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Artes oscuras
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Tres horas antes

- ¡No voy a volver a ser tu conejillo de indias, mejor dile a tu novio! - grita Zorel quien está tendido en la alfombra ya que no se puede levantar debido a los mareos.

- Esposo - corrige Flegt sin quitar la vista del libro que esta leyendo

- ¡Tú te ofreciste y sabes perfectamente que mi novio no puede!

- ¡Esposo! - vuelve a corregir

- ¿Qué son esos gritos? - Gi entra al salón con el ceño fruncido y los labios en una línea recta

- ¡Aster no sirve para romper las barreras del espacio!

- ¡Zorel es un llorón que no soporta marearse un poco!

- Yo solo estoy recordando que Aster y yo estamos casados, pero a mi querida esposa se le olvida.

- Zorel, cariño, toma un poco de jugo de naranja te faltan líquidos y te ayudará con los mareos, Aster lee bien los hechizos que Agatha te dio y no apresures las cosas y Flegt, tú...

- ¿yo? - enarca la ceja

- Solo intenta que estos dos no se maten por favor - explica Gi mientras sale del lugar

Hemos pasado medio año atrapados en este lugar y después de leer todos lo libros nos dimos cuenta que no había salida, solo quedaba esperar. Mi entrenamiento como bruja empezó hace meses y me estaba volviendo muy buena, Flegt se volvió muy bueno con el arco y los cuchillos, a veces salía a cazar para reprimir sus impulsos los cuales decía Gi que cada vez se volverían más fuertes y teníamos que estar preparados, aprendió a traducir los libros y saber algunos hechizos de brujería básica.

Zorel prácticamente vive con nosotros y a Gi no le molesta, dice que pasó mucho tiempo sola por lo cual le gusta la compañía. Flegt y yo vamos todos los viernes a nuestro árbol escondido en el valle, siempre me lee un nuevo libro o cantaba hasta que me quedará dormida, no sabía bien que significa todo esto, ocasionalmente nos habíamos besado y dormíamos juntos ya que era la única manera en que ambos conseguimos dormir. Intentamos comunicarnos con Farah millones de veces, pero fue inútil, nunca obtuvimos respuesta alguna.

El pueblo ya nos conocía, éramos parte de ellos aunque no siempre asistimos a las fiestas bajo la luna azul que hay cada mes.

- ¿Éstas cansada? - Flegt comienza a masajear mis hombros mientras yo sigo viendo los libros pensando en porque no puedo trasportar a Zorel.

- Estoy frustrada - me encuentro con su mirada tranquilizadora junto a una gran sonrisa

- Tal vez solo necesitas, un poco de
esto - levanta mi barbilla y me da un beso el cual yo sigo, juego con su cabello y él me sujeta de la cintura cortando todo espacio entre nosotros.

- Creo que ya me siento
mejor...- susurro contra sus labios

Los pasos de Zorel hacen que me aleje de Flegt y vuelva a sentarme en mi lugar como si nada hubiera sucedido.

- Comencemos - tomó el libro entre mis manos y vuelvo a encender la velas

- ¿Solo me enviaras al bosque
verdad? - pregunta al borde del llanto

Luces En FebreroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora