Cronos

206 14 6
                                    

Thanatos e Hypnos entraron al salón, dos soldados detrás de ellos trajeron a Cronos estos le dejaron caer al suelo de golpe. Mis pies dieron un paso más me abstuve de cometer la estupidez de ir por él, y mi padre se acercó a Zeus y a mí.

—Hypnos necesito que le dejes dormida— Zeus hizo un gesto con la cabeza apuntando a Leto.

—¿É-él está bien? — le pregunté a Thanatos con temor mientras veía a Cronos en el suelo sin movimiento alguno.

—Sí, Hypnos le ha dejado dormido— él respondió. Hypnos puso la mano sobre la cabeza de Leto quien cayó al suelo de golpe. Ares se tambaleó.

—Mi amor— me acerqué a él preocupada.

—Estoy bien— musitó suspirando. Al parecer su atributo consumía demasiada energía.

—Despierta a Cronos— Zeus ordenó. Hypnos caminó hasta él poniendo su mano sobre su cabeza. Cronos comenzó a moverse más las cadenas que le aprisionaban no permitían que lo hiciese con libertad.

—¿Puedo quedarme? — Ares musitó.

—Sí, mi amor— igualé su tono. El cuerpo de Ares se iluminó convirtiéndose en el pequeño pajarillo carmesí, posándose así en mi hombro.

—¿Y esta sorpresa a que se debe? — la ronca voz de Cronos se escuchó.

—¿El salvar a Hera y venir hasta aquí es parte de algún plan de tu madre? — Zeus preguntó tomándome por sorpresa ¿cómo no había pensado en eso?

—¿De qué hablas? — Cronos trató de levantarse hasta que lo consiguió sentándose sobre sus pantorrillas. Desvió su mirada hasta mi percatándose de mi presencia.

—Habla de una maldita vez o voy a regresarte al tártaro— Zeus dijo cabreado —¿Acaso estás fingiendo ser bueno para que bajemos la guardia contigo?—.

—No tengo ni una maldita idea de lo que hablas— negó cansado —Ya lo he dicho he venido aquí para pedirte que me quemes en el fuego del olimpo y para traer a mi hija de regreso con ustedes— me vio con tristeza.

—¡No es tu hija! — Thanatos se acercó dándole un puñetazo en el rostro.

—¡Papá no! — grité y Ares silbó revoloteando —Zeus— volteé hacía él suplicante.

—Thanatos tranquilízate— Zeus ordenó. Cronos escupió sangre.

—¿Acaso te lastimo el orgullo cada vez que te digo que es mi hija? — Cronos alzó el rostro con una sonrisa retadora en sus labios.

—Cierra la maldita boca— Thanatos alzó su puño dispuesto a golpearle una vez más. En un pestañeo me encontraba a su lado sosteniendo su brazo, para cuando reaccioné ya era demasiado tarde.

—Papá me siento mal— susurré sin saber que más decir —¿Vienes conmigo? — deslicé mi mano hasta la suya —Por favor— besé el dorso de esta. Entrelazó sus dedos a los míos halándome despacio hasta la salida.

—Cuida a tu padre— musité a mi hombro. Ares silbó volando hasta Zeus.

—Se porque lo hiciste— se detuvo después de un rato andando.

—Papá— él negó.

—Lo siento— me abrazó —Siempre hago la misma estupidez— besó mi cabeza.

—Te amo— musité —Tu eres mi padre y quiero que sepas que sin importar qué te amo y agradezco a los dioses que estés conmigo— suspiré apretándole más a mí —Pero necesito que me comprendas—.

—Lo sé— masculló —Sé que también le amas y odio que lo hagas, pero voy a respetar tus sentimientos— suspiró —Pero tienes que entenderme a mí también y a tu madre— tomó mis hombros alejándome de él —Mi amor no queremos que salgas lastimada mucho menos que sea él quien lo haga—.

Hera: La caída del sol y el rayo © Libro IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora