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Sin ella
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— Por favor no puedes morir, eres mi única amiga.

Zorel hace presión sobre la herida y comienza a sacar el vidrio, pero no era lo que me dolía; dolía más el hecho de quien lo había ocasionado, no era Flegt quien intento matarme por segunda vez, pero él iba a recordarlo de esa manera y no creo que su frágil corazón pueda con ese recuerdo.

— Llevábame con Orion, él sabrá que hacer — digo mientras un poco de sangre sale de mi boca

No me fascinaba la idea de pedirle ayuda, pero era el único brujo que conocía y el único que me podía salvar en estos momentos.

Las vendas impedían que siguiera sangrando dándome tiempo para llegar a la casa de Orion.

— Necesitamos tu ayuda.

Deja caer al suelo la dona que esta comiendo al vernos parados en la puerta.

— Rápido, vamos — dice abrumado por la escena — ¿Qué sucedió?

— Se resbaló y cayó sobre un vidrio — responde Zorel

— ¿Fue él, verdad?

Zorel con algo de pena asiente levemente, observo como Orión toma distintos libros para preparar una especie de bebida que huele a lavanda y oliva.

— Bebe esto lentamente, sanará tus heridas de inmediato, al menos las físicas.

Me ayuda a levantarme para tomar la bebida que con rapidez comienza a hacer efecto haciendo que Zorel al fin pudiera volver a respirar.

— ¿Tienes algo para este pobre duende que esta al borde de un colapso nervioso? — pregunto con diversión al lograr levantarme

— Hay pastel de chocolate en la cocina.

Este no dice más y Zorel se dirije a la cocina, Orión limpia los restos de sangre que hay en mi abdomen e inspecciona la herida.

— Gracias por la ayuda, pero debería irme antes de que magnolia se de cuenta que estamos aquí.

— Aster, no vivo con mi madre y si fuera así no dejaría que te mande a la calle en este estado.

— No iría a la calle, regresaría a casa — su rostro cambia drásticamente y no logro descifrar a que se debe

— Deberías quedarte aquí, al menos algunos días.

— No puedo quedarme aquí, es muy lindo de tu parte pero tengo que regresar.

— Si regresas ahí lo más probable es que termines muerta, solo quédate unos días — baja la mirada — Conozco a los cazadores, por favor...

— Conoces a los cazadores, pero no a Flegt — me pongo de pie — Gracias por la ayuda Orion.

Me levanto y voy por Zorel a la cocina, efectivamente había terminado de comer todo rastro de pastel que hubiera en esta casa.

— Vamos, en casa te preparo más pastel.

— Sería mejor idea que yo lo preparé, tú tienes que descansar.

Luces En FebreroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora