Capitulo 33

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Siento una desesperación en mi pecho y cuando llego al auto de Adam tomo la copia que Kim efectivamente dejó en el parsabrisas, me quito mis tacones y me recuesto sobre el auto es entonces cuando me permito llorar fuerte, ni siquiera intento calmar mis sollozos. Adam me envuelve en sus brazos y quita el seguro del auto para luego subirme a el, rodea el auto y sube al lado del conductor.

—Lucy, mirame ¿Que sucede? Habla conmigo —pide suplicante, pasa la mano por su pelo alborotandolo, luce estresado—. ¡Por Dios! Dime algo que verte así me está carcomiendo el alma —le extiendo los papeles porque no soy capaz de hablar solo puedo llorar y sentirme perdida. Adam lee detenidamente y poco a poco su rostro va luciendo preocupado.

—No puedes dar crédito a esto —dice sin despegar la vista de los papeles—. Esto no te dice nada, debes hablar con tu padre Lucy —quiero entrar en razón y creer que Adam tiene un punto, que solo es un sucio y malvado juego de Kim para fastidiarme. Respiro profundo y limpio mi rostro.

—Llévame a casa —pido con desespero, muerdo mis labios con impaciencia y Adam me ve de reojo mientras me pide que me calme y que piense con claridad ¿Como voy a pensar con claridad? ¿Como siquiera puedo pensar en algo que no sea esos malditos papeles? De un momento a otro mi felicidad se consumió y me quedé con este sentimiento de dolor angustia y traición.

No puedo siquiera pensar que yo sea adoptada que mis padres no sean mis padres, reprimo un sollozo y bajo del auto tan rápido como Adam estaciona frente a mí casa, me lastimo el pie de camino a la puerta ya que sigo sin los tacones. Abro bruscamente y grito el nombre de mi padre mientras lo busco en la planta baja, veo a Adam cerrar la puerta mientras papá baja apresuradamente.

—Lucy, ¿Cariño que ha pasado? —pregunta angustiado, mira a Adam de manera acusatoria y me paro frente a el sintiéndome molesta.

—¿Que significa esto? —mi voz sale sorprendentemente calmada, papá toma los papeles y los lee, empiezo a derramar lágrimas cuando su rostro palidece—. ¿Es cierto? —pregunto rogando que lo niegue.

—¿Quien te dio esto? —intenta tomar mi mano.

—¡Pregunte si es cierto! —mi grito los sorprende a los dos y Adam me pide que me calme. Papá no dice nada y entonces me hecho a llorar en los brazos de Adam. No quiero creerlo, no puede ser real. Siento a papá acariciar mi hombro.

—No me toques —digo con dolor—. ¿Como pudiste? tú y mamá, aunque ya no se si deba llamarlos padres —me arrepiento de inmediato por decir aquello pero no me disculpo, estoy demasiado molesta para hacerlo y solo salgo de casa apresuradamente. Adam me sigue y papá igual.

—Lucy tenemos que hablar —exclama papá en voz autoritaria. Subo al auto y veo a Adam detenerse, alcanzo a escuchar que dice que me cuidara y sube al auto para ponernos en marcha.

Adam.

Conduzco de camino a mi casa, me duele ver a Lucy así, su mirada buscando consuelo o refugio cuando se enteró de manera indirecta que es adoptada me partió el alma. Y aunque aún no quiera darle crédito a esos papeles su padre no hizo mucho por desmentirlo. Estaciono y bajo del auto, llego al lado de Lucy quien se ve perdida en sus pensamientos.

—¿Tus padres no se molestaran? —pregunta en un susurro.

—Tú no te preocupes por mis padres —la guio dentro de la casa y cuando estamos en mi habitación hago que se ponga comoda en mi cama. Acaricio su rostro mojado por las lágrimas y beso su nariz ahora enrojecida—. Debes descansar, ya habrá de tiempo de aclarar todo.

—No soy su hija, lo vi en su mirada Adam —solloza y pasa la mano por su nariz.

—Nada esta dicho Lucy, debes escuchar a tu padre, aún si no fuera por regla tu padre biológico él te ha querido y cuidado como su hija —yo sabía lo que era el verdadero amor de un padre y lo veía en los ojos de Garet cuando contemplaba a Lucy—. La línea de sangre no hace a la familia, te lo digo yo que he vivido toda mi vida con un hombre que no lleva mi sangre pero que daría su vida por mi, porque soy su hijo, él me acepto y me amo como tal —puedo imaginar el dolor que siente Lucy porque aunque mi forma de saber que Carlos no era mi padre no fue tan cruel y dramática si dolió, y no porque sintiera traición o rencor es por saber que ese ser tan maravilloso no es tu padre por regla, es por temer que algún día pueda dejarte, es por creer que no sabes de donde vienes, ni lo que eres, sentir perdición abandonó y soledad por saber que tu verdadero padre no te quiso. Acaricio la espalda de Lucy hasta que ambos nos quedamos dormidos.

Escucho mucho ruido en la planta baja luego la puerta de mi habitación se abre y yo sigo aún adormilado. Mamá ve a Lucy a mi lado de manera horrorizada y me jala del brazo alejandome de ella.

—¿Adam que has hecho? Saca a esa chica de aquí —Lucy se depierta, ve de mi madre a mi y luego se escucha como tocan la puerta abajo con fuerza.

—¡Deben bajar ahora! —ordena mi madre con rabia, tomo a Lucy de la mano y bajamos escuhando los gritos, es el padre de Lucy quien casi quiere tumbar la puerta. Veo a papá y mamá discutir y Lucy se sienta en el pie de las escaleras a llorar.

—Señor Cox, soy Adam voy a abrirle pero debe calmarse.

—Quiero hablar con Lucy, ella es mi hija —mi madre se para en la puerta.

—No va a entrar, no quiero a ese hombre en mi casa —la veo ceñudo y luego miro a papá que luce muy preocupado.

—Si no lo dejamos entrar tumbara la puerta.

—Llamaremos a la policía —amenaza mamá y por primera vez Lucy interviene.

—No, por favor no llame a la policía —mamá la ve con desprecio.

—¡Esto es por tu culpa! —acusa a Lucy—. Te pedí que te alejaras de Adam —la señala con su dedo y Lucy se ve tan indefensa que me enfurece ver a mamá atacandola.

—Basta mamá, no es el momento —reprendo a mi madre que me mira con odio. Mi sorpresa viene cuando papá habla.

—Adam, debes alejarte de ella —lo miro incrédulo por sus palabras, él no ha podido pedirme eso.

Los gritos incesantes de el señor Cox siguen, entonces en un acto rápido abro la maldita puerta. Todo se queda en silencio, por un momento el padre de Lucy solo me mira a mi, luego ve a todos los presentes en la casa y lo menos esperado sucede.
  
—¡Gabriela! —dice el nombre de mi madre en un tono suave y con asombro, pero luego lleva su atención a Lucy—. Tenemos que hablar hija, por favor —Lucy se niega a mirarlo y mamá habla de manera furiosa.

—¡Vete de mi casa y llévate a tu hija! —el señor Cox vuelve su atención a mi madre.

—Gabriela, tu... ¿Esta es tu casa? —pregunta muy sorprendido, mamá asiente—. ¿Adam es...es tu hijo?

—Así es, y quiero que te vayas —responde mamá con autoridad, él hombre la mira confundido.

—Me iré en cuanto hable con mi hija.

—Pueden hablar fuera de mi casa, ya bastante tengo con la presencia de tu hija perjudicando a Adam —quiero hablar pero es papá quien interrumpe la charla.

—Gabriela, creo que es momento de decirlo, Adam y Lucy merecen saberlo.

—¡No! —grita mi madre sobresaltandonos a todos—. Él no lo merece, no lo diré.

—Pero los muchachos sí, hazlo por nuestro hijo —mamá rompe a llorar y yo me encuentro muy angustiado y confundido y sé que Lucy esta igual.

—¿De donde se conocen? —pregunto finalmente.

Eres Arte, Lucy (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora