Capítulo 11 "Entre falacias y realidades"

61 5 4
                                    


Pasaron cinco días muy diferentes a lo habitual, Johan casi no me hablaba y nuestras platicas eran vacías y sin mucho sentido.

Estaba viviendo un tormento desde aquella noche, Valle había arrebatado toda mi felicidad en unas horas, y planeaba recuperarla a como dé lugar.

No podía permitirme seguir así, Johan era el amor de mi vida y estaba segura que no lo iba a perder por una tontería como esta.

Todas las mañanas en el trabajo pensaba en algo, quería asegurarme de estar preparada para cuando Valle volviera a la casa.

Constantemente revisaba mi teléfono, pero me tenía bloqueada de todas partes, eso solo complicaba las cosas.

Intente contactarla con Nia Kepner, pero me había dicho que no estaba asistiendo a trabajar al supermercado.

Valle se estaba metiendo en varios problemas, probablemente la despidieran cuando regrese al trabajo.

Por un momento pensé que tal vez se hubiera ido de la ciudad, mientras manejaba a casa recordaba lo que había platicado con Darren ese mismo día.

Su padre, un hombre rico y poderoso, con contactos en muchas partes y con el nivel económico para hacerse cargo de ella y de su bebe.

Esa debía ser la respuesta, no existía otra opción, Valle se había largado de Boulder, probablemente ahora estuviera con su padre disfrutando en algún hotel.

Y entonces recibí un segundo golpe de la realidad.

No puede ser, esto es serio...

Valle estaba en la sala de mi casa, sentada en el sillón con dos maletas de tamaño promedio y una maleta de mano.

Yo salía antes del trabajo, Johan tardaba un poco más en llegar a la casa, pero había olvidado que ella conocía la clave de la alarma.

Podía entrar cuando quiera a la casa, era algo que como amigos habíamos decidido decirle.

—¿Qué haces aquí? —Pregunté mientras me quitaba el abrigo.

Realmente no quería tener una profunda conversación con ella, mi amistad con Valle había cambiado en esos últimos días, así que le hable solo para obtener información de su estado.

Verla con sus maletas dentro de mi casa solo podía decirme una cosa, esta mujer ya tenía un plan y no haría las cosas más fáciles.

—No tenía otro lugar a donde ir, ya no podía pagar el departamento —Murmuro.

Me causaba un poco de lastima verla así, se veía demacrada, como si no hubiera dormido en muchos días.

Los ojos hinchados por su probable llanto nocturno, las ojeras muy marcadas por sus malas noches, los labios partidos y resecos, y el cabello desarreglado, ya no lucia como la joven rubia hermosa de la universidad, era una versión terrible de lo que fue alguna vez.

—¿Y que se supone que deba hacer? —Pregunté con desinterés, no quería que estuviera más tiempo en mi casa —Valle, te pediré que te vayas de inmediato, Johan te sacó la última vez.

No podía ceder, sabía que fue mi amiga, pero ya no la consideraba así, estaba muy molesta con ella, lo que había hecho no lo podía perdonar.

—Ale, se supone que somos amigas...

¿Amigas? No me vengas con eso...

¿Se atrevió a chantajearme?, conocía bien a Valle y no iba a chantajearme, eso si no se lo permitiría.

Encuentro insaciableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora