeño Izan.
-Señorita esto es increíble, ¿Le duele? -Me río ante su pregunta y su preciosa cara de emoción.
-De momento no me duele, creo que Izan quiere ver a su papá. Me voy a cambiar para que nos lleves al hospital. -En cuanto Enzo sale de la habitación, me asomo por la ventana. Poco a poco nos imagino a los tres corriendo por el jardín, subiendo al tobogán... Alguna lágrima se me escapa, no puedo sentirme más sola en estos momentos.
Desde lo ocurrido no he vuelto a ver a mis padres, creo que soy una mala hija. El mal se a apoderado de mi corazón y ya no me deja pensar con claridad.
Me pongo unos vaqueros y un jersey, afuera hace mucho frío.
-Señorita ya esta todo listo para marcharnos. -Enzo va por delante, él puede andar como si nada pero en yo en cambio... creo que cada vez que doy un paso me cuesta más andar.
Durante el trayecto puse la radio, cada canción que sonaba me recordaba a Mati y a mi cantando todas las canciones a todo pulmón.
Mati mi amor te hecho tanto de menos... Siempre lo has sido todo para mi y sin tu ausencia no estoy bien... Abraham me dijo que no me deprima más que haré daño al bebé... Bastante que anda mal de peso mi pobre nene.
En cuanto llegamos Enzo me agarró del brazo para subir los cuatro escalones principales. Mi respiración está muy agitada, hoy estoy muy cansada.
-Enzo espérame fuera, vigila que todo esté en orden. -Al entrar en la habitación me encuentro a su enfermera particular. Le pido que salga, necesitamos estar en familia. -Hola mi amor, Izan quería verte. Yo también te quería ver, se te hecha de menos. La casa está muy triste sin ti. -Me siento y coloco su mano sobre mi vientre. Enzo en cuanto lo nota empieza a revolotearse. Le encanta sentir a su papá. Me emociono mucho, los tres hacemos una gran familia.
-Mati amor, espero que estés cogiendo fuerzas, solo me queda un mes y medio para dar a luz al pequeño Izan. Ya sabes como son los bebés, muy revoltosos. -Me empiezo a reír, sé que Mati estaba ansioso por ver el parto y yo espero que pueda asistir. Necesito tenerle ese día a mi lado, que me diga que todo esta bien pero sobre todo que me de un fuerte abrazo que tanto hecho de menos.
-Bueno cariño mañana después de comer vendré a verte. Hoy iré a ver a mis padres ya que les deje de hablar como una tonta. Te queremos mucho, vuelve pronto por favor. -Miles de lágrimas recorren mis mejillas, no soy capaz de poder pararlas. Beso su mejilla y salgo de la habitación.
-Señorita por favor no llore más, necesita estar fuerte para el pequeño Izan. -Enzo me coje del brazo y vamos lentamente hacia el coche.
-E-enzo vayamos a por unas pizzas y me llevas a casa de mis pa-padres. -entre sollozos he logrado decirle que debemos hacer ahora. Izan nota mi tristeza y me da patadas muy fuertes, tan fuertes que hace que me salten más lágrimas.
Por fin llegamos al coche. En cuanto me siento, poco a poco Izan se calma y yo también. Debo cambiar mi chip o mi niño se verá muy afectado por esta horrible situación.
Primero paramos en una pizzería a por tres pizzas grandes. Quiero pasar una noche agradable junto a mis padres y pedirles perdón. De camino a casa de mis padres me pongo muy nerviosa, alomejor no me quieren ni ver. Soy una mala hija... no debí rechazarles necesito su ayuda...
En cuanto llegamos no sabía si llamar al timbre o no, tengo miedo... Después de unos minutos decidí llamar, ya estoy aquí.
-Camila mi amor. -Mi madre entre sollozos me abraza y yo lloro con ella. Después aparece mi padre y hace lo mismo.
-Por favor perdonarme por ser tan mala hija, no quería haceros daño. -Les doy un beso a cada uno y nos adentramos en la casa, con Enzo detrás. -He traído pizza para que cenemos los 4, Enzo es mi guardaespaldas, es como de la familia.
-Hija no digas que eres mala hija, entiendo que ante una situación tan dura no sabes como reaccionar. No nos vuelvas a apartar de tu lado, nos necesitas y nosotros a ti también. -Nos volvimos a fundir en un fuerte abrazo. ¿Qué haría yo sin ellos?
-Señorita no puedo cenar con ustedes, cenaré en casa. -Me levanto y me dirijo a el.
-Ni hablar, me estas soportando continuamente. Siéntate ahora mismo. -Mis padres se ríen, Enzo me cae muy bien, es muy agradable. Una vez todos sentados empezamos a comer esas deliciosas pizzas.
Ante el primer bocado, me quedo intacta, creo que es la mejor pizza que he probado alguna vez. Izan se mueve un poquito, creo que a el también le gusta.
-Bueno Camila, esperamos que vengas todos los días. Estamos algo liados con la empresa por la ausencia de Matías, pero para ti cariño siempre tendremos hueco. Mañana podríamos ir a comprarle cositas a Izan, seguro que aún os falta mucho. -Asiento emocionada, con todo lo de Mati se me ha olvidado comprar más cosas y sobre todo preparar el bolso.
-Bueno familia, mañana os vendrá a buscar Luis, desayunamos juntos en mi casa y ya después vamos de compras. Muchas gracias por todo, os quiero mucho. -Les doy un abrazo y un beso a cada uno, les echaba de menos. Padres solo hay unos, no puedo enfadarme por cualquier bobada. Nota mental, anotada.
Me subo al coche con cuidado, estoy muy hinchada, mi tripa va a explotar. De repente en la radio suena mi canción favorita "Se iluminaba". La canto a todo pulmón y Enzo también me sigue el rollo, esto si que no me lo esperaba.
-Enzo, esto no me lo esperaba de ti. Me caes un poco mejor todavía. -Los dos nos reímos, menos mal que por fin noto que las cosas van bien.
En cuanto llegamos a casa me despido de Enzo y voy a la habitación. Este cansancio va a acabar conmigo, debo descansar para ir de compras.
A la mañana siguiente...
-Hola mamá, ¿Qué tal? -Me acerque a darlos un beso a cada uno. Mientras me comentaban que tal la noche, fuimos al comedor. El desayuno ya está listo.
Fuimos hablando de todas las cosas que necesito, tengo una lista muy muy larga... Empezando por el bolso para el hospital que todavía ni le e comprado. Espero no ser una mamá desastre.
-Tranquila cariño no te agobies nosotros te vamos a ayudar en todo. -Yo les doy un abrazo, echaba de menos charlar con ellos.
Salimos de casa y vamos directos a la mejor tienda para bebés.
El carrito queríamos comprarle Mati y yo pero me da que ya va siendo hora aunque el no este... El corazón se me encoje pero no puedo hacer otra cosa.
-Buenos días ¿En que puedo ayudarles? -La chica me dedica una sonrisa y se coloca a mi lado, demasiado pegada. Que raro.
-Buenos días, queremos mirar muchas cosas. En primer lugar un carrito para bebés. Que venga todo el set y se vaya amoldando según crezca. -La chica me mira de reojo todo el rato, que raro todo, no entiendo nada.
Pasamos por la zona de cajas y ella se coge su café.
-Mamá, ¿Qué color? -Cuando me giro para mirarla, la dependienta se agarra a mi y me tira el café. ¡Está ardiendo! En cuanto eso sucede Enzo se acerca a mi y me levanta enseguida la camiseta. Mi madre me echa el agua de la botellita que tenía. Esto a sido apropósito.
-¡Quiero hablar con su jefe! -La vena del cuello me va a estallar del enfado. Tengo que descubrir quien es esta insensata.
ESTÁS LEYENDO
Mi ángel salvador, Cami&Mati
RomanceSegunda parte del libro: Raptada y vendida al mayor mafioso