🕷️: XVII

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Jake Park se hallaba tenso en la habitación, precisamente en la alcoba de Michael Myers. Había oído varios chillidos en las afueras de la residencia en donde convivía con Michael. Aunque ciertamente, le parecían muy familiares y le era sospechoso.

El azabache corrió las sábanas y salió de la cama con lentitud, intentando buscar algún hueco en la habitación por dónde mirar lo que sucedía allí afuera. Lamentablemente, no halló nada para resolver su duda.

Selló sus labios y mantuvo precaución en cada acción que realizaba. Jake notó la puerta cerrada y intentó abrirla, logrando dicho acto con facilidad. De repente del cerrojo cayó un pequeño clip invisible para el cabello.

Ladeó la cabeza confundido y fijó su fría mirada en el lúgubre pasillo en el cual, estaba tan cerca de cruzar debido a que se encontraba en el marco de la puerta.

Los pies en contacto con el frío suelo le provocaban escalofríos y más, el ambiente tan escalofriante el cual le había envuelto. Caminó a paso lento, sin ninguna gota de prisa.

No sabía lo que Michael estaría haciendo afuera, quizá persiguiendo a algún sobreviviente que luchaba por escapar, probablemente a un amigo suyo. Jake ya se había acostumbrado a vivir con el homicida pero le aterraba la idea de ver a sus compañeros sufrir a manos de la persona que ya había comenzado a amar.

Con cuidado bajó las escaleras, procurando no hacer ningún ruido que podría llamar la atención y cuidando sus heridas recientes del hombro y costilla.

El pie ya había comenzado a sanar correctamente y lograba caminar u correr casi como antes. Desde la ventana, observaba como Laurie corría mirando hacia todos los lados.

Su instinto le gritó que le llamara la atención pero hizo caso omiso, se agachó bajo la ventana y esperó a que la rubia termine su trayecto.

Oyó los quejidos de Cheryl Manson. Michael, sabía que le habían colgado, era lo más obvio cuando sintió que Laurie la descolgó y comenzó a curarla con un botiquín que tenía a mano.

A veces, Jake subía la mirada y contemplaba todo lo que se le presentaba a su alrededor. No era como cuando había un brillante sol o una luna que sólo producía calidez.

Ahora, era terror. Un ambiente que tenía una sensación a muerte con ganas, el pobrecillo no podía hablar y tampoco llamar a Michael.
No tenía ninguna intención de interrumpir su estadía como homicida y tampoco terminar colgado en un gancho por sed de sangre.

Su cuerpo pesaba y los temblores continuaban, después de todo, solo llevaba una camiseta negra de Michael y un pijama de ositos el cual, según el asesino, era de Laurie Strode.

Caminó hasta la puerta destrozada la cual no tenía la sabana la cual Michael acostumbraba a usar para tapar aquél hueco tan enorme en donde entraba el frío. Desde su ubicación, lograría mirar cualquier cosa que estaba a su disposición.

[...]

Quedan tres sobrevivientes listos para ser eliminados.

Por otro lado, Michael continuaba en persecusión con los sobrevivientes aunque en el fondo de su corazón, le aterraba la idea de que el Ente lograse por esta vez, asesinar a Jake Park con el tema de abrir las puertas de salida.

Tenía que sacrificar a todos, esta vez trataría de hacerlo.

-Mierda... -. Susurró el homicida mientras se percataba de que iban reparando motores como si fueran unas simples pruebas de habilidad fáciles.

La preocupación le carcomía y las voces molestas le generaban una ansiedad complicada de manejar. Tan sólo, Michael, quería un minuto de paz junto a Jake, aquél sobreviviente el cual ya había comenzado a apreciar como si fuera una reliquia.

Y es que en realidad, es un pilar.

Asechando, logró la vulnerabilidad, tomando a su objetivo Felix, el cual, el pobre corría por su vida pero le tomó de sorpresa la apuñalada que aterrizó en su espalda.

Michael limpió su cuchillo y prosiguió a levantarlo, sorprendentemente, el sótano quedaba en su residencia. Agradeciendo a todas las deidades de que estaba cerca, se acercó intentando retener los forcejeos de Felix y finalmente lo colgó.

Dos sobrevivientes.

Bajo su máscara, sonrió cínico. Sangre por todo su cuerpo, específicamente en su overol y máscara incluyendo el cuchillo el cual, aún estaba goteando por la sangre de dos sobrevivientes sacrificados.

El último motor fue reparado y su corazón se detuvo al oír las puertas de salida haciendo aquél resonante sonido indicando que ya podían ser abiertas para lograr una exitosa huida que salvaría las vidas de los sobrevivientes.

-M-Michael... -. El susodicho se volteó, encontrándose con la temerosa mirada de Jake, el cual este, estaba arrodillado debajo de la mesa.

-¿Jake? ¿Tú... Cómo escapaste? ¿Estás bien? -. Cuestionó el asesino con una evidente preocupación mientras se colocaba de cuclillas para mirar bien a Jake. Michael alargó su brazo y dejó el cuchillo en el suelo, delicadamente tomó la pequeña y fría mano de Park para poco a poco, atraerlo hacia él.

-El Ente -. Michael frunció el ceño y sintió un dolor en su corazón, no quería ver morir a Jake, pero sólo quedaba una opción que podría salvarle la vida.

-Ven -. Dijo el homicida mientras hacía señales con su mano y se paraba junto a Jake, lo tomó de la muñeca y lo acercó hasta el marco de la puerta rota.

-¿T-Tienes un plan? -. Preguntó Jake mientras se encongía de hombros y miraba preocupado a Michael, el cual estaba igual que él pero su máscara le impedía demostrar sus empáticas y "Amorosas" emociones.

-Correrás hasta el otro reino. La Residencia Yamaoka, ¿Vale? Cuando acabe el proceso de sacrificio del Ente, te buscaré -. Aseguró y prometió el homicida, mientras señalaba el dichoso el lugar al fondo del bosque.

-Está bien...

Jake, débilmente, extendió su mano hacia la mejilla de Michael y con la otra, retiró lentamente la máscara hasta la nariz del asesino. Con el corazón en la mano y palpitando fuertemente, se acercó poco a poco.

Michael Myers, con las cejas alzadas y sus manos temblando, no sabía qué hacer y pensaba en qué podría suceder.

Jake ladeó su cabeza y ejerció una pequeña presión en la nuca de Michael, atrayendolo hacia su ubicación.

Acortaron la tortuosa distancia. Jake, con la pureza del mundo, presionó sus labios con los de Michael y con lentitud, comenzó a moverlos, exigiendo volver a cambiar de posición.

El homicida inexperto, intentaba seguir sus pasos con torpeza, pero finalmente, con los potentes latidos del corazón, lograba continuar con la preciosa sintonía que se había formado entre ambos hombres.

Michael, con las manos temblando, las acercó hasta la diminuta cintura de Jake y apretó, sus dedos seguramente pronto dejarían una marca evidente. Jake cambió de posición de manos y arrugó el borde del cierre del overol de Michael.

Con una mano libre, acarició los mechones rubios de Michael y los empuñó, se sentía tan complacido y emocionado.

Por falta de oxígeno, se separaron, pero con desesperación, volvieron a besarse, esta vez, Michael apoyando contra la pared a Jake y colocando su mano en señal de que no tendría escapatoria si deseaba irse.

La diferencia de altura era evidente, solo se podía ver unas manos en la espalda de Michael. Las lágrimas de Jake se mezclaron en el beso, percatando al asesino, el cual, colocó su palma en la mejilla de Jake, el cual, este se recostó en esta.

Por más que le costara cualquier cosa, Michael se separó lentamente y quitó su máscara, haciendo notar su entristecida mirada.

-Ve.

Jake asintió y antes de irse, dejó un casto beso en los labios de Michael y robó su máscara en una débil sonrisa para posteriormente abandonar la casa.

Michael, con el corazón adolorido y bombeando fuertemente, miró a Jake Park corriendo hacia el bosque en dirección a "La Residencia Yamaoka".

El Alma De Un Asesino → Michael Myers x Jake Park ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora