Capitulo 38

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Muevo mi pie frenéticamente mientras observo el reloj en la pared del hospital, estoy ansiosa y asustada por lo que voy hacer, espero que sea lo correcto. Sé que no es horario de visitas pero solo a esta hora puedo asegurarme de que Adam no va a verme.

Entro a la habitación y observo a Adam que gracias al cielo luce profundamente dormido, tapo mi boca con una mano para no soltar un sollozo, luce pálido y un poco más delgado, todas sus heridas físicas han sanado y solo queda una que otra cicatriz.

Con cuidado de no hacer ruido me acerco hasta su camilla y me acomodo sin moverme tanto, luce igual al Adam que conocí pero no es el mismo. No puedo imaginarme hablar con él y que ni siquiera sepa mi nombre. Acaricio suavemente su rostro y me arriesgo dando un suave beso en su frente, se siente cálido y su presencia aún me transmite seguridad.

—Espero que esto sea lo correcto, espero que algún día puedas recordarme —recuerdo la primera vez que chocamos, me sentía tan sola y pérdida en aquel momento—. Te amo Adam —salgo del hospital totalmente destrozada, me duele el destino que nos toco y me duele no poder cambiar eso.

Mi padre me abraza mientras susurra palabras de amor, estamos en el aeropuerto. Resulta que después de saber que Adam no recordaba nada de su vida decidí marcharme, quizá suena un poco egoísta pero no sentía las fuerzas para seguir adelante. No quería pararme frente a él y saber que no podía reconocerme y si, dirán que soy cobarde por no quedarme y empezar de cero, pero lo hice por los dos, para que el pudiera empezar de nuevo, para que perdonara a su madre, que conociera a sus padres y que tal vez algún día cuando logre sanar todas sus heridas el pueda recordarme.

El señor Carlos se acerca para despedirse de mi y de cierto modo el logra entender mi decisión, además de que tengo que estudiar. El acuerdo fue que no presionaran a Adam sobre el pasado, no quería que a fuerzas le hicieran saber de mi y de lo que vivimos juntos. Tampoco van a esconderle nada, al final no hablar de mi existencia tampoco será una mentira, el iniciará una vida nueva donde el momento de reencontrarnos llegará alguna vez.

Adam.

Desorientado, así me siento. Estoy en una casa con personas que dicen ser mi familia, cuando desperté en el hospital no sabía donde estaba, ni quien era, ni como me llamaba. Pero poco a poco Gabriela, Carlos y Garet me han puesto al día sobre los sucesos de mi vida. Al parecer mi nombre es Adam Jones, tengo diecinueve, casi veinte años, mi madre es Gabriela y mis padres son Carlos Jones y Garet Cox, así es, tengo dos padres pero esa es otra historia. Aunque no recuerdo nada, siento la familiaridad con estas personas no tanto con Garet pero sé que son mi familia, lo siento en mi pecho.

Así mismo también siento que algo me falta, siento un vacío, como si estuviera incompleto. Observo mi habitación y me familiarizo con el lugar, instintivamente se donde están algunas cosas y siento mi propiedad sobre ellas, hace algunos días vino un chico su nombre es Jason dijo que era mi amigo aunque Gabriela lo veía de mala manera, me resulto extraño, no me parece el tipo de chico con el que me juntaria, pero senti la familiaridad, luego me habló un poco de el y dijo que yo era experto en el poker cosa que confirme ganándole tres partidas.

Hoy también vino otro chico, se presentó como Harry y solo paso a saludar, extrañamente mi mente siente esa conexión con todas las personas que he ido conociendo, aún así no logro recordarlas de nada.

Gabriela sugirió que era buena idea que donara algunas cosas que ya no usaba, según ella para dejar un poco todo lo malo atrás, no recuerdo mi accidente lo único que recuerdo es despertar con una sensación de enojo. La mujer a veces me resulta extraña y siento algo de adversion en algunas ocasiones, Carlos y Garet me han explicado un poco sobre que esta enferma y necesita ser tratada con cuidado.

Ahora estoy rebuscando en mi habitación entre mis cajones y mi armario, tengo un cuarto increíblemente grande y un escritorio con muchas cosas. No he podido desbloquear mi computadora no recuerdo la clave, tuve un teléfono movil pero desapareció en el accidente. Revuelvo entre mis cajones y escucho el sonido de unas llaves, vuelvo a mover la ropa y entonces, un objeto brillante llama mi atención, es una pulsera de plata, al parecer es mía lleva mi inicial pero tambien lleva otra letra. Reparo el objeto que me resulta extrañamente familiar y la voz de mis sueños llena mi mente.
"Espero que algún día puedas recordarme"

Esa frase me atormenta desde el día que salí del hospital, tengo sueños donde escucho la voz de una chica llamarme, es la misma voz que me pide que la recuerde. Pero por más que me esfuerzo mi cerebro no recuerda más allá de el día que desperté en el hospital, es como si hubiese pasado diecinueve años dormido, no hay nada solo una mente en blanco.

Bajo a reunirme con la que conozco como mi familia, resulta que todos quieren pasar tiempo conmigo, en especial Garet y de cierta manera me gusta estar rodeado de aquellas personas. A pesar de sentirme incompleto siempre intento seguir buscando en los recuerdos esa parte que me falta.

Eres Arte, Lucy (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora