Pedaleo una vez más, a ver si con músculos logro cubrir mis vacíos.
Subo la colina de a poco, intento oír el cantar de los chucaos* a la derecha sobre mi respiración agitada, y cuento las tonalidades de verde a mi alrededor, tratando de difuminar el esfuerzo físico.
¿Por qué será que si miro la distancia entre mis ruedas y la cima, mis rodillas flaquean?
El camino enripiado reposa tranquilo. Me niego a rendirme, que no sea esta colina la metáfora de mi vida. Burda metáfora, sería; trillada...
¿Por qué no puedo mirarla a la cara?, ¿me intimida?, ¿estaría mal querer rendirse?
Oh, pero me niego, me niego. No la veré como metáfora, no todo tiene un significado más allá, Jo.
Tal parece que negarse no sirve.
De la nada el camino parpadea, no lo veo. ¿Parpadeó él o parpadeé yo?
¡ZUM! Un bólido esmaltado en rojo, una figura de acero llameante, un 4x4 pasa más rápido que mis reflejos y me deja en sepia. Qué bonito suena, pero sabe a tierra. No tiene gracia, morder el polvo una vez más en esta colina.
(No metafórica, me niego, me niego).
Oh, se me empolvó el cielo, mi garganta está por agrietarse, no hay luz y mis ojos arden. Sin embargo, aprovecho que los tengo achinados y sonrío. ¿De dónde vienen esas sonrisas que no llaman a la puerta? ojalá llegaran más seguido, sacaría la puerta de los goznes para ellas.
Los pedales de mi bici hacen un sonido gracioso, la polvareda monta una escena de claroscuros con el sol y los árboles. No les importa que haya una sola espectadora de apariencia desastrosa y su bicicleta (también una mochila de búho); el show debe continuar. De hecho, no suelen tener espectadores. Sigue el chucao con la banda sonora.
Pauso mis pulmones lo más que puedo, y noto que sigo pedaleando. Unos cuantos billones de partículas polvorientas se acercan de emoción y se adhieren a mi sudor, creando un festín para mi ducha.
Llego.
¿Qué será más peligroso? ¿bajar una colina en bicicleta con los ojos cerrados o rebalsando lágrimas?
Hago ambas sin intenciones de develar el misterio, y abro mis alas, que hoy lucen como brazos.
Por un nanosegundo, las partículas de polvo se funden con mi carne y yo con ellas, nos dispersamos en el aire. No hay vacíos ni sudor. No hay preguntas ni colina. No hay metáforas burdas ni autos rojos. Me deshago. Todo es como ha de ser.
No me niego.
Suspiro y el momento se va con mi aliento a tierra.
...
Vamos bici, de nuevo.
No llegué la once ese día, perdí la noción de nanosegundos.
Achina tus ojos, así sabré que por cada lectura hubo un par de ojos achinados detrás.
Jo.
Chucao*: Palabra derivada del mapudungún; "chukaw", ave de monte. En la zona existe la creencia popular de que su canto anuncia la suerte del viajero que lo escuche: si el sonido viene desde la derecha es buena suerte y oírlo desde la izquierda es considerado una mala señal. Su canto en multimedia.
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Pensamientos de carretera
PoesíaMis marañas comenzaron en una carretera y terminaron en este poemario. 🔸¡1° lugar en #breve! 18/07/2020 🔸¡1° lugar en #verso! 03/08/2020 🔸¡1° lugar en #carretera! 30/09/2020 Lugar en #poesía: 🔸24° 30/09/2020