Cuando sales con alguien que ames es la mejor experiencia del mundo, es como encontrarse en la dicha eterna y saber que no te faltara nada de nuevo. Así crece la emoción junto a los momentos que refuerzan la relación; peleas, abrazos, salidas, negaciones, besos, gritos, caricias, bofetadas de realidad cuando descubres que no todo será perfecto. Todo eso es parte de estar con quien amas, debe pasar para probar ese amor y decidir seguir adelante o terminar todo y reconocer que no basto ese amor para terminar juntos para siempre.
Amor es encadenar, mostrar tu posesividad con gestos amables con trajes de celos, palabras como "eres mía" "me perteneces" ... Es no querer dejar ir lo que deseas y conservarlo a tu lado, no es malo cuando eres consciente de ello y deseas no incomodar a tu pareja. Aun así no basta los abrazos, mensajes o salidas a comer. Debe haber una sólida muestra fuerte de eso; los actos sin significado o anuncio son lo mismo que dejar una moneda en la mesa y no explicas si es regalo, encargo u olvido; son simples actos que se prestan a subjetividades. Tienes que decir la palabra "te amo" para que esas acciones cobren significado.
Si anuncias el fin o motivo de algo lo convierte en un gesto generoso y aplaudido. Solo que cuando eres incapaz de decir esas palabras es cuando el monocromático color tiñe todo, eres incapaz de disfrutarlo todo por completo.
Mei sabia de eso y aunque le costaba decir ese "te amo" lo decía una vez al día. Era hermoso decirlo y más cuando le seguía darle un beso a Yuzu y acurrucarse a su lado, sentir esos brazos en sus caderas y su calor le hacía sentir completa... o algo completa. Aunque fuera increíble, la que no había podido decir ese "te amo" era Yuzu, la que tenía expresión más amigable y mostraba esos gestos de amor.
Comenzaron a salir a finales del segundo grado de preparatoria cuando, luego de tantos coqueteos, Mei decidió declararse a Yuzu en la ceremonia de clausura mientras todos estaban de espectadores, la verdad era que el patio trasero, alejado de todos sonó un buen lugar antes de que el chisme se extendiera y trajera multitud.
- ¡Me gustas Yuzu! –había dicho roja de la cara y con una reverencia. -¡Por favor, sal conmigo!
Eso fue lo único que pudo decir en ese momento, estaba nerviosa y nunca en su vida se declaró a nadie. Yuzu no había respondido durante unos largos segundos hasta que creyó Mei que sería rechazada, alzo la mirada y la rubia sonreía amablemente. Cuando se enderezo para marcharse Yuzu ahora hizo la reverencia.
-Sería un honor salir contigo, Mei.
Con esas palabras refinadas pero algo frías dio por iniciado su relación. Ahora tenían ya cinco años. Mei y Yuzu estaban a un año de salir de sus carreras y, en ese tiempo, Mei jamás escucho ese hermoso "te amo" ni un "te quiero" de su amante. Era como si esas palabras fueran prohibidas o ni existieran en su vocabulario. De vez en cuando se desanimaba por eso, era como esperar algo que se merece pero te dan calcetas. Yuzu era amable y complaciente; salían cada semana a comer y recibía un ramo de flores cada mes junto a un poema, solo que incluso en los poemas ni esa palabra venia. Solían ser tulipanes, acianos, jazmín, mimosas y rosas.
Era un gesto que conmovía a sus compañeras de clases, a ella también solo que una punzada estaba clavándose en su corazón. No era difícil decir esas dos palabras, ¡por qué no las recibía! Se sentía frustrada y desdichada.
-Deberíamos ir a un viaje en primavera. –dijo Yuzu mirando un panfleto con curiosidad.
-Suena bien. ¿A dónde? –pregunto Mei mientras terminaba su trabajo.
-Hay un viaje a aguas termales, a esquiar, la playa... Las opciones son buenas.
-Sí... tal vez esquiar sea bueno.
-Mm –Yuzu dejo la hoja en la mesa y se levantó a tomar un poco de agua. -¿Himeko consiguió nuevo novio?
-Se están conociendo. –respondió apretando el lápiz. –Dice que lo ama, pero no quiere apresurarse. Prefiere tomárselo con calma.