Las flores
——————————— ¡Astereae!
Mi cabeza dolía al igual que mi estómago, los rayos de sol caían directamente en mis rostro haciendo que intente taparlo con mi mano.
No escuché nuevamente el grito de Flegt y era lo que más me preocupaba, decido abrir finalmente mis ojos, no me tomo ni un minuto para apreciar las ramas de los grandes árboles que cubren el cielo, me levanto y comienzo a buscar a Flegt quien esta tirado entre las flores amarillas de aquella montaña
— Prr favor despierta — comienzo a moverlo sin recibir respuesta alguna
— Flegt Everard, tu hermana va a matarme si mueres.Sigo sin obtener respuesta, unas lagrimas comienzan a salir poco a poco, colocó su cabeza sobre mis piernas y comienzo a pasar mis dedos sobre su cabello, seguía siendo el molesto hermano de mi mejor amiga, el que no nos dejaba salir a fiestas porque le avisaba a nuestros padres, pero también era el que me cubría del frío y me salvaba cada vez que estaba en problemas, le tenía cariño, era parte de mi vida de alguna manera después de tantos años.
— Nunca creí que me quisieras tanto.
Doy un pequeño salto y sin darme cuenta hago que Flegt ruede colina abajo aplastando algunas flores y tropezando con unas ramas
— ¡Eres muy tonto!, ¿Cómo se te ocurre hacer eso? — le doy un golpe en el brazo cuando llego al final de la colina
— Gracias, un golpe de tus pequeñas manos era lo que me faltaba — se pone de pie y comienza a limpiar la tierra que está en su ropa junto a un poco de sangre debido a algunos rasguños ocasionados por la caída
— ¿Te sientes bien? — comienzo a examinar su rostro lleno de tierra y algunos pétalos
— Aster...
— ¡Lo siento!, ¿si? — ruedo los ojos
— No quería lanzarte por la colina.— Eso no importa, Aster... ¿por qué es de día?, era media noche cuando quedé inconsciente.
— Pues obviamente el sol quería salir antes para ver como estabas — ruedo los ojos — ¡nos quedamos inconscientes en la punta de una montaña toda la madrugada!
— Vamos, deben estar como locos buscandonos y creo que algo sangra dentro de mi por el golpe.
Toma de mi mano y comenzamos a caminar, afortunadamente era de día y el camino se miraba con claridad, Flegt intenta llamar a su padre, pero no había señal y mi celular quedó perdido en aquella montaña.
A medida que nos íbamos acercando al pueblo el sol se ocultaba más entre las nubes convirtiéndose en un lugar sombrío y helado, mi piel se eriza y un sentimiento de incertidumbre me recorre.
— ¿Estás bien, tienes frío? — Flegt me examina con una mirada de preocupación
— Estoy bien, no te preocupes.
— Adivina que — esboza una sonrisa haciendo notar sus hoyuelos
— ¿Qué? — respondo sin ánimos
— Yo soy el que te conoce desde los cinco años, eso significa que desde entonces te doy mi suéter porque siempre mueres de frío — extiende sus brazos — no traigo uno en este momento, pero conmigo bastará.
Pienso un momento si enredarme entre sus brazos, pero el frío cada vez es mayor, lo abrazó y su calor inunda mi ser acompañado del olor a tierra y loción.
— Gracias — digo en un murmuro
Seguimos con nuestro camino sin que me dejará de abrazar lo cual hizo que nuestros pasos fueran torpes y lentos, llegamos al final del bosque en dónde se encontraba el camino de piedra que guía al parque principal, todo era diferente en específico las personas, la mayoría de mujeres traían puesto vestidos de colores oscuros acompañados de un corsé, la única diferencia con los hombres eran las chaquetas largas en tonos marrones y negros, algunos azul oscuro.
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Luces En Febrero
Teen FictionLa luz siempre es el comienzo de algo, pero eso significa que también es un final. Me hicieron terminar atrapada con él, entre los árboles de aquel bosque. Ni en mis sueños más extraños lograba imaginarme un mundo tan distinto del cuál yo formara p...