Thorkinktober 2020

Día 18. Seducción - Parte II

Luego del incidente en las duchas, Loki decidió salir de viaje a Vanaheim buscando evitar los constantes intentos de su hermano por aclarar las cosas.

Lo último que quería recibir era la lástima de Thor. Solo su madre sabía el lugar donde había huido, así que por más que el rubio quisiera ir a buscarlo, simplemente no tenía la mínima idea de dónde buscar.

—Te lo suplico, Madre.

—Ya te lo dije, Thor. —Volvió a repetir paciente. —Tu hermano me pidió que lo mantuviera en secreto.

—¿Por lo menos te dijo la razón que lo llevó a tomar esta decisión? —Él sabía perfectamente cuál era, pero necesitaba saber qué le dijo Loki a Frigga.

—No me dijo nada. —Aunque la reina no necesitó preguntarle. La expresión de absoluta tristeza con la que su hijo acudió a ella le hizo entender que las cosas entre él y Thor no resultaron de la mejor manera.

—¡No es posible! —Gruñó frustrado. —Loki desaparece a quien sabe dónde, y nadie me quiere decir. Incluso Heimdall me lo está ocultando.

—Hijo, no sé qué haya pasado entre ustedes dos. —Habló, Frigga. —Pero debes darle tiempo a Loki de que se recupere, y si esto le toma más de un siglo, no importa. Recuerda que somos dioses, nuestra vida es casi eterna.

—¿Cómo sabes qué..

—¿Cómo sé lo que está pasando entre ustedes? —Le devolvió la pregunta. —Ay, Thor, no olvides que las madres siempre sabemos todo.

—O sea que sabes lo de la ducha, y que Loki...

—No creo que necesite detalles. —Le cortó, evitando saber sobre la intimidad de sus "niños". —Sólo sé que Loki te ama profundamente y si no me equivoco, lo cual casi nunca pasa, tú también. Debes dejar de darle tantas vueltas al asunto.

—¡Pero somos hermanos, madre! ¿Qué pensaría nuestro pueblo?

—Te diré lo mismo que le dije a tu hermano, y es que hay cosas que entenderás con el tiempo. —Le aconsejo.

—Oh, madre, pero he cometido una ofensa muy grande. No creo que Loki me perdone.

—Tal vez sí, tal vez no. —La verdad con su hijo nunca se sabía qué esperar. —Pero si de verdad quieres enmendar las cosas, sabrás esperar tu oportunidad.

—¿Y está cuándo será? —Preguntó casi sin esperanzas.

—Puede que más pronto de lo que te imaginas, querido. —La reina ya había comenzando a imaginar su propio plan, y este sin duda no tendría fallas.

***

—¿Piensas ir? —Preguntó, Amora, leyendo al tiempo la carta que le envió Frigga.

—No. —Respondió cortante, volviendo a guardar el papel en su sobre.

—Vamos, es un banquete Real. Habrá comida, hidromiel, apuestos guerreros y hermosas Valkirias. —Nombró sintiendo la boca babear. —Y Thor con su traje de gala haciendo demostración de sus músculos.

—Y por eso precisamente no iré. —Justificó, Loki.

—Bueno, es que yo también estaría enojada si estuviera en tu lugar. Quiero decir, se la jalaste como todo un dios y el maldito no quiso devolverte el favor.

—¿Te callas? —Maldecía el momento en que Frigga lo obligó a llevar a la doncella como compañía.

Hace más de un mes que había huido a Vanaheim, y la verdad estaba bastante cómodo. El lugar era rico en magia, y podía practicar su seidr, aparte que el rey Njörd y sus hijos habían sido muy buenos anfitriones con ellos.