【24】 Callados anhelos (RyuKyo)

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Ryusui Nanami (19) / Ukyo Saionji (22)
Canon Divergente • Pre!SexoEverywhere • OOC
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Ukyo se encuentra pensativo.

Lo ha estado desde que —sorpresivamente— Tsukasa le planteó su creciente interés por Ryusui y, aunque el arquero jamás entendió por qué el atlético muchacho tuvo que plantearle tal hecho: ahora está inquieto ante la idea de esos dos... ¿teniendo sexo casual?, ¿una amistad con derechos?, ¿saliendo?

Imagina cada escenario y, no le complace.

Si bien, es difícil admitirlo.

Incuso si su ánimo decae lentamente al plantearse que el amo de Francois ya no pasará tanto tiempo a su lado. Conversando, interactuando o, simplemente, compartiendo el mismo espacio mientras cada uno de ellos está inmerso en sus respectivas actividades: memorizar mapas, restaurar cuerdas, elaborar juguetes para Suika, perfeccionar tapones para oídos...

Joder.

No se trata únicamente del tiempo, el mayor está obligado a admitir que experimenta cierta animadversión ante la idea de otra persona siendo especial para el acaudalado marinero.

Especial...

Él ni siquiera está seguro de serlo para Nanami-kun, quien se caracteriza por su sociabilidad y excelente disposición. Ryusui es un gran compañero, de maldades para Senku o de exploración para Chrome; de juegos para Suika o de reyertas para Hokutozai y, para Ukyo, el capitán del Perseus es alguien que —definitivamente— no desea compartir.

Tal innato pensamiento es tan repulsivo —y posesivo— que Saionji ha hecho lo posible por aislarse de su amistad, del resto de sus compañeros.

Empero, existen notorias excepciones.

—¿Quieres, Ukyo? ¡Senku hizo muchos polos! ¡Muchos! — Una diminuta rubia se aproxima al pensativo general, llevando consigo diversos helados de las tonalidades del amanecer—. Suika no sabía que el hielo podía saber tan bien. — Ríe mientras el mayor desciende de la rama del árbol en dónde se encontraba para hacerle compañía.

—Es por el jarabe. — Acepta la golosina que le trajera la chiquilla con algarabía—. ¿Senku te dejó ver el proceso? — Toma asiento en un tronco, con la pequeñaja junto a él.

—Suika tenía otra misión que realizar y no vio el proceso. — Esclarece y alza uno de los congelados, que inicia a derretirse—. Tenía que recolectar muchos kakis y...— El adulto asiente y escucha, es un excelente oyente para las aventuras de la chiquilla a la cual la mayoría adora como si fuese su propia hermanita menor.

—En el mundo pre-petrificación, a los kakis les conocíamos como las bayas del fuego divino. — Saionji fuerza su memoria, intentando transmitir un poco del pasado a la dulce rubia que lo oye atentamente—. El fruto comenzaba siendo amarillo, como tu cabello y, si lo consumías en ese estado: ardía en la boca, como el wasabi...

El arquero prosigue su explicación, dibujando figuras en el aire con los dedos e hipnotizando a Ryusui, quién a la distancia se mantiene al pendiente de aquél diálogo y su pequeña espía.

—¡Así que también estás utilizando a la niña! — Minami exclama, modulando el volumen de su indignada voz—. Te presté a mi novio para tu pequeña treta, ¿no te fue suficiente? — La mujer lleva a cabo exaltados aspavientos, porque todavía se encuentra avergonzada de haberle pedido a Tsukasa que fingiera interés por el imbécil de Ryu—. ¿Por qué no te le declaras? Es obvio que...

El alto varón la deja hablar, reclamar.

Está acostumbrado a que la periodista tenga contradictorias y vehementes opiniones al respecto de sus elecciones y, en ocasiones, ella tiene razón. De hecho, confesarse a Ukyo sería lo más sencillo; sin embargo, el hijo único posee una insana curiosidad al respecto de cómo sería un cortejo por parte de alguien tan pasivo (pacifico) como el mayor.

—¡Eres un caprichoso! — La blonda refunfuña quedito, cruzándose de brazos—. Ryusui, ¡tan sólo míralo! Cada minuto que pierdes en estos juegos: es un minuto lejos de él y...

—No tomaré consejos amorosos de la tonta que esperó años a que su ídolo se le declarara. — Se mofa el navegante, imitando la ridícula pose de la ruborizada fémina—. Recuérdame, ¿cuántos años fueron? ¿Seis? — Sonríe, victorioso ante la furia en las bonitas orbes ajenas—. Si tu esperaste más de un lustro...

Silencio.

Ryusui enmudece y pierde el hilo de sus pensamientos, porque todas sus hormonas reaccionan ante la acciones de Saionji, quién empezó a lamer la paleta derretida entre sus dedos. Y, honestamente, el varón no tarda en imaginar otro tipo de situaciones más acomedidas con esa lengua, con esa boquita.

—Eres un cerdo. — Musita Hokutozai, quién le brinda una palmada a su acompañante a fin de instarlo a ir por Ukyo—. Ve y declárate, hazlo de una buena vez para que dejes de incordiarme.

Aconseja y, Ryu no tarda en acatar la sugerencia.

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【LAMER】

彡;✰ • La fuerza del destino ✦❫⋮ Fictober 2020 . - ̗̀↳ 'Dr Stone ) 'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora