Día 09. Analismo

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Las reuniones ejecutivas siempre eran extensas y tediosas. Thor miraba cada 5 minutos el reloj en la pared, a la espera que las manecillas indicaran la hora de receso.

Luego, caminaría unas cuadras hasta el restaurante italiano y pediría una lasaña con extra queso, y porqué no, el número de la linda mesera que siempre le coqueteaba.

Eran un plan perfecto, de no ser por el hijo del CEO, Loki Laufeyson, y sus órdenes de último momento.

—Necesito que termines estos informes para hoy, Odison. —Le expresó el joven con desdén entregando varios portafolios.

—Es imposible que haga todo esto, Loki, me tomaría mínimo una semana hacerlo.

—Leufey dijo que eras el contador más capacitado de la empresa. Si te digo que los necesito para hoy, es porque los necesito. —Le ordenó con una mirada fría. —Haz lo que tengas que hacer, no almuerces, no vayas al baño, pero ponte a trabajar.

Nunca había deseado tanto golpear a una persona en su vida.

—De acuerdo, te lo enviaré esta noche al correo.

—Ni lo sueñes, necesito que me lo entregues en persona.

—¿Y cómo demonios pretendes que haga eso? —Cuestionó a nada de perder el control. —Con un milagro terminaría a la medianoche, y a esa hora ya no hay nadie en la empresa.

—No hay problema, mañana es domingo así que puedes descansar. Lleva toda esta papelería a mi residencia en Manhattan. —Terminó, y salió a paso elegante de la sala.

Thor en verdad odiaba a ese mocoso.

Sería tan feliz poder burlarse a sus espaldas, y decir que había logrado tan alto puesto ejecutivo gracias al nepotismo de su padre. Pero la realidad era que Laufeyson es un hombre brillante.

Bajo su liderazgo la empresa había aumentado históricamente sus acciones, y los contratos con los inversionistas habían mejorado. Era astuto y bastante guapo, sin duda un gran partido para cualquiera.

Nadie se explica la razón de la soltería del pelinegro, excepto Thor, que lo aludía a su carácter de mierda y perfeccionismo extremo. "¿Quién sería el pobre o la pobre que tuviera el infortunio de caer en sus redes?" Pensó con empatía hacía aquella futura víctima.

Tomando un emparedado de la máquina expendedora se dirigió a su oficina, comenzando cuanto antes la titánica tarea entre sus manos.

Pronto el reloj indicaba un cuarto para la medianoche, cuando Thor imprimía el último registro y lo integraba al resto del folder.

Era un maldito sábado en la noche, debería estar sufriendo un coma etílico, o en la cama con la mesera del restaurante italiano, no jodiendose la espalda por un mocoso como Loki.

En el camino, mientras manejaba su auto rumbo a la mansión Laufey, pensaba en la miles de maneras que podría vengarse sutilmente del pelinegro. Estaba seguro que Loki había pedido los informes en persona solo para molestarlo, cuando probablemente estaba en alguna fiesta de la élite neoyorkina.

Estacionó al frente del portón de la gran casa, y pensó en dejar los papeles en el buzón del correo, pero se arrepintió en el último minuto. Loki podía pegarse de este detalle para despedirlo sin misericordia.

Decidió al final por tocar el timbre, y luego de intercambiar unas palabras con el vigilante, logró entrar en la mansión.

Era la tercera ocasión que visitaba el lugar, y conocía donde se ubicaba el estudio de Loki. El plan era simple, entraba, dejaba los papeles en el escritorio caoba, y salía rumbo al bar más cercano. No desperdiciaría su madrugada de domingo por nada del mundo.

Thorkinktober 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora