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El incesante toque en la puerta me estaba haciendo molestar, estaba saliendo del baño y los toques eran fastidiosos, ¿quién puede ser tan molesto? Caminé hasta la puerta y al abrir, la mirada de Eros por todo mi cuerpo en bata de baño no pasó desapercibida, alce una ceja esperando que me dijera que quería pero no lo hacía sus ojos estaban clavados en mi pecho, miré hacia allí, y la bata no estaba del todo cerrada así que el inicio de mis senos estaban al descubierto, me tape de inmediato, y Eros salió de sus trance.

-Eh... vine para saber si querías desayunar con nosotros antes de las reuniones que tenemos pautadas para hoy- sus ojos color miel estaban tan brillantes el día de hoy, por alguna razón me sentía rara. Asentí a su oferta y lo hice pasar, este miro la habitación, y con cautela, para después sentarse en la enorme cama, que ahora se veía pequeña con el sentado allí, caminé hasta mi maleta y saqué lo que me pondría; un pantalón de lino, una camisa de botones blanca formal, y un blazer blanco, entre al baño y me vestí, salí del baño y la mirada de Eros estaba encima de mí atentamente, lo mire y le sonreí, este me dio media sonrisa y siguió mirándome, me solté la toalla del cabello y este cayó en cascadas, mire al frente donde se encontraba el espejo, Eros apareció detrás de mí y toco mi cabello suavemente- tenemos reservado una safari para las tres de la tarde con todos los accionistas que insistieron el hacerlo, estaremos en nuestras habitaciones a las 2 de la tarde para buscar el equipaje, dormiremos afuera, y de allí mañana haremos la visita que quería. De allí iremos al aeropuerto para devolvernos a Londres- Este me seguía tocando el cabello, yo sólo lo miraba y asentí, me coloque la crema habitual en mi cabello y ya estaba lista.

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El restaurante del hotel era hermoso, Lena y Eliot nos esperaban con otros dos socios, que al verme me sonrieron. Me senté en la mesa con la ayuda de Eros, que por cierto todo un caballero, me senté junto al señor Moore y este me sonrió, me habló muy animado mientras que de reojo veía a Eros fruncir el ceño y fulminar con la mirada al Sr. Moore, yo por debajo de la mesa le tome la mano, y le di un leve apretón, este me miró y me sonrió, yo se la devolví tranquilizándolo, el sr. Moore me siguió hablando y de vez en cuando tenía que brindarle, sonrisas o caricias en la mano a Eros, ya que si veía al Sr. Moore muy cerca de mí soltaba pequeños gruñidos o se tensa, ya sabía qué hacer para calmarlo en el momento, en ningún momento solté su mano en todo el tiempo que duró el desayuno, ya para cuando habíamos terminado este soltó mi mano brindándome un asentimiento, yo solo negué con una sonrisa en los labios , todo nos paramos de la mesa y nos dirigimos a la sala de juntas.

Todos los inversionistas, estaban aquí, todos me saludaron con un beso en la mejilla, o un pequeño beso en mi mano, la cara de Eros era de furia ejemplar pero estaba muy lejos de él como para calmarlo así que sólo lo ignoré un poco, no puede vivir molestándose por todo aquel que se me acerque.

-No me gusta como ese hombre te ve, por favor, Emma, deja de ser tan atenta con todos ellos- sé que es celoso y posesivo, y no le puedo decir nada gracias a la escena que hice ayer con la recepcionista, pero en serio.

-Ok, Eros tienes que entender que este es mi trabajo, no puedo sólo pasarles por un lado y esperar que se asocien conmigo siendo tan descortés, ahora vas a relajarte y mantenerte concentrado, sé que la cosa que tenemos tu y yo está presente en todo momento, yo lo sé, Eros, porque las secretarias de ellos te miran como si fueras un dios griego sacado del mismísimo templo del olimpo, traído hasta aquí para endulzar sus ojos y tú a mí, Eros Sanabria, no me ves molesta, ahora, sonríe para mí- este se resistió un poco, pero a los segundos una sonrisa apareció en su lindo rostro- mantén esa sonrisa que me gusta y saluda a los accionistas, recuerda que son negocios- este se fue negando pero sonriendo, me sentía satisfecha conmigo misma por amansar a la bestia que podía llegar a ser Eros .

Sol De Medianoche... Luna De PlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora