Eran las siete treinta del sábado, nos alistábamos para salir rumbo al departamento de Valle en la avenida Gibbs. Había pasado una hora entera arreglándome para verme muy hermosa esa noche.
La idea era acompañar un poco a Valle y a la solitaria Nia, y después regresar al departamento y tener sexo toda la noche, esta semana había sido algo estresante y teníamos que ponernos al corriente con las sabanas en la cama.
—Johan, amor, ¿ya terminaste? —Pregunté mientras me colgaba los pendientes. —Llegaremos tarde.
Me mire al espejo una última vez, quería asegurarme de que el vestido no fuera muy escotado, al fin y al cabo, era una fiesta tranquila, no estaba yendo a cazar hombres desesperados ni adolescentes precoces, solo quería verme linda.
—Wow, de verdad iras vestida así nena —Expresó Johan con la boca abierta al verme posar frente al espejo —Te vez hermosa, segura quieres ir... —Susurró mientras me levantaba el vestido.
—¡Johan! —Le aparté las manos del vestido —No, ahora no, llegaremos tarde, guarda esa energía para cuando volvamos.
Tomé el bolso color rosa que me compre hace un par de días, era precioso y combinaba a la perfección con mi vestido negro escotado y brillante. Me adelante a salir por la entrada y espere afuera del auto.
Johan salió detrás de mí con los ojos mirándome al trasero.
—Oye, mis ojos están aquí arriba. —Señale mientras le cerraba la boca con la mano.
—Vale, pues es que si te vistes así haces que no piense correctamente, solo quiero quitarte el vestido y subirte a la cama.
—¡Ya sube al auto! —Asevere abriendo la puerta y subiendo al auto.
Llegamos a las ocho en punto, realmente adoraba la puntualidad, si Valle nos había citado a las ocho entonces a esa hora estaría en la puerta de su casa.
Al llegar no vimos muchos autos estacionados, por lo que pensé que aún era demasiado temprano para los impuntuales que seguramente invito Valle.
—¡Llegaron! Adelante pasen, hay cervezas en el refrigerador y frituras en los tazones sobre las mesas. —Exclamó Valle abriendo la puerta. —Oye Ale, me acompañas a la cocina, necesitaba decirte algo —Me tomó de la mano y me llevó hacia la cocina sin oportunidad de decir algo.
Valle era una niña mimada, siempre obtenía lo que quería, cuando quería decirte algo a escondidas simplemente te sacaba del lugar, normalmente lo hacía para hablar mal de las otras personas que estaban cerca.
—Eres una perra Ale, mírate nomas, se trataba de hacer sentir mejor a la pobre Nia —Expresó mientras me miraba de pies a cabeza.
Sabía que el vestido era algo subido de tono, pero por un demonio, no siempre había fiestas en Boulder, y si algo podía reconocer era que si Valle las organizaba iba a ir mucha gente.
—¿Perra? —Me hice la ofendida —Tenía tiempo sin usar este vestido, solo quería verme hermosa hoy.
Y no mentía, desde que conseguimos trabajo al salir de la universidad ya no tenía tiempo de vestirme así de sexy. No iba a desperdiciar la oportunidad de lucir preciosa, además de que ese vestido era una coartada para llevar a Johan a la cama con mucha más intensidad.
—A mí no me engañas, te conozco desde hace cinco años, sé que quieres probar algo nuevo con tu novio.
¿Cómo lo descubrió? Supongo que yo era nueva en todo esto de intentar cosas diferentes en la cama, debajo del vestido traía un Babydoll de lencería roja, y ante la experimentada Valle Hayes esto no era nada, al final la subestime un poco, ella conocía todos los trucos para seducir a los hombres.
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Encuentro insaciable
RomansaAleidis una joven tranquila y reservada durante toda su vida decide que es momento de cambiar, junto con su pareja se envuelven en una etapa muy prolífica para su vida sexual. Todo marchaba bien hasta que los juguetes y las posiciones nuevas se hic...