La caída del sol

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—Poseidón— musité caminando hacia él, y en un pestañeo mi puño se estrelló directo en su mejilla provocando que él cayera de trasero al suelo.

—¡Hera detente! — Helios elevó la voz.

—Eres un maldito idiota— grité entre lágrimas lanzándome hacía él —¡Te odio! — seguí golpeándole.

—¿¡Que mierda sucede contigo!? — Poseidón gritó sujetando mis muñecas dejándome sobre el suelo y con él encima de mí

—¡Suéltame! — me retorcí. 

—No le toques— Helios le tacleó provocando que ambos cayeran al agua —Tú y tu hermano ya han hecho suficiente— me levanté lanzándome sobre ellos para seguir golpeando a Poseidón el cual se prendió en furia.

Este alzó su mano en dirección al mar y de ahí se elevaron dos imponentes y extrañas formas que se enredaron en mi abdomen y me alejaron de Poseidón como si de manos se tratasen. Me sostuvieron en el aire y lo mismo sucedió con Helios. Poseidón se levantó y se acercó dándole un fuerte puñetazo a Helios el cual estaba a mi lado, mi corazón se agitó al verlo escupir sangre.

—¡No vuelvas a tocarlo! — me removí más era imposible soltarme.

—No puedes venir aquí y atacarme sin razón— me tomó del cuello asustándome, ¿qué había pasado con él? Este no era mi Poseidón.

—¿Por qué? — musité con dolor —Pro-prometiste que me cuidarías ¡que nunca me lastimarías! — sollocé y el abrió los ojos soltando su agarré —Mentiste— susurré.

—Hera...— musitó Helios viéndome con pena.

—Dime que no es verdad que Zeus tiene un hijo con una humana— clavé mis ojos en él dejando que mis lágrimas corrieran libremente por mis mejillas —Dime que no permitiste que tu hermano fuese expulsado del Olimpo por no aceptar el cubrir algo que sabían perfectamente que me lastimaría.., por defender hasta el final el amor que siempre dijo que me tenía— dije en un hilo de voz y este pareció flaquear.

—No tenía opción— murmuró —Era tu familia, tu bienestar o él—.

—¡Eres un maldito! — grité —Un maldito traidor— sollocé —¡Te odio! ¡No quiero que te acerques a mí nunca más! — desgarré mi garganta insultándole.

—¿Su bienestar o el de Zeus? —
Helios preguntó riéndose con incredulidad—¿Acaso creían que esto nunca se sabría? — gritó —Le han vuelto a romper en pedazos malditos imbéciles— se removió.

—¡Cierra la boca! No tienes nada que ver con esto— Poseidón elevó la voz haciendo que el agarré de agua se volviese más apretado. Helios gritó con dolor.

—¡Basta! — sollocé —No lo lastimes— susurré —Te lo ruego— mi voz se quebró.

—N-no ru-ruegues— Helios balbuceó entre dientes. Vi como sus venas comenzaban a marcarse en su cuello.

—¡Poseidón! — grité y este nos dejó caer al suelo. Me arrastré hacía Helios tomando su mano el cual tosía sosteniendo su abdomen. Le ayudé a ponerse de pie.

—Hera...— Poseidón murmuró.

—No quiero verte nunca más— dije —Ni a ti, ni a Zeus— él frunció el entrecejo —Rompí los lazos de nuestro matrimonio— murmuré entre dientes y este abrió los ojos incrédulo ante lo que hacía escuchado—Buscaré a Hades— él negó —Y después llevaré a mis hijos conmigo ¡lejos de todos ustedes! — escupí con desprecio.

—No voy a permitirlo— dio un paso al frente —No puedes solo dejarle sin más, no cuando esto no es solo más que un accidente que jamás debió de suceder— dijo —Te llevaré de regreso al Olimpo—.

Hera: La caída del sol y el rayo © Libro IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora