Capítulo 16 "Para casos extremos, medidas desesperadas"

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Ese día la luz se fue perdiendo en la línea horizontal que se alejaba a las grandes montañas de Colorado, la noche bajaba cubriendo como un manto las crestas de nieve en los bosques y casas de todo Boulder.

La ciudad era pequeña, si la comparabas con otros condados y otros estados de la tierra norte americana.

La única estación de policía que había apenas contaba con un poco más de 50 oficiales de policía, se trataba del valeroso cuerpo de hombres y mujeres que habían prometido servir a la ley del condado.

Su promesa era la de preservar y salvaguardar a toda vida dentro de la extensión del territorio, y procurar una seguridad que les diera a sus habitantes la calidad de vida que ellos merecían.

Fungían como rescatistas, bomberos, detectives y por su puesto policías estatales, que no descansarían hasta tener a todos esos delincuentes tras las rejas.

O por lo menos así fue en su fundación en 1889.

En la actualidad no es tan parecido a aquel entonces, los policías cada vez eran menos, sus salarios bajan y muchos renunciaban para dedicarse a otras labores.

Con la llegada del crimen organizado y algunos mafiosos de renombre el condado de Boulder fue cayendo en la corrupción, y no había quien los detuviera.

Si mencionabas al condado de Boulder, debías mencionar a un gángster muy famoso en la década de los ochentas, un guerrillero que viajo de Inglaterra como refugiado a estados unidos.

Ahí se casó con una mujer y obtuvo la nacionalidad, tiempo después la mujer quedó embarazada y para aquel inmigrante ingles un hijo era muy deseado.

La sorpresa llegó en el año noventa, cuando dio a luz a una niña de cabello rubio y ojos preciosos como la madre.

El padre no se vio complacido y se vio encargado de hacerle pasar por una infancia llena de abusos psicológicos y violencia familiar.

Una tarde aquel refugiado que ahora era un padre de familia se marchó para no regresar jamás, solo una nota con las palabras "váyanse al demonio" fue su único legado.

Cuando la hija cumplió 15 años un hombre fue a su fiesta que cumpleaños, portaba un traje elegante y llego en un auto negro con puertas suicidas, muy de la época antigua.

El hombre entro a la casa rodeado de un séquito de malvivientes todos armados hasta los dientes y con cara de asesinos seriales.

Se presentó ante la recién festejada y le dejo un presente en su regazo. Los familiares y los vecinos que fueron invitados se sentían atemorizados, algunos llamaron inmediatamente a la policía alegando que un grupo de hombres armados había entrado a su casa.

Sin mucho que decir el hombre del traje elegante se despidió dándole un beso a la niña y le pidió que abriera el regalo más tarde.

Se dieron a la fuga tras eso, y un par de minutos más tarde la policía llegaba a la casa para tomar la declaración de todos los invitados.

Mientras la policía registraba la casa, la joven niña se encerró en el baño de arriba y comenzó a desenvolver el regalo que le había dado ese hombre.

Tras quitar el envoltorio había un papel blanco, que tenía unas cuantas palabras escritas en él, pero debajo se podía ver un bien mayor, un teléfono celular del año.

La niña tomo la nota y la leyó.

«Nota del año 2005»

—Tal vez no me recuerdes, porque me fui cuando apenas tenías 6 años, pero debes saber que yo soy tu padre y quiero que tengas esto para cuando me necesites, si me llamas ahí estaré.

Encuentro insaciableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora