La traición de un mentor:

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La tensión en la sala se podía cortar con un cuchillo.

Kushina miraba con seriedad a Naruto, que, sorprendentemente, parecía mirarla directamente a los ojos, algo muy improbable debido a que Naruto estaba aún con la venda sobre los mismos.

Minato decidió intervenir antes de que la tensión fuese insoportable.

Minato-¡Basta! Akuma, está claro que actualmente no puedes ver, necesito que me des argumentos sólidos, si no, no te dejaré marchar, no dudo de tu poder, pero combatir a ciegas no es algo sencillo, y más si tenemos en cuenta que todos los Akatsuki son rango SS...

Akuma sopesó las palabras del Yondaime, tenían bastante sentido.

Akuma- Gaara y yo somos amigos, durante la cumbre de los Kages establecimos una amistad sincera, llegando al punto de que me dejó marcar su brazo con mi fórmula del Hiraishin, por lo que soy el único que puede llegar a tiempo... además, soy el mejor sensor de la aldea, no necesariamente necesito ver para poder combatir con efectividad.

Minato lo pensó unos instantes, no le gustaba la idea de mandar a su comandante ANBU contra dos rango SS estando algo debilitado, pero tampoco es que tuviera otra opción si quería salvar al Kazekage.

Minato- Bien, Akuma, te doy permiso.

Apenas le dió su consentimiento, Minato vio como su mejor shinobi desaparecía.

---Desierto de Kaze no kuni---

Un extraño hombre, con una joroba prominente y una extraña cola mecánica y reticulada estaba sentado junto a un rubio de largos cabellos en una inmensa ave de color blanco que sostenía entre sus patas a un pelirrojo inconsciente, ambos hombres, rubio y jorobado, llevaban unas capas negras con nubes rojas.

Eran Akasuna no Sasori y  Deidara, nukenins de rango SS y miembros de Akatsuki, el pelirrojo era Sabaku no Gaara,  Godaime Kazekage y jinchuriki del ichibi.

Ambos miembros de Akatsuki habían conseguido capturar al Sabaku tras un duro combate.
Gaara no había podido luchar con todo su poder por miedo a dañar a la población civil de su aldea, mientras que los Akatsuki atacaban sin ningún tipo de restricción o remordimiento, al final, Gaara tuvo que elegir entre protegerse a sí mismo o a su pueblo.

Eligió a su pueblo.

Después de caer inconsciente, fue recogido por Deidara, que no perdió el tiempo y se marchó de Sunagakure.

Ambos compañeros estaban en silencio tras otra de sus habituales discusiones sobre sus conceptos de arte.

Pero su paz duró muy poco.

De improviso, surgió un shinobi vestido con una armadura negra, que tras aparecer, le conectó un golpe con la palma abierta en el cuello a Deidara, desestabilizando al nukenin.
Su compañero, igual de sorprendido que él, no fue capaz de reaccionar a tiempo, y el misterioso shinobi cortó con su Katana el ave blanca, mientras caían desde más de cien metros de altura, el desconocido consiguió agarrar a Gaara y volvió a desaparecer.

Deidara construyó una nueva ave de arcilla y recogió a su compañero, evitando así que muriera por el impacto contra el suelo.

Deidara- ¡Me cago en la puta! ¡¿Quién coño era ese?!
Sasori- Creo que deberíamos estar más preocupados por lo que dirá líder-sama, joder, ¡hemos dejado que nos arrebaten al jinchuriki del ichibi sin oponer resistencia!

A Deidara le dió un escalofrío al pensar en el castigo que les podía imponer el líder...

Sasori- De todos modos, solo hay un hombre capaz de hacer algo así...

El ANBU Dios del truenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora