Irrumpir en la casa de una persona es un grave delito penado por la ley llamado "invasión de privacidad" el cual dependiendo de la situación el castigo puede ir en aumento. Sin embargo, cuando la residencia pertenece a un amigo las reglas del juego son otras y hasta el código penal pierde validez; cualquier justificación vale. Ana no pensó siquiera que su prima-hermana tuviera a ese tipo de personas en su círculo social, de hecho, pensó que ni amistades poseía. Entonces cuatro púberes se aparecieron en la entrada, ingresaron bajo el mandato ''siéntanse como en su casa" y dejaron bien claro no marcharse si no hablaban con Jennie.
—Tu casa es hermosa, Ana —Lisa apreciaba cada objeto como si estuviese en una galería de arte.
—Sí… —a simple vista notó que del grupo la más descentralizada era ella, un mensaje apareció en su móvil—. Bueno, de seguro mi prima está de camino así que me voy.
—¿No la esperará? —Rose dedujo la importancia del recado por la cara roja de Ana.
—No, no. Estaré cerca de aquí únicamente daré una vuelta por el lugar.
Abandonó aquel sitio apresurada, no podía dejar esperando a Robin por más tiempo.
—¡Lisa! —Jisoo le llamó la atención por su comportamiento en un apartamento ajeno.
—Está bien, me sentaré —acató la orden haciendo pucheros de niña.
—¿Crees que se moleste por esto? —Liz bajó apenada su cabeza.
—Ni idea, pero me preocupa porque la última vez que la vi tenía magullados sus brazos.
—Se está esforzando en sus prácticas, Rose, estás formando una tormenta en un vaso de agua —bufó la regañada.
—Ahora que sacamos el tema a relucir, ¿dónde te hiciste esas heridas? —Lisa estaba en graves problemas, escondió sus manos detrás de su espalda.
—También tengo que practicar en mi taller, de seguro fue sin querer.
—¿Qué tiene que ver pintar cuadros con esos puños rojos? —Jisoo pareció entenderlo todo tras la pregunta de Liz.
Bueno, le iban a echar la bronca después de todo.
—Chicas… —una débil voz las sacó de su discusión.
—¡Al fin te aparecis…!
Lisa no pudo acabar la frase porque enmudeció al ver la sangre cubriendo la cabeza de Jennie. Se abalanzaron sobre ella para sentarla, quitarle su mochila y servirle agua. Con estas atenciones, la recién llegada logró recuperar el aliento.
—¿Qué demonios te ha pasado? —estaba conmocionada, Rose intentó bajar los ánimos.
—Cálmate, primero tratemos esos golpes. Liz, ¿tu taller es sobre primeros auxilios, no?
—Entendido —sacó de su maletín un botiquín de emergencia, su suerte fue que el curso le tocaba ese día.
«Tienen que saberlo, diles», escuchó la voz interna de ''ella" que la incitaba a relatarles lo sucedido. Sin embargo, Jennie no quería preocuparlas con sus problemas. Ella tenía que soportarlo por su cuenta, arruinarles la vida a sus mejores amigas no era una opción.
—No he dormido correctamente por lo que me estoy tropezando a menudo, solamente tengo que descansar más.
—Oye, dentro de poco empezarás los exámenes del semestre, entiendo que pueda ser difícil dividir el tiempo pero si bailar va a causarte tantos problemas…
—No renunciaré —encaró a la sanadora—. Es la primera vez que soy importante para alguien, no traicionaré esa confianza.
«Por favor, Jennie, hazlo. Alexandra no se contendrá otra vez y si yo no puedo interceder, al menos otra persona debería protegerte», "ella" trataba de convencerla porque sabía que la todopoderosa se había hartado de juegos; ahora sí iba en serio. No dudó en ordenarle a Michel un ajuste de cuentas por haberla dejado al descubierto frente a los profesores por consejo de su otra mitad, la cual se arrepentía de haber instado a Jennie. Estaba asustada y con razón, la perpetradora además de ejercer violencia psicológica se degustaba agregándole también la física; ''ella" temía por la vida de la persona que había jurado proteger a toda costa.
—Si es ese tu deseo entonces te apoyaremos, a partir de hoy vendremos a visitarte más a menudo y te ayudaremos con tu coreografía.
—¡Y que no se te ocurra volver a saltarte tus horas de sueño o te las verás conmigo! —Lisa adoptó la misma actitud sobreprotectora de Jisoo.
—Cada vez que necesites relajarte estaré a tu servicio, imagino que por otra parte debas tenerla difícil si Richie te entrena al unísono —Liz le guiñó un ojo con una amplia sonrisa.
«Son tal y cómo dijiste, deben quererte muchísimo». Lágrimas de felicidad bajaban por sus mejillas; se unieron en un cálido abrazo y pudo sentir la tranquilidad de ''ella" recorrer todo su interior, Jennie no podía pedir mayor comodidad.
Sin embargo, Rose no era tonta y sabía que mentía; sus corazonadas eran infalibles y esa no era la excepción. Los moretones, la cabeza rota, los ojos rojizos debido a posibles llantos constantes, signos evidentes de que algo iba severamente mal y por supuesto, esta no lo revelaría tan fácilmente. Estaba decidida a no perder más tiempo, ya que un giro de los acontecimientos repentino podría causarle serias afectaciones a sus planes.
—¿Y qué hacéis aquí? —se miraron unas a otras.
—Acá la compañera estaba formándonos ruidos en el sistema, pero no te preocupes por eso. Lo importante ahora eres tú.
—¿Dijiste que tu banda favorita son los BTS? —Jisoo pretendía cambiar el tema y que así la invasión de privacidad no fuera tan evidente.
—Sí, hace poco supe que el nombre de su club de fans es ARMY. Los miembros de mi equipo me han enseñado muchos de sus vídeos y canciones.
—Entonces ya tienes un bias, ¿no? —Lisa pudo entender por la cara perpleja de Jennie que no tenía ni la menor idea de lo que significaba la palabra.
—Un bias es tu cantante preferido del grupo coreano al cual eres fan, tu intérprete favorito es tu bias —explicó Rose.
—Entonces… —se detuvo pensativa—…es J-Hope.
—Vaya, así que tu predilecto es el chico sol, ¿eh? No eres muy carismática pero te esfuerzas al máximo, eso tienen en común.
—A-a mí me gustan todos, pero… —ancló la vista en el suelo avergonzada—, si tengo que escoger a uno sería él.
—Ah, qué monada. Todavía no ha nacido una army que no se sonroje al decir el nombre de su bias.
—Lisa, ya déjala, llevas rato importunándola —Jisoo volvió a regañarla.
—No te pongas así. No es mi culpa que Near te cause una guerra de hormonas internas y por eso estés tan peleona… —calló al darse cuenta de lo que había hecho.
Bien hecho estúpida, ahora no sólo te van a echar la bronca por haberte ido a los puñetazos con el ex de tu casi hermana, también por meter la pata hasta el fondo como es tu costumbre hacerlo. Rose que había estado sumida en sus pensamientos río por la reacción de la chismosa no intencional.
—¿Qué tiene que ver Near con mi bias? —le cuestionó risueña la chica army, cuyo tono de voz era imposible de describir entre lo angelical y sardónico.
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Mi pequeño mundo
Teen FictionImagina que eres la princesa de un castillo, sí, habitas en un cuento de hadas a la espera de tu final feliz. Y entonces, como por arte de magia, tu burbuja de cristal revienta y no quedan ni las cenizas, solamente amargos y dolorosos recuerdos... ...