Capitulo 8: Duende Groll.

59 6 0
                                    

Viernes a la noche.

— Ángeles, ¿Por qué dijiste que no ibas a tu casa?

La mamá de Sony me sirve una pata de pollo. Saco la mirada del libro y miro a la pata, después a Sony.

— Mamá, Ángeles… solo come cosas con azúcar. —su mamá y Ned me miran confundidos.

— Ya veo. —dice la mamá sacándome el plato. — Entonces no comerás nada.

— ¡Mamá! —la mamá la mira. — No puedes tratar así a un invitado. Dale un pedazo de pastel.

— Tendrá que esperar.

— Está bien. —me paro pidiendo permiso. — Iré al living a seguir leyendo.

Dejo el comedor y camino hasta el living para recostarme y seguir leyendo.

— ¿Y qué tengo que hacer para que se te caiga el sombrero? Preguntó. Pero el vanidoso no lo comprendió, porque los vanidosos solo entienden alabanzas. ¿Realmente me admiras mucho tú? Preguntó. ¿Qué significa admirar? Quiere decir que reconoces que soy el hombre más hermoso, el mejor vestido, el más rico y el más inteligente del planeta. ¡Pero en tu planeta vives tú solamente! Dame ese gusto…

— ¿Ángeles? —miro a Sony parada enfrente mío con dos platos de torta de chocolate con frutillas. — Vamos a mi cuarto.

Cierro el libro y recibo mi porción de torta. Camino detrás de Sony y nos sentamos en el piso de su habitación en silencio. Sony empezó a leer mi carpeta.

— ¿Cuál sigue?

— Se llama el duende Groll. —asiento.

— Lo recuerdo. Es mi favorito.

El duende Groll apareció por primera vez en un pueblo de Escocia alejado de toda civilización posible.

Se caracteriza por vestirse elegantemente y medir 20cm. Aparecen en las fiestas del pueblo más cercano, para divertirse por su cuenta.

 

Sábado a la madrugada.

— Yo creo que tú eres este. —mis ojos miran los suyos. — Por el tamaño.

Empieza a reír y le tiro con una almohada.

— Tú eres enana, Sonia. —ella niega alegre. — ¡Yo no soy enana!

Empezamos una guerra de almohadas saltando de su cama al piso y del piso a su cama. Hasta que la guerra fue más allá. Salimos del cuarto de Sony y empezamos a correr  por toda la casa a las tres de la madrugada. En el living Sony saltó al sillón y yo hice lo mismo, la golpeé en la cabeza y ella tropezó, casi tira el teléfono, pero le agarré el brazo. Saltamos el sillón y corrimos hasta el patio. Ella tiro la almohada en mi cabeza y empecé a reír.

Seguimos corriendo hasta que un carraspeo en la puerta nos hizo volver a la realidad.

— ¿Por qué no están durmiendo? —nos miramos con Sony y de repente una sonrisa apareció en nuestros rostros. Ned nos miró confundido, pero empezó a correr y nosotras lo seguimos por toda la casa hasta su habitación. Su cuarto estaba perfectamente ordenado, no había rastros de ropa por ningún lado. Tenía una biblioteca con más libros de los que yo he visto en mi vida. En su pared había un A&N  — Váyanse.

Intentó taparlo, pero con Sony ya lo habíamos visto.

— ¿No te parece que ya estas grande para hacer esas cosas? —dijo Sony caminando hasta él. Lo hizo a un lado y miro las letras con el corazón al costado. — Espera… ¿La A es mi amiga?

Alma de ángel. (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora