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Un día con Zorel
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Siempre me he preguntado como sería si escribieran un libro sobre mi vida, tal vez me podrían como el apuesto duende jefe de una mafia o implacable jugador de rugby que soy.

— Pásame el cereal por favor — murmura Aster

Definitivamente no iba a ser siendo niñero de estos tontos.

— Buenos días — Gi baja con el cabello en un moño, pero para mi es más como un gato dormido en su cabeza

— ¿Cómo seguiste, te sientes mejor? — pregunta Flegt con preocupación

— Estoy bien, solo quiero saber ¿por qué se tardaron tanto en regresarme?

No les había dicho nada de la rubia del bosque, no quería ilusionarlos si mi plan no funcionaba, quería traerla aquí para que pueda estar con ellos, pero no les quiero dar falsas esperanzas.

— No podía regresarte sola, necesite ayuda de Flegt.

— Soy mejor brujo de lo que pensaba — dice con una sonrisa de victoria

— Lo que digas cariño — Gi le da unas palmadas en la espalda — Agatha no podrá venir hoy, pero dijo que siguieras practicando.

— Y aquí es donde me voy — tomo mi café y salgo de la casa

Las personas me saludan al verme pasar y los niños me invitan a jugar con ellos, son cosas de ser conocido en un pueblo pequeño, sigo caminando hasta llegar a mi casa, al entrar escucho como el silencio y la calma se rompen.

— Buenos días — al entrar veo a mis padres en la sala leyendo, dos de mis hermanos jugando videojuegos y los otros dos cocinando algo que olía horrible

— ¡Hicimos tarta de manzana! — Lud, mi hermano pequeño lleva lo que se supone que es una tarta

— ¿Hijo te quedas a cenar hoy?

Desde que Aster y Flegt llegaron prácticamente vivía con ellos y solo alguna veces venía a cenar con mi familia.

— Claro que sí, no me perdería la deliciosa tarta que hicieron los gemelos L — digo con una sonrisa falsa

— Va a venir a cenar Eliana — Louis susurra a mi oído

— Creo que es mejor que te escondas en  la casa del árbol y nosotros te llevamos tarta — susurra Ludwen

— ¡Niños! — escucho el grito de mamá — ¿Qué les dije?

— Que no le dijéramos a Zorel de que iba a venir Eliana — dicen al unísono

— ¿Y qué acaban de decirle? — dice con molestia

— Que va a venir Eliana — bajan la cabeza — ¡Pero no nos agrada Eliana! Esta loca — bajan la voz en lo ultimo

— ¡Sí mamá está loca! — me quedo callado al ver su mirada volteo para  observar que los cobardes de mis hermanos escaparon.

Luces En FebreroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora