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La bruja y el cazador
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Un campo lleno de flores en el que se encontraba Gi y mis padres, habían unos cuantos árboles que cubrían todo el lugar.

El sol resplandecía y la sonrisa de mamá ilumina el lugar.

— Flegt...

Me despierto de golpe al sentirme asfixiada al abrir mis ojos observo a Flegt sobre mi mientras sus manos estaban al rededor de mi cuello haciendo que mi respiración se corte.

Intento gritar, alejarlo de mi, pero no lo logro, las lágrimas salen de mis ojos, suelto patadas hasta que logro tomar la lámpara y de darle un golpe el cual no fue suficiente para hacer que se detuviera.

— No puede ser — Zorel entra a la habitación y separa a Flegt lanzandolo fuera de la cama.

Mi garganta dolía y no podía dejar de toser, quiero ver a Flegt, quería correr a el y ayudarlo, pero no tengo fuerzas ni para levantarme.

— ¡Farah, trae una cuerda en
seguida!

Observo a Zorel intentar controlarlo, pero él se resiste a toda costa.

— No se que quieren hacer, pero no quiero ser parte de sus perversiones y no tengo ni idea donde hay una
cuerda — Farah entra a la habitación y se queda en silencio al ver la escena, pero el sonido de la puerta hizo que lograra reaccionar

— Yo voy por la cuerda, tú ve a abrir la puerta — logro decir finalmente

Bajo hasta la sala en busca de cuerdas o algo con lo que pueda sujetar a Flegt, por suerte conseguí la colección de bufandas de Gi las cuales eran los suficientemente fuertes para lograr sujetarlo.

Salgo corriendo a la habitación en donde Flegt esta sujetado de manos y pies a la cama, Zorel esta explicándole todo a Farah y Orion le da algo de beber a Flegt aunque este se negaba.

— ¿Qué haces aquí? — lanzo las bufandas al suelo

— Estaba caminando por el lugar y pensé en dejarte unos libros, pero los gritos y golpes hicieron que subiera, esto lo va a tranquilizar unas horas.

— ¿Estás bien? — Zorel comienza a inspeccionar mi cuello el cual tiene marcas rojas

— ¿Qué le sucede? Él no es así — pregunta Farah con la voz temblando

— Zorel, explícale todo a Farah por favor y vayan a su habitación — Agatha estaba en la puerta con una expresión fría — Gracias por tu ayuda Orion, pero es tarde deberías volver a casa y tú — me señala — Baja voy a curarte.

— Pero no lo puedo dejar solo...

— Él no despertará pronto y nada ni nadie le hará daño aquí.

Bajamos hasta la cocina en donde Agatha comienza a embarrarme una crema verde en todo el cuello y me da de tomar un té.

— ¿Qué pasó con el cazador?

— ¿De qué hablas?

— Tú dijiste que Gi se convirtió en tu hermana desde que te salvó de un cazador.

— Eso no pasará contigo y Flegt, son historias muy diferentes el nunca te haría daño.

— Siempre lo pensé, pero este no es Flegt, es solo una persona que intento matarme mientras dormía.

Ella suelta un suspiro y se sienta .— Hace mucho tiempo, cuando era una joven aprendiz Gi y yo encontramos la manera de poder atravesar la barrera, íbamos muy seguido, pero siempre nos quedábamos en el bosque, nunca nos habíamos atrevido a ir al pueblo hasta que nos topamos con un grupo de campistas.

>>Todos eran de nuestra edad iban al bosque para acampar y alejarse de sus padres un momento, ahí es donde lo conocí, su nombre era Jasper.

>>Siempre nos encontrábamos en el bosque aunque nunca teníamos mucho tiempo ya que la magia me regresaba, Gi siempre me acompañaba, pero se escondía entre los árboles, vigilando porque no confiaba en él.

>>Un día él me pidió encontramos como era costumbre, pero algo era diferente en él, me convenció de la idea de probar una bebida que según él era lo más delicioso del mundo, comencé a sentirme mareada y caí al suelo, él estaba listo para terminar con mi vida por ser una bruja, pero Gi me salvó, salió de los arboles y con un hechizo hizo que quedara inconsciente llevándose también los recuerdos de lo que había sucedido, todo iba a quedar como un sueño.

— ¿Por qué nunca nos dijeron esto cuando intentamos salir de aquí? — digo algo molesta

— Aster... las brujas supieron lo que sucedió y reforzaron la barrera, hasta ahora no había magia que lograra atravesarla.

— ¡Agatha, Aster! — escuchamos un grito de Farah proveniente de la habitación, corremos hacía el lugar y Flegt no se encontraba.

Las ventanas están abiertas dejando el viento entrar y a la par de la cama se encuentra Zorel inconsciente, con la nariz sangrando.

— Creo que se a donde va, cuiden a Zorel — digo sin dudar

— ¿Cómo vas a saber eso? — pregunta Farah algo histérica

— Porque es el único lugar seguro que conocemos aquí.

Corro fuera de la casa, las calles están llenas, pero no había rastro de Flegt, sigo mi camino hasta llegar al Valle de Meawdon. Con delicadeza camino entre las flores para no despertar a las ninfas hasta llegar al árbol el cual está en medio del bosque.

— Flegt...

Está ahí acostado en las grandes ramas del viejo árbol al cual siempre veníamos, sus ojos están de un color dorado casi como la miel y tiene unas cuantas lágrimas, subo hasta donde se encuentra para poder abrazarlo pero él se aleja más.

— Por favor, quiero ayudarte — digo en una súplica

— Iba a matarte Aster, no necesito ayuda, solo que te alejes de mí — se queda en la última rama estable del árbol

— Lo podemos solucionar — logro llegar a donde esta, me observa fijamente y pasa sus dedos por mi cuello el cual tiene marcas notorias

— No puedo estar cerca tuyo — su voz tiembla y se corta por momentos

— Pero yo no puedo estar sin ti, tampoco Farah, ella te necesita, vino hasta aquí por ti.

Lo tomó entre mis brazos y escucho sus sollozos, me duele verlo de esta manera, él no era malo, él era lo único bueno en este mundo y no merecía esto.

Me abraza con fuerza aunque con algo de dificultad por la diferencia de tamaños.

— Lo siento — murmura sin dejar de llorar

— No es tu culpa...


— No es tu culpa

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Luces En FebreroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora