Lucy.
El tiempo que pasaba junto a Adam era maravilloso, me gustaba salir con él, era divertido y siempre me hacía reír, a veces le quedaba su cámara y le tomaba fotos distraído.
Estábamos en su habitación editando algunos de los videos que habíamos hecho para el proyecto, al principio cuando mencionó que la edición sería fácil pensé que solo veríamos el vídeo y editaria los filtros o algo así, ya llevábamos dos horas y Adam sólo había editado tres vídeos, esta era su pasión pero para mi era agotador y aburrido ver todo lo que hacia sin entender nada. Solo me pasaba por su habitación husmeando sus cosas.
—¿Te parece si voy por comida? —pregunte dándome por vencida, estaba muy aburrida. Sonrío divertido, le di un beso suave en la mejilla.
—Esta bien, solo dame otro de esos pero justo aquí —señalo sus labios, me acerqué a él para besarlo. A pesar de que aún no pasaba nada íntimo entre nosotros la tensión sexual que se sentía era grande, para mi era delicioso sentir todas esas vibraciones que Adam causa cuando nos besamos y las cosas se salían un poquito de control.
—Deberías ir por esa comida —menciona separando sus labios de los míos—. O yo podría comerte aquí mismo —su aliento roza mi cuello y mi piel se eriza, siento ese revoloteo y mis mejillas se tiñen, sonrío complacida, me gusta cuando tenemos ese tipo de coqueteo. Decido ir pronto por la comida.
Cuando voy saliendo de la casa la madre de Adam logra sorprenderme, ya era algo seguro para mí que yo no le caía bien, pero Adam y su padre habían dejado en claro que yo era bienvenida en su casa y les había tomado la palabra.
—Veo que has durado un poco más que las otras —sé que menciona aquello con mala intención, suspiro y le dedico una sonrisa forzada.
—Me alegra verle también señora —en sus ojos la madre de Adam refleja dolor y tristeza, no entendía que tenía de malo esa señora y tampoco sabía porque pagaba el mal humor y sus cambios de ánimos con los demás.
—No me salgas con estupideces y ahorraté tus cortesías —su tono hostil me asusta—. No quiero que estés en esta casa, ni que te entrometas con mi familia —me acerco a ella y retrocede sorprendida por mi acción.
—¿Porque? —pregunto intentando obtener una respuesta—. Quiero a Adam, eso debería bastar para que usted se alegré por él —la mujer rie con amargura.
—Quizás sea interés, pero querer, ¡Jamás! —de un momento a otro se ve alterada—. No voy a permitir que nadie dañe a Adam —queria decirle que la única que dañaba a Adam era ella, pero se veía bastante afectada y casi pude ver que iba a llorar, me dio la espalda y se retiró.
Cuando regrese con la comida Adam estaba en su cama revisando su móvil, sonrió al verme, acomode todo en su mesita y nos dedicamos a comer.
—Tengo una partida de póker esta noche, ¿Quieres venir? —pregunto, de alguna manera me disgustaba que Adam apostara tanto, pero no podía prohibirle hacer algo que a él parecía divertirle y que además hacia antes de conocerme. Solo intervendría si lo veía necesario.
—Esta noche no —digo, observo su expresión pero no luce enojado, no quiero que piense que lo rechazo, simplemente no me apetece y me alegra que el pueda entenderlo.
—Esta bien —levanta mi mentón y besa mis labios.
Adam me llevo a casa y luego se marchó a su partida de poker, no sin antes prometer que no apostaria mucho. Papá preparaba lasaña y a pesar de haber comido me apetecía comer más.
—Hola papi —saludo con un beso en su mejilla y me siento en una silla de la cocina.
—Hola mi niña, ¿Sabes una cosa? —se voltea a verme—. Odio el perfume de ese chico — olfatee mi blusa y efectivamente olía al perfume de Adam. Sonreí
—¡Ups! Creo que iré, a ducharme —subí a mi habitación.
Después de ducharme baje a comer con papá y vimos nuestra serie favorita juntos. Me distraje pensando en la madre de Adam y en los problemas que tenía aquella mujer, Adam aún no mencionaba nada sobre eso y empezaba a impacientarme.
—Papá —mi padre me miro y acarició mi cabello—. ¿Conoces a los padres de Adam? —hundió su entrecejo y negó con la cabeza
—¿Cuáles son sus nombres? —cuestionó
—Su padre es Carlos Jones y la madre se llama Grabiela —por un momento vi algo de asombro en los ojos de mi padre y pensé que si podía conocerlos pero luego afirmó que no distiguia el apellido y que quizás si los veía podía decir algo.
Papá subió a dormir y yo me quedé otro rato viendo la serie, cuando el reloj marco las once decidí subir.
Estaba teniendo un sueño placentero, cuando unos ruidos en mi habitación me hicieron despertar me quedé quieta en la cama intentando escuchar de nuevo el ruido y cuando sentí el peso apoyado en mi cama me incorpore de inmediato, por la luz que entraba por la ventana pude ver a Adam con su dedo en los labios indicándome que no hiciera ruido.
—¡Que haces aquí! —susurre sorprendida.
—He venido a verte, sigues dejando tu ventana abierta —hice nota mental de cerrar mis ventanas.
—Papá esta aquí, puede escucharte —Adam se levantó de la cama y abrió la puerta con cuidado revisando el pasillo, luego entró de nuevo.
—No ha escuchado nada —afirmó, cerró la puerta y puso el seguro, lo mire ceñuda—. Por precaución —se encogió de hombros y sonrió.
—¿Que haces aquí y que hora es? —miró su reloj.
—Son mas de las dos y ya te dije he venido a verte —se acomodó a mi lado en la cama.
Mi corazón empezó a latir con rapidez y una sensación extraña se instaló en mi pecho, tenía miedo de que papá nos descubriera, pero por otro lado me sentía emocionada.
—¿Que tal el poker? —Adam acariciaba mi cabello mientras se sacaba los zapatos y se metía bajo las sábanas.
—No me puedo quejar —sonrió y se inclinó de lado para besarme, era un beso cálido y suave, me gustaba besar a Adam, sentir sus labios succionar era delicioso. Pronto el beso se torno sensual y tuve que separarme para tomar aire.
—Adam... no... puedo, por favor —rogue aún sin aliento, besaba mi hombro y luego lamió mi cuello lentamente causándome cosquillas.
—Tranquila, no pasara nada que no quieras —suspire, eso era precisamente lo que quería evitar, porque si quería que pasara pero no así y menos con papá a unos cuantos metros. Se incorporó de la cama y lo vi ponerse los zapatos.
—¿Ya te vas? —me miró y paso su lengua por su labio superior, eso sólo causó más vibraciones en mi cuerpo.
—Si me quedo, no podré controlar esto —se puso de pie dejándome ver el gran bulto en su entrepierna, mordí mi labio por inercia.
—Nos vemos mañana entonces —dije resignada, me convencía a mi misma de que no era el momento, todo iría a su tiempo. Se acercó y beso mi frente y luego mi boca.
—Te vere mañana Lucy —guiño el ojo y lo vi marcharse con cuidado, Adam me estaba volviendo loca.
Conocimos un poco más de Adam, no todo es color de Rosa :(
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Eres Arte, Lucy (COMPLETA)
Любовные романыEl destino suele tener sus momentos trágicos y accidentalmente afortunados, cuando Adam estaba a unas cuántas cuadras de la ruidosa fiesta de una chica de su instituto, un golpe fuerte en su pecho lo dejo desconcertado. Lo que el no sabía era que aq...