Pasó un mes desde la partida de Lisa y Jennie, según Jisoo todo estaba bien con ellas, Lisa había conseguido trabajo en una oficina de correos y Jennie como secretaria con un amigo de sus padres, en poco tiempo se habían adaptado perfectamente y su noviazgo se encontraba en buenas condiciones, los horarios accesibles de ambas hacían que por las tardes tuviesen el tiempo suficiente para mantener su relación estable.
Por su parte, no tenía control total de sus emociones, la medicina le hacía cometer tonterías, Rosé se ha mantenido a su lado hasta el último momento, podría decir que ha estado teniendo hacia la rubia algún tipo de sentimiento especial, pero ¿que valía aquello? ¿quién querría estar con una enferma como ella?
— ¡No tiene sentido! – gritó Jisoo sosteniendo con fuerza las mangas de su suéter. — Al menos yo no le veo sentido. – susurro acercándose a la orilla del techo. — Tienes que hacerlo, será lo mejor. – se repitió a si misma y cerró los ojos antes de saltar.
[...]
— Gracias, tenga buen día. – despidió Lisa al último cliente de ese día y con emoción corrió a por sus cosas.
Todo pintaba maravilloso para ellas, apenas llegaron al lugar lo recorrieron y como por alguna mágica razón obtuvieron empleos, le gustaba el suyo, era muchísimo más tranquilo que acomodar frutas y estar de allá para acá había tenido que adaptar un gimnasio improvisado en una de las tantas habitaciones en aquella enorme casa, amaba que Jennie la acompañase a ejercitarse aunque aquello terminase siempre en sesiones de besos o mimos de parte suyo para la Surcoreana, Lisa había estado luchando contra las inseguridades de la mayor, era un poco cansado pero odiaba ver cómo Jennie se perdía en la inseguridad y una de esas veces fue cuando la castaña paso a recogerla y la encontró charlando con una chica “linda” extrañamente aquello le hizo sentir a la más baja que probablemente no sería jamás como aquella tipa y que su novia la cambiaría en cualquier momento, cuando Lisa la miró de salir corriendo de la oficina de correos fue detrás suyo, se había prometido a si misma que jamás volvería al rostro de la mayor aquel pánico.
— ¡Jennie, he llegado a casa! – grito Lisa después de entrar.
— ¡Lili! – grito Jennie corriendo a ella cuando salió de la cocina. — Bienvenida a casa. – murmuró abrazándola por el cuello antes de besarle los labios.
“Bienvenida a casa” aquello le llenaba el alma cada vez que Jennie lo decía, esas palabras le hacían sentir que todo estaría bien, que por fin tenía un lugar seguro donde podría estar sin que nadie le hiciese sentir menos, un lugar donde podría gritar y ser ella misma sin miedo a que se rompiese una regla que terminaría en paliza, aquel lugar le hacía sentir libre, le hacía sentir como un hogar, un muy cálido y acogedor hogar a lado de la persona que ama.
— ¿Qué tal te fue? – pregunto Jennie casi arrastrando a la menor hacia la cocina.
— Fue tranquilo, también fue muy extraño. – respondió la ahora pelinegra siguiendo a su novia.
— ¿Qué sucedió? – pregunto curiosa la castaña mientras subía a la encimera, su cena aún no estaba del todo lista pero le gustaba mucho escuchar a la menor.
Jennie acercó a la tailandesa a su cuerpo hasta dejarla entre sus piernas prestandole suma atención mientras le acariciaba el cabello y rostro.
— Llegaron un par de chicas para poner como siete cartas a distintos lugares, Hawaii, Corea, Tailandia y LA. – contó la menor acariciando la cintura de su amada mientras permanecía entre sus piernas. — Una de ellas me contó que estaban de luna de miel y...
— ¿Eran guapas? – pregunto Jennie frunciendo el entrecejo y Lisa negó dejando un pequeño beso en su frente.
— Entonces estaban de luna de miel una de ellas era medico veterinario y la otra no sé bien, pero la rubia se perdió completamente cuando miro al gato que tenemos en la oficina, la otra estuvo contándome cosas mientras finalizaba el papeleo. – narro Lisa. — La rubia veterinario se llamaba Elisa y la otra Janis, fue lindo porque su historia nos recordó a nosotras dos. Janis le hizo daño a Elisa y después se enamoraron, también me contó que su esposa era una super genio por su condición, algo sobre autismo o Asperger. — Lisa se encogió de hombros. — Hubo tiempo para contarle sobre lo nuestro y dijo que no tuviésemos miedo, su esposa me aconsejó ser amable y paciente, también dijeron que no nos diéramos por vencidas y me desearon suerte. – murmuró emocionada y Jennie sonrió enternecida por la emoción de su novia.
— Eso parece muy lindo. – aseguró la mayor acariciándole el cabello. — Espero que hayas dicho gracias, Lili.
— Lo hice. – dijo Lisa asintiendo. — Elisa aconsejó ser buena persona incluso conmigo misma. No sé bien que quiso decir, pero fueron amables conmigo. – aseguró la menor.
— Mereces que todo el mundo sea amable contigo porque eres amable también. – aseguró Jennie tomándola por las mejillas para depositar un beso en sus labios.
— Te amo, Jennie. – murmuró Lisa sonriendo levemente antes de cerrar los ojos porque Jennie la beso de nuevo.
— Y yo te amo más. – aseguró la castaña. — ¿Ya pensaste que tomarás en la universidad? – pregunto la mayor y Lisa negó.
— No estoy segura, ¿Y tú? – pregunto la tailandesa y Jennie se encogió de hombros.
— La psicología me llama la atención, podría ayudar a muchas personas, también podría ser doctora o algo así. – comento Jennie antes de suspirar y Lisa asintió.
— Aún falta mucho tiempo para pensar lo que queremos hacer, así que solo relájate y después piensas en ello. – aseguró Lisa antes de besar los labios de Jennie una vez más.
Ambas estaban forjando su futuro, tenían claro que probablemente la vida las separaría en algún momento, pero ahora se apoyaban una a la otra para salir adelante. Se les había dado una última oportunidad para salir adelante y la estaban aprovechando al máximo, ambas se mantenían positivas y tranquilas a las cosas que viniesen ya fuera individualmente o juntas.
Con Jennie, Lisa descubrió que tal vez no estaba tan mal el haber nacido sin su consentimiento y que la vida no es tan dura cuando te mantienes positiva y luchando por ti mismo. Con Lisa, Jennie descubrió que no era necesario ser hostil e intimidar para lograr tener respeto, aprendió a amarse a sí misma y ver que en ella hay cosas buenas sin necesidad de favorecer y quedar bien con otro. Juntas estaban experimentando el amor y la esperanza de poder tener una vida nueva.

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Last Hope.
Fanfiction[canción: Last hope - Paramore] [Inicio: 06/Mayo/2020] [Finalizado: 14/11/2020]