Capitulo 10

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Adam era un chico bastante guapo sin intentarlo, cuando me recibió llevaba pantalones de mezclilla y un suéter, y así sin más lograba verse genial, su cabello alborotado le daba ese aire despreocupado, me sentía un poco avergonzada por haber cancelado el almuerzo de ayer, sonrió ligeramente y subimos a su habitación, no me pareció buena idea pero él no me dio tiempo para protestar.

—Creo que deberíamos hacer una lista respecto a las preguntas que haremos —su tono era serio y nada amigable, me sentí un poco incómoda.

Me senté en un rincón de la habitación y no dije nada, mientras el escribía en una libreta las preguntas el silencio se volvía abrumador, después de un rato me pasó la lista.

—Puedes añadir alguna si quieres —bien, su tono era muy serio, como el primer día que me habló.

—¿Te sucede algo? —cuestione un poco confundida, empezaba a sentirme un poco mal.

Se encogió de hombros y se tiró en su cama boca arriba con los ojos cerrados, era demasiado infantil porque era obvio que algo le pasaba e ignorarme parecía la mejor manera que tenía de hacérmelo saber.

Leí la lista y a decir verdad no se me ocurría algo que agregar, puse la libreta en el escritorio y camine de un lado a otro un poco irritada.

—Así esta perfecto —dije en voz alta para que me escuchara.

Por un momento pensé que estaba dormido y no fue hasta que se incorporó que salí de la duda, me crucé de brazos y él solo me miraba seriamente, enarque una ceja y le sostuve la mirada.

—¿Cual es tu problema? —pregunte finalmente, me detuve frente a la cama.

Sentía la tensión entre nosotros y una sensación extraña me recorría el cuerpo, sabía perfectamente que Adam estaba molesto porque cancele la salida de ayer, pero quería que fuera lo suficientemente maduro para decirlo.

—No lo sé, porque no me lo dices tu —me sentía como en una telenovela.

Tenía su cuerpo apoyado sobre sus codos y espalda y se veía realmente bien, sus ojos color esmeralda me miraban con algo de fastidio, mis manos empezaron a sudar y balbucee sin saber que decir.

—¿Que tal las cosas con Harry? —preguntó con molestía, mi corazón dio un brinco y contuve una sonrisa.

—¿Que cosas? —fingí no saber de qué hablaba—. Sabes que entre él y yo no hay nada —asintió, paso los dedos por su cabello despeinado y eso solo lo hizo lucir mejor.

—Pero ayer él quería hablar contigo —enarco una ceja, quería creer que eran ideas mías, pero pensaba que Adam estaba celoso—. Le pediste que te llamara, ¿Lo hizo? —las cosas estaban muy raras, en su momento planeaba contarle a Adam sobre mi charla con Harry pero sentí la necesidad de aclararle que eso no era su asunto.

—Escucha Adam, estas lejos de que seas la persona a quien le cuente mis cosas —inmediatamente me sentí mal por decirlo—. Apenas nos conocemos —agregue, me miró con expresión dolida, se levantó y paso las manos por su rostro, resopló.

—Tienes razón, no debí preguntar, discúlpame —iba a decirle que no se preocupara pero me interrumpió, se volvió con el rostro un poco ansioso—. Lucy, sé que no es mi asunto, pero no quiero que te lastimen más, ¿entiendes? —trague en seco, sus palabras me llenaban de emociones confusas—. Siento que eres muy blanda y se aprovechan de eso —Adam tenía razón yo era blanda, pero me estaba esforzándo por alejar de mi vida a Harry, y tener toda esa tristeza dentro me estaba matando.

Cuando quise darme cuenta estaba en sus brazos llorando, mientras él me sobaba la cabeza y susurraba palabras de apoyo, me sentía muy bien en su pecho aspirando su perfume; cuando nos separamos limpie mis lágrimas, Adam me miro y sonrió.

Eres Arte, Lucy (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora