Día 31. Un día para verte

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Al principio cuanto Thor escuchó en qué consistía tal tradición, no daba crédito a sus oídos.

—¿Hablas en serio? —Quería confirmar que aquello era real, y no un invento de su roto corazón.

—Sí, le llaman Día de Muertos y se celebra en un país llamado México. Los habitantes creen que a través de un altar, sus seres fallecidos vendrán a visitarlos. —Le confirmó Bruce Banner. —Es una creencia hermosa. ¿No crees?

Thor asintió distraídamente.

Después de la batalla por salvar el universo y derrotar a Thanos, las cosas habían tratado de tomar un buen rumbo para cada vengador.

El matrimonio de Steve y Tony logró salvarse, luego de que el soldado se disculpara con su pareja por los sucesos de Siberia. Haber estado tan cerca de la muerte por usar el guante del infinito, hizo reconsiderar a Stark varios aspectos de su vida, entre esos reconocer que todavía amaba a Rogers.

Clint recuperó a su familia, Bruce logró fusionar su dualidad, y así cada héroe que luchó en aquella épica batalla trató de tener su final feliz.

Todos, excepto Thor. El dios lo había perdido todo. Su padre, su madre, su mundo, y lo que más le dolía: Loki, su hermano y gran amor de su vida.

El sacrificio de Natasha era recordado y admirado por todos. Pero solo Thor pensaba en el de su hermano.

Loki también se sacrificó por Thor y lo que quedaba de Asgard, pero sus malos actos en la tierra pesaban más que cualquier cosa. Él había muerto como un héroe, pero siempre sería recordado como un villano.

Luego del Ragnarök, el rubio creyó que podría asumir su deber como rey de su pueblo, pero tantas muertes pesaban hasta en los dorados hombres de un dios. No tenía la fuerza ni las energías de hacer el performance de Padre de todo. Ahora solo quería vivir su vida de la mejor manera, tramitando su duelo interno, y esperando el día en que entraría al Valhalla.

En el estaría toda su familia, y podría volver a estar en los brazos de su hermano. El problema era su vida casi inmortal que le aseguraba varios milenios antes de llegar, y sabía que el suicido —Al ser una muerte indigna—, le cerraría las puertas del Salón de los caídos.

Hubiera estado condenado a esperar toda una vida para volver a ver a sus muertos, de no ser por la gran revelación que el hombre verde le estaba dando es este momento.

—¿Quieres decir que si hiciera un altar como el de los Mexicanos, podría volver a ver a mi familia? —Retomó el hilo de la conservación, alojando un sentimiento que hace tiempo creyó haber perdido: la esperanza.

—No estoy seguro. Es una creencia muy popular, pero al final sigue siendo solo eso: una creencia. No hay evidencia científica que lo confirme. —Banner era un hombre de ciencia, y nada cambiaría eso.

—Amigo verde, hemos hecho viajes en el tiempo, yo soy un dios de otro mundo, y tú un hombre verde de varios metros. Creo que la ciencia no es la única verdad que existe. —"Las creencias son más poderosas de lo que crees", recordó una de las muchas frases sabías que tenía su madre.

—Bueno, suponiendo que eso sea verdad, es una tradición para los mortales. No sé cómo funcione en los dioses. —Apuntó Bruce, comenzando a intuir las intenciones de su amigo.

—Pues tendré que intentarlo. —La sonrisa del rubio confirmó sus sospechas.

***


Thor estuvo investigando por meses hasta la llegada de Octubre.

Consultó en libros y revistas todo sobre el Día de Muertos. Y viajó directamente hasta México para preparar su altar.

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⏰ Última actualización: Nov 16, 2020 ⏰

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Thorkinktober 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora