POV Camila
Abro los ojos lentamente, siento un fuerte dolor en la tripa. Las luces me ciegan, demasiada luz. Poco a poco me acostumbro a tanta luz, miro a mi alrededor y observo a mi madre, esta mirando por la ventana, ya es de noche.
Carraspeo mi voz y ella se gira.
-Cariño mío, al fin despiertas. Eres una campeona, ¿Qué tal estas? -Ella se acerca y me da un suave abrazo.
-Estoy bien mamá, tuve mucho miedo. Quiero ver a mi bebé. -Ella me mira y asiente. Sale en busca de él.
¿Cómo será? Me imagino que será chiquito, con pelo negro, unas manitas muy pequeñas... Las ansias pueden conmigo.
-¡Sorpresa! -Wow, todos entran y me dejan sin palabras. Traen muchos globos, una tarta y regalos. Esto no me lo esperaba.
-Aquí está mi cuñada favorita. -Ana me da un fuerte abrazo, al igual que Abraham. Ellos me dan sus regalos.
-Qué será, que será... -Todos empezamos a reírnos. Al abrir el primero me encuentro con un biberón personalizado para mi pequeño, dos baberos también personalizados y... -Wow, ¿este es el traque que queréis que lleve mi bebé?
-Si, cuñada... Si quieres claro. -Solo de imaginarme que bien va a quedar mi niño con esto, me emociona. Ellos me vuelven a dar un abrazo, es un regalo estupendo. Abro el otro regalo y encuentro los zapatos de tacón que tanta ilusión me hacía.
-Cuñada, de momento no te les pongas, ya tendrás tiempo. -Abraham me guiña un ojo y todos nos reímos.
Ahora se acercan mis padres con tres regalos, ellos siempre de más. Abro el primero y encuentro tres conjuntos para Izan. En el siguiente hay una mecedora, espero que me la lleven a casa que pesa mucho. Por último, hay un sobre. Que raro.
Vale por un viaje, para vosotros tres, os lo merecéis. Os queremos mucho, el destino no lo podéis saber.
-Wow mamá, ¿y este viaje? -Todos se ríen por mi emoción.
-Cariño, este lo he elegido yo, quiero que dejes atrás todo lo malo y vuelvas a ser feliz. -Empiezo a llorar de la emoción, las palabras de mi padre remueven algo dentro de mi.
Mis padres son los mejores y me odio a mi misma por haberles dejado de lado... soy un desastre.
-Perdón por las molestias pero este campeón quiere conocer a su mamá. -Enseguida aparto todos los regalos, necesito hueco para mi bebé.
La enfermera lo trae en una cuna chiquita. Lo coge en brazos y lo acerca a mi. Miles de lágrimas empiezan a deslizarse por mis mejillas, que bonito es.
Lo deja en mis brazos. Yo agarro su pequeña mano, es muy chiquito, es como un muñeco. Es blanquito de piel y tenía razón su pelo es negro. Miro sus ojitos y son oscuros, poco a poco se irán aclarando.
No puedo dejar de llorar de la emoción. Le doy mil besos en la carita y todos se ríen.
-Enhorabuena cariño, vas a ser una mamá estupenda. -Todos se acercan y la enfermera nos saca una foto. Izan de repente, empieza a llorar.
-No cariño, no llores, mamá está contigo. -La enfermera se acerca a nosotros.
-Uy, creo que alguien tiene hambre. Por favor necesito quedarme con ella para enseñarle, cuando acabemos yo les indico que entren. -Todos recogen todas la cosas para irse.
-Papá, quiero pizza. -Todos nos reímos ante mi comentario, él sabe cúal es mi favorita.
-Bueno, eres mamá primeriza, pero eso no debe asustarte. Destápate para poder darle el pecho. -Hago lo que me dice, ella coge a Izan y me le coloca.
Al principio es una sensación extraña, es como que me va a succionar entera. Me río mentalmente de mis estúpidas ocurrencias.
Creo que mi bebé tenía mucha hambre. Mientras le doy el pecho, la enfermera me va diciendo como darle el pecho, sus horas de dormir... Me he agobiado un poco con tantas cosas pero creo que seré una madre excelente.
-Cualquier cosa pulsa este botón y vengo. Mañana si todo va bien les daremos el alta por la mañana. -Me despido de la enfermera y me levanto para dejar a Izan en la cuna.
La puerta se abre poco a poco, creo que ya han venido con la cena.
-Sorpresa, ¿Cómo están la mamá y el bebé? -Enzo entra con una sonrisa y habla susurrando para no despertar al chiquito.
-Enzo, me duele un poco la tripa pero estamos bien. Mira a mi pequeño, ven. -Él se acerca y se emociona al verle tan pequeñito.
-Es muy guapo, se parece bastante a ti la verdad. -Los dos nos reímos de su comentario. -No se si te gustará la verdad... pero he cogido estos regalos. -Le indico que se siente conmigo en la cama.
-Enzo no hacía falta, pero me encantan los regalos. -él se ríe de mi comentario y yo le guiño un ojo. Cojo la caja más grande, al abrirla para mi sorpresa, me encuentro con una abriguito gris a conjunto con unas manoplas, una bufanda y un gorrito. Es precioso, a Izan le va a quedar muy bien.
Abro la segunda caja, esta es más pequeña. En su interior hay un bolso precioso, sino recuerdo mal una vez en el centro comercial le dije que me encanta. Veo que es muy atento.
-Enzo muchas gracias por tu regalos, me encantan. -Le doy un abrazo y él me corresponde.
-Por último traje esta caja de bombones y tu batido favorito. -Me le como, este chico es un amor. Abro la caja y los dos nos comemos un bombón. El de chocolate blanco me encanta.
-Enzo, por cierto, ¿Y Matías? Ve a buscarle, tiene que conocer a su hijo. -Él agacha la cabeza, no entiendo porque. Quiero ver a mi amor. Se queda en silencio. Agarro su mentón y le obligo a mirarme. Puedo observar la tristeza de sus ojos.
-Ca-camila... Matías... él... él no recuerda nada, necesita ser tratado. También, he de decirte que... él... se va a quedar en silla de ruedas para toda su vida. -¡Qué! No, no puede ser. Empiezo a llorar desconsoladamente, no puede ser. ¿Porqué la vida nos odia tanto? Es que no lo entiendo no. Me niego a aceptar esto. -Camila, vas a despertar al pequeño Izan y él te necesita fuerte. Ven aquí. -Me acerco a él y me apoyo en su pecho, no puedo dejar de llorar. Él acaricia mi espalda y besa mi frente. No quiero aceptar esto, llevo muchos meses esperando este momento y ahora resulta que no se acuerda de nada.
-E-enzo... no puedo más con esto de verdad. -Rodeo con mis brazos su cuello y me apoyo en su hombro. Él sigue acariciando mi espalda. Poco a poco me voy tranquilizando... Me duele mucho esta realidad. Es como si alguien nos odiase con fuerza y hace todo lo posible para que nos vaya mal.
-Camila tranquila, no te preocupes. Todo se arreglará con el tiempo. Yo estoy aquí para lo que necesites. -Besa mi mejilla y los dos nos quedamos mirándonos. Enzo es un buen amigo.
En ese momento se abre la puerta y entran todos con cuatro pizzas bien grandes. Este momento es el mejor hasta ahora. Enzo se va a levantar pero le agarro del brazo y le obligo a quedarse. Él me mira y me guiña un ojo.
-Cariño, esta es nuestra primera cena con la mejor compañía. Por Izan. -Todos chocamos nuestros vasos de coca cola y empezamos a cenar.
Tenía mucha hambre, esta pizza me salva la vida. Empezamos a recordar los momentos de mi embarazo, todos nos reíamos, tenía demasiados antojos.
-Por cierto... Enzo ya me ha dicho lo de Matías. -Todos dejan de comer y se me quedan mirando sorprendidos y a la vez apenados. -No entiendo como todo esto me puede pasar a mi... solo espero que se recupere y pueda reconocer a su hijo. Ahora mismo debo centrarme en Izan, ya me dijeron que esta muy pequeño... -Al acabar esa frase, las lágrimas de nuevo se apoderan de mi ser.
Es muy triste tener que aceptar esta nueva realidad... Todos se acercan y me dan un abrazo pero es que ahora mismo nada me motiva...
Bueno últimamente actualizo muy seguido, espero que les vaya gustando la historia. Aquí tenéis al pequeño Izan. A ver que ocurre con Matías...
ESTÁS LEYENDO
Mi ángel salvador, Cami&Mati
RomanceSegunda parte del libro: Raptada y vendida al mayor mafioso