—¿Entonces dices que tú lo mataste? —Preguntó Owen.
El líder de los gángsters AK y un buen número de sus matones habían llegado a la casa del centro, por fuera varias personas cruzaban y seguían su ruta a su trabajo, aún era temprano por la mañana.
Sin embargo, por dentro estaban 4 cuerpos sin vida, y los mafiosos vestían ropa de trabajo, algunos de jardinería y otros plomeros o electricistas, esto para pasar desapercibido.
Llegaron a la casa con camionetas y se dispusieron a envolver los cuerpos en bolsas, no sin antes cortarlos para sacarlos en pequeños pedazos sin levantar sospechas.
—Sí, ese tipo de ahí es el que te contestó, pero el policía lo mato al final y luego yo acabe con él. —Señaló Lugh.
—Vaya, que desperdicio, no pensé que un solo hombre acabara con tres de los míos. —Explicó Owen mientras daba unos pasos por la alfombra bañada en sangre. —Qué bueno que estabas ahí niño, te encargaste del problema.
Lugh se sintió un tanto halagado, sabía que no él había matado a Darren, pero si lo hizo parecer todo como si así fuera.
La vida de vago de Lugh por un momento se vio envuelta en esa trifulca, y a como se dieron las cosas, Owen lo estaba considerando para formar parte de los suyos.
—Gracias Señor. —Expresó Lugh con cierta ironía.
—Yo pienso que, de lo perdido, lo encontrado. —le extendió la mano como saludo. —Únete nos, la vida de gángster es algo que va contigo.
No había que pensarlo tanto, un hombre que no tenía nada que perder.
No sé si a Valle le agrade que trabaje para su padre...
—Señor —Lugh respondió el apretón con la derecha —. No se Valle este de acuerdo, pero...
—¡Silencio! —Interrumpió Owen. —Nunca dejes que una mujer te domine, además prefiero que mi hija ande con uno de los míos, así los tengo vigilados. —Guiño un ojo.
No había vuelta atrás, el joven Lugh había firmado su pacto con el diablo, una vida de riesgos y de peligro estarían siempre con él.
—Andando, dejen todo limpio...aquí no pasó nada. —Expresó Owen subiendo a los autos y dejando a un equipo experto en limpieza.
Al llegar al edificio Valle esperaba a Lugh, los autos se estacionaron a fuera de la maquiladora y los hombres empezaron a prepararse para el ataque.
Owen saco un mapa y lo desplegó sobre una mesa, empezaron a trazar rutas y estrategias de ataque, debían estar totalmente coordinados para cuando la policía intervenga.
—¡Lugh! —Grito Valle lanzándose a él y besándolo con pasión.
—¿Me extrañaste? —Preguntó Lugh mientras sostenía en sus brazos a Valle. —Ya estoy contigo nena.
—¡Claro tonto!, crees que estaría tranquila contigo al lado de mi padre... —Mencionó Valle mientras lo abrazaba.
—¿Cómo está mi campeón? —Lugh se agachó y le dio un beso en el vientre a Valle.
Lo había dicho con tanta naturalidad que Valle no dijo nada, que más podía decirle si él pensaba que era su hijo.
Valle sabia la verdad, y en su rostro se dibujaba una sonrisa hacia Lugh, los besos, las caricias y todo el amor que emanaba de ella lucia real, pero era una mujer que escondía un gran secreto, más allá de todo lo que ha vivido hasta ahora.
ESTÁS LEYENDO
Encuentro insaciable
RomantizmAleidis una joven tranquila y reservada durante toda su vida decide que es momento de cambiar, junto con su pareja se envuelven en una etapa muy prolífica para su vida sexual. Todo marchaba bien hasta que los juguetes y las posiciones nuevas se hic...