HIDE AND SEEK

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ATENCIÓN, ESTA HISTORIA CONTIENE TEMATICA PARA MAYORES DE EDAD AL CONTENER LENGUAJE OFENSIVO, ESCENAS DE RECLUSION Y DEMÁS QUE PODRIAN SER NO APTOS PARA MENORES DE EDAD. AL HABLAR SOBRE LA CRUELDAD HUMANA LES PIDO QUE SEAN DISCRETOS, SI BIEN ES ALGO LEVE, ME GUSTARIA AHORRARME PROBLEMAS CON LA PLATAFORMA. GRACIAS POR LEER Y LES DEJO CONTINUAR.

***

Las historias que de vez en cuando leía en Internet siempre coincidían que las mujeres, al verse cautivadas por algún hombre o mujer, solían terminar acosándolos. Reía al llegar a esa parte y cerraba la lectura con un bufido irónico.

Quién podría haber adivinado que Mei Aihara, perfecta alumna y heredera, se enamoraría de la persona más popular de la Facultad de arquitectura. No. Enamorada no era la palabra correcta.

Mei se había obsesionado con aquel joven apuesto de ojos verdes y carisma inigualable. Su mirada terminaba buscándolo mientras sus piernas le seguían de camino a casa del muchacho. Llevaba ya un mes siguiéndole la pista; sabía dónde vivía, que compraba, su rutina, su trabajo... Junto a una gran cantidad de fotos que le tomaba.

Tenía identificada a cada mujer con la que el chico había hablado y llevado a su casa. La furia y frustración al verlo besarlas a fuera y luego tener sexo con ellas en su cuarto. Odiaba a esas mujeres por su suerte. Si tan solo alguien le hubiera advertido de que ese chico era un monstruo no estaría en ese cuarto oscuro con puerta de acero.

-Mei, ¿has descansado bien? -pregunto el chico desde la rendija de la puerta.

Ella no respondió. Se quedó acostada, inmóvil. Cerró los ojos y dejó de respirar, eso tendría que ayudarle a escapar de aquel espantoso lugar donde llevaba Dios sabía cuánto tiempo.

-¿Mei? -su voz era fría como un cuerpo muerto y la entonación desinteresada. -Sé que me pasé con el juego, vamos, párate.

Nada.

Mei pensó que salió mal el montaje y se disponía a respirar cuando el seguro chilló y la puerta rechino al girar los goznes. Era ese chillido lastimero y agudo por falta de aceite y por la aparición de óxido. Respiró un poco y aferró con más fuerza aquel trozo de vidrio con su mano izquierda.

-Veamos que tienes hoy. -dijo agachándose hasta tener su rostro en la oreja de Mei. Sus manos diestras y profesionales se dirigieron al cuello para verificar su pulso.

Era ahora o nunca. Se dijo con determinación temblorosa y sudor frío.

Mei se giró y enterró el vidrio en el hombro de su secuestrador. El chico aulló de dolor y se retiró mirándose el trozo de vidrio clavado en su deltoides con aburrimiento. Mei no esperó y se levantó para salir de su celda, se la vuelta y comenzó a cerrar la pesada puerta.

-Maldita sea. -gruñó él parándose para atrapar a Mei. A pesar de la frustración por caer en ese truco bobo él no parecía perturbado sino algo sorprendido.

Si bien ella no tenía fuerzas ni condición por la falta de agua, alimentación y sol adecuados, fue capaz de empujar la puerta y cerrarla. Apenas tuvo tiempo de alejarse de la puerta antes de que la sujetaran las manos que salían de la rendija.

-Chica traviesa. -dijo ya con semblante tranquilo y mirada pensativa. -Mm, me hubieras dicho que querías jugar. -sonrió. -De acuerdo, juguemos. Escóndete y yo te encontraré.

Mei retrocedió mirándolo asustada y confundida. Él sonreía como un niño solitario al cual le invitan a jugar por primera vez.

-Contaré hasta 100 (que es un minuto y cuarenta segundos) y tú correrás a esconderte. -su expresión ahora era enfermiza y psicópata. -corre, corre, ¡vete o te atraparé! -gritó acercando su rostro a la puertecilla haciendo que Mei echará carrera.

Citrus oneshotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora