Capitulo 26

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Adam.

Llegar a casa a las tres de la madrugada obviamente me causaría problemas pero jamás pensé que sería para tanto.

Mamá me esperaba sentada en la sala como un fantasma en la oscuridad, me espante cuando su voz dijo mi nombre

—Adam —di un respingo y me voltee para ver a mamá en las sombras, encendió la luz y noté que había bebido.

—¿Que haces despierta? —calme mis nervios y solté un suspiro, ella sonrió amargamente.

—¿No es lo que hace una madre preocupada? Esperar a sus hijos —no entendía porque actuaba así, muchas veces me había dicho que cerraría las puertas con candado para que no entrara en las madrugadas.

—Nunca te has preocupado, no deberías hacerlo ahora —iba a subir pero me detuvo.

—Te quiero Adam —hace tanto tiempo no escuchaba aquellas palabras que me sentí extraño al oírlas—. Sé que no lo escuchas seguido y que no lo demuestro —la interrumpi, de pronto solté una carcajada, como cuando algo te duele pero te ríes de ti mismos.

—Tienes razón, no lo demuestras, y no quiero que lo hagas ahora, ya dejo de importarme, así que ahora no vengas con esto —estaba harto de lo mismo, ella nunca cambiaría. La vi tomarse del cabello con frustración.

—¿Lo ves? Es que me recuerdas tanto a él —la miro duramente, eso no era mi culpa y sin embargo ella me dejaba toda la responsabilidad a mi.

—No es mi problema —zanjo fuertemente.

—Lo veo en ti, y me duele —su voz se quiebra, voy a hablar nuevamente pero papá me interrumpe.

—¡Calla Gabriela! —la voz de mi padre resuena en la sala y me giro para encontrarlo con un semblante triste y apagado—. Deja de lastimar a nuestro hijo, he sido tolerante contigo pero no permitiré que lo dañes de esa forma —me acerco a mi padre y le doy un abrazo que sé que necesita, ambos lo necesitamos.

—¡Es mi hijo! No nuestro, no eres su padre Carlos y lo sabes así que deja de tomar el lugar que no te corresponde —sus palabras van cargadas de odio.

La furia sube a mi cabeza y no pienso con claridad.

—¡Calla! ¡Ya cállate! —grito con rabia y tiro con fuerza las copas que hay en la mesa—. El es mi padre, ese es su lugar y ha sido el mejor que he tenido, es mejor que tu —espeto furioso, mi pecho arde y siento las ganas de llorar en mi garganta. Tiro las sillas y lanzo un florero que impacta en una ventana, mi padre intenta calmarme pero no lo logra y mi madre solo llora como siempre.

—Y no tengo la maldita culpa de que ese hombre no te haya querido —se que eso es lo que más le duele, salgo furioso a pesar de los llamados de papá, subo al auto y manejo sin rumbo.

Lucy.

Llegar al instituto y no encontrarme con Adam fue un hecho que me desconcerto, marque su número pero no atendió, me preocupe un poco porque él había dicho que nos veríamos, aún así intenté seguir mis clases con normalidad.

En la hora del receso, me senté con Paulo y Dany quienes dijeron que no sabían nada de Adam pero quizás solo había faltado por flojera, quise pensar lo mismo pero no me convencí.

—¿Desde hace cuanto conocen a Adam? —pregunte, quería saber un poco más sobre su amistad, los chicos se miraron y sonrieron.

—La verdad, desde segundo año, Adam se atraso un año y nos conocimos en una clase de detención —Paulo me cuenta mientras sonrie recordando.

—Estaba allí porque le había dado una paliza a un chico que molestaba al hermano de Dany —prosigue, y le da un golpe a Dany quien sonrie y asiente.

Eres Arte, Lucy (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora