Día 18. Seducción - Parte I

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Si Loki pudiera ubicar en el tiempo el momento en que comenzó a enamorarse de su hermano, diría que a sus 1600 años cuando ambos alcanzaron gran parte de su pubertad.

Siempre le gustaron los hombres altos y con grandes músculos, así que fue inevitable no terminar desarrollando un amor no correspondido por este.

Sin embargo, lo que Loki no notó, quizás cegado por su pesimismo, era que Thor también albergaba un interés para nada fraternal hacia él. Se podría decir que los príncipes de Asgard crecieron como supuestos hermanos, pero con una gran inclinación incestuosa en su mente y corazón.

Loki pensaba que con suficiente empeño y algo de paciencia lograría enamorar a su hermano, pero había un problema en su plan de seducción, y este se llamaba Sif.

La guerrera había sido amiga de Thor desde niños. Ella, junto con Fandral, Hogunn y Volstagg, conformaban el grupo, conocido en todo Asgard, como Los guerreros valientes. Aunque Loki prefería llamarlos el grupo de Los perdedores.

Su hermano conservaba un gran aprecio por cada uno de los guerreros, pero muchos rumoraban de un supuesto romance entre Sif y el príncipe, y esto era algo que Loki no estaba dispuesto a aceptar. Suficiente tenía con compartir el tiempo de Thor, para ahora perder todo su trabajo en conquistarlo a manos de la guerrera.

—Si sigues viéndolo de esa manera, terminarás por hacer un hueco en su armadora. —Jugueteó, Amora, doncella de Frigga y una hábil hechicera de la corte.

Loki disfrutaba de mantenerse solo, pero la chica se le hacía de una mente tan sagaz, como para considerarla una amiga. Aunque a veces fuera demasiado entrometida.

—Solo estoy preocupada por mi hermano. —Mintió torpemente. Esa mañana había decidido visitar con Amora las salas de entrenamiento. Aunque solo era una excusa para ver a su hermano, y vigilar que Sif no se le acercara tanto.

—¡Loki! —El objeto de su atención lo saludó entusiasta, desde la distancia del gran patio.

Loki correspondió el gesto con sutileza, comenzado a caminar de regreso a la biblioteca, donde practicaría un nuevo conjuro de seidr.

—Sabés, de donde vengo el incesto no es mal visto. Incluso entre primos es común casarse. —Le dijo Amora, siguiendo sus pasos.

Loki ignoró el malestar que le generaban sus palabras. No le interesaba saber de qué clase de pueblo aberrante, que permitía tal cosa, venía la mujer. Aunque era una completa hipocresía de su parte, tomando en cuenta los anhelos ocultos que él tenía.

Nunca se hubiera atrevido a contarle a alguien sobre esto, de no ser porque Amora se enteró gracias a una situación un tanto comprometedora que prefería no recordar.

—No sé cómo es posible que seas una de las doncellas vírgenes de Frigga, y tengas la mente más perversa del Yggdrasil. —Cuestionó retóricamente, el príncipe.

—Un rostro angelical como el mío engaña a cualquiera. —Suspiro con modestia fingida. —Pero sabes, no seré la única que muera virgen entre los dos.

—¿A qué te refieres? —Entraron a la biblioteca, y Loki se sentó junto a la mesa central, levitando los libros con su magia.

—Quiero decir que si esperas a que Thor dé el primer paso, morirás sin probar los placeres de la carne, querido Loki. —Amora se sentó a su lado, atrayendo otros libros.

—No pretendo dejar todo en manos de Thor, Amora. Le estoy dando pistas sutiles, y con el tiempo sé que él también sentirá algo por mí.

—Si como digas. —Le resto importancia. —Solo quiero saber ¿Qué harías si te dijera que ya hay alguien que te tiene muchas más ventaja en el corazón del Thor-pe?

Thorkinktober 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora