—¿Sí?, habla Johan Bailey.
—Soy yo tonto, guarda mi nuevo número, quería decirte que nos veamos hoy, puedo pasar por ti a tu trabajo.
—¿Cómo sabes que no traje mi auto hoy?
—Recién me estoy quitando de tu casa, Ale y yo hicimos galletas, espero que te gusten.
—Ale no me ha dicho...
—¡Johan!, pasó por ti a las cinco, espérame fuera del edificio, nos vemos.
Qué extraño, que querrá Valle, en fin, mejor sigo con este reporte...
Unas horas después Johan salía de trabajar a las cinco de la tarde.
Valle se encontraba en la otra calle frente al Boulder Architect Company. Una de las empresas de sus padres, la más prestigiada compañía de arquitectos en Boulder y la futura herencia del joven Bailey.
Su trabajo era cómodo y muy bien pagado, era el encargado del departamento comercial, su trabajo era el de gestionar y obtener solicitudes de nuevos proyectos.
Llevaba poco en el puesto, pero había logrado la firma de dos grandes centros comerciales fuera de colorado.
Con sus padres atendiendo negocios en Nueva York, se había vuelto el jefe temporal de la compañía. Normalmente trabajaba hasta las cinco, pero le gustaba quedarse un par de horas más para apoyar a los empleados de los diferentes departamentos, esto le empezaba a crear la fama de buen jefe, atento y preocupado por sus trabajadores.
—Valle, ¡más te vale que sea importante! —Expuso mientras subía al Chevrolet Impala de medio uso de su amiga.
—Sí, Johan, es importante —Mencionó arrancando el vehículo —. Ponte el cinturón, no quiero una multa.
Valle condujo hasta llegar al parque norte de Boulder, cerca de la casa para refugiados indigentes de la calle 9th.
—Creo que no deberías estacionar aquí, es una zona peatones —Exclamó Johan quitándose el cinturón de seguridad.
—Solo baja, no tardaremos y este parque está cerca de mi trabajo y de tu casa.
Ambos caminaron hacia una banca en el parque, había unas cuantas personas paseando a sus mascotas, era una zona norte poco vigilada y la gente casi no salía de sus casas.
—¿Bien, que sucede? —Preguntó.
—Escucha Johan, lamento involucrarte en esto, solo que no le podía decir a Ale.
—¿A qué te refieres? —Inquirió.
—¿No le avisaste a Aleidis, cierto?
—No, después de tu llamada me distraje con unos pendientes, perdí la noción del tiempo y cuando salí ya estabas esperándome.
—Bien, es mejor así. Tratare de ir al grano —Expresó mientras tragaba saliva y se acomodaba en la banca.
Johan la miró un tanto sorprendido, no tenía ni la menor idea de que estaban haciendo los dos ahí.
—Es mi madre Johan, ha estado muy mal últimamente, le he pedido que vaya al médico, pero se rehúsa a ir —Mencionó dejando caer unas lágrimas.
—Valle, pero como puedo ayudarte, ¿qué tiene tu madre? —Preguntó mientras la consolaba con un abrazo.
—Me da mucha vergüenza decirlo, pero quería prestarte unos dólares, para poder llevarla al hospital general —Secó sus lágrimas —. Estoy segura que, si pudiera pagar eso, ella no se negaría a ir.
ESTÁS LEYENDO
Encuentro insaciable
RomanceAleidis una joven tranquila y reservada durante toda su vida decide que es momento de cambiar, junto con su pareja se envuelven en una etapa muy prolífica para su vida sexual. Todo marchaba bien hasta que los juguetes y las posiciones nuevas se hic...