Cuarteto de traidores

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—No— le di un almohadazo —Puedes— uno más —Venir— y uno más —Y decirlo— otro más —¡Con esa maldita cara! — grité dándole el golpe final.

—¡Hera! — extendí mi mano hacía la puerta invocando mi cetro el cual obstaculizo la puerta —¡Hera abre la puerta! — era la voz de Zeus.

—¡Es que no quiero ser papá aún! — mis ojos se incineraron en enojo. Le tomé del cabello golpeando su cabeza en la cama —¡Tienes que calmarte y entenderme! —.

—Eres un idiota ¡todos ustedes son unos idiotas! ¡Hombres tenían que ser! — grité.

—Hera abre la maldita puerta— Zeus golpeó.

—Fue un error ¡no quiero hacerme cargo! — se quedó quieto y yo paré incrédula ante lo que acababa de escuchar. Un pasaje bajó dejando ver a Zeus y Hades frente a nosotros quienes se quedaron aturdidos.

La escena no podía ser peor, me encontraba encima de Poseidón con mis manos aferradas a su cabello mientras su cabeza colgaba del filo de la cama. Parecía que estaba tratando de matarle ¡y es justo lo que quería hacer!

—¿Qué mierda pasa con ustedes? — Zeus logró mascullar aclarándose la garganta.

—¿Ellos lo saben? — solté el cabello de Poseidón levantándome de encima.

—No, no lo saben— se sentó masajeando su cuello.

—¡Te lo pregunto porque ustedes son unos malditos confidentes! ¡Y lo peor de todo para tomar decisiones estúpidas! — grité bajando de la cama yendo hasta en medio de los tres.

—¿Y ahora que hicimos? — Zeus preguntó y yo alcé mi mano callándole.

—Tu— entorné mis ojos hacía Hades —¿Qué es lo que ibas a decirme? Dijiste qué querías hablar conmigo ¿no? —.

—Y-yo creo que no es el m-momento—.

—¡Siéntense! — grité. Ambos dieron un respingo yendo hacia el lado de Poseidón sentándose en el filo de la cama.

—Hera esto...—

—Cierra la maldita boca— interrumpí a Poseidón.

—¡Tú! Habla ahora— tensé la mandíbula en dirección a Hades quien tragó saliva.

—Y-yo quería pedir tu bendición— todos le vimos expectantes —¡Voy a casarme! — elevó la voz ante la presión. Parpadeé repetidas veces.

—¿Qué? — Zeus masculló en un hilo de voz.

—¡Que voy a casarme!, pero necesito la bendición de la diosa de los matrimonios — dijo. Di un grito dando brinquitos hasta que me lacé a él abrazándole.

—¡Oh por los dioses voy a morir! Te amo, te amo— repartí besos por todo su rostro —¿Por qué tus hermanos no pueden ser como tú? — suspiré llorando de felicidad.

—¡Oye! — Zeus y Poseidón dijeron al unísono.

—¿Cuál es el nombre de ella? — Zeus preguntó.

—Su nombre es Perséfone—.

—¡Oh es cierto! La chica que nos atacó la otra vez— dijo Poseidón. Zeus y yo asentimos.

—¿Espera que? — Hades frunció el entrecejo.

—Ya sabes lo habitual, quiso asesinar a Hera, Caos casi le mata a ella, pero Zeus le salvó y le capturó, luego el drama de que pensó que tú le engañabas con Hera, por lo que Hera le explicó que no era así y ¡bah! Lo normal— Poseidón chasqueó la lengua.

Hera: La caída del sol y el rayo © Libro IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora