XIII - Primeras señales

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Primeras señales

CAPITULO XIII

Salón principal, mansión Jeon

Povs Jungkook

La puerta del salón se abrió súbitamente y las miradas de todos los alfas se posaron sobre el cuerpo del omega perfecto que ingresó por ella.

Mi lobo se irguió furioso. El disgusto se transformó en manchas negras en mi visión. Mi omega olía a paraíso, era casi hipnótico, y todo se veía potenciado al ser uno de sus últimos días de celo.

A los jodidos alfas a mí alrededor se les hizo agua a la boca.

Jimin llevaba puesto uno de los pijamas de seda que Taehyung compró para él. La camisa le quedaba grande... se deslizaba hacia un costado dejando ver su delineada clavícula y hombro firme. La piel tan delicada que parecía romperse con una simple caricia y su cuello estaba decorado con una marca temporal que yo mismo me había tomado el atrevimiento de hacer.

Solar entró corriendo al salón detrás de él. Intentó tomarlo del brazo para sacarlo del peligroso nido de alfas, pero mi chico era desafiante, aun cuando no necesitaba serlo. Taehyung abandonó su lugar horrorizado y Namjoon se puso en alerta de inmediato. Si los instintos de mis invitados se volvían incontrolables esta reunión se transformaría en una tragedia.

Pero ninguno de mis socios se movió. Incluso Irene permaneció callada con la mirada sobre Jimin, que caminó despacio y sigiloso hacia mí, ignorando por completo al resto de alfas en la habitación.

— Jisoo, sácalo de aquí – murmuré por lo bajo. Los ojos de Jimin se abrieron. Relamió su labio inferior provocativo. Pude ver la garganta del joven Jung e incluso de Irene abultarse al tragar saliva – Taehyung, es peligroso...

Mí hermano actuó, invitando al resto de mis huéspedes a pasear por el amplio jardín de la mansión. Jimin no abandonaría el salón tan fácilmente y una escena sería lo último que quería lograr en aquella situación.

Namjoon se abrió paso y tomó a Irene por el hombro. Mi amiga seguía fascinada y con la boca abierta frente a la intromisión de Jimin en la sala.

Solar y Lalisa fueron las últimas en salir, encargándose de que cada uno de los alfas se fuera con ellas.

El rostro de Taehyung y de Irene no iba a ser borrado de mí cabeza jamás. Estaban asustados y curiosos, ambas cosas a la vez.

Jimin se acercó lo suficiente a mí, pero no tanto como para poder tomarlo. Suspiró profundo y acomodó sus cabellos rosados. Luego posó su mano sobre la herida de la marca temporal en su cuello. Mis colmillos decoraban su piel de manera exquisita. Tal vez estaba enojado por mí impulso al marcarlo, pero había sido la decisión más sensata al ser solo una marca temporal.

— ¿Estás buscando tu muerte? Meterte aquí... oliendo como una perra en celo entre tantos alfas. ¿Quieres joderme?

Jimin río y golpeó la mesa con los dedos. Mí insulto no parecía llegar a ninguna de sus fibras sensibles.

— Jimin, enserio, ¿Qué demonios quieres?

Golpeó la mesa nuevamente, pero esta vez continuó desabrochando uno a uno los botones de su pijama. Lo hizo tan rápido pero tan sensual que la sangre se amontonó en la cabeza de mi polla... sin necesidad de nada más.

— Me marcaste.

— Es temporal – respondí, mis ojos no se movieron ni un centímetro de su torso y piel blanquecina.

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